¿Has oído hablar de la planta pintalabios? Su nombre no es una exageración. Sus flores tubulares, de vivos colores, se asoman entre las hojas como si fueran barras de labios a punto de usarse.

Pero esta maravilla no solo es decorativa, también purifica el aire y se adapta estupendamente al hogar si le das un mínimo de cariño y humedad.

origen de La planta pintalabios

Originaria de las selvas tropicales de Asia y Oceanía, la Aeschynanthus pertenece a la familia de las Gesneriáceas.

En la naturaleza suele crecer como epífita, es decir, sobre otras plantas sin dañarlas, como las orquídeas. Pero también puede prosperar en macetas si reproduces bien las condiciones de su entorno original.

Una especie colgante tropical que no pasa desapercibida

La planta pintalabios es ideal para cultivar en cestas colgantes, desde las que deja caer sus tallos con elegancia.

Sus brotes pueden alcanzar los 60 cm y están cubiertos por hojas ovaladas y verdes, a menudo con dibujos o reflejos diferentes según la variedad. En algunas, las hojas tienen un tacto aterciopelado, en otras, están recubiertas por una cera natural que les da brillo.

Planta pintalabios Aeschynanthus
iStock

Las flores, de color rojo, anaranjado o amarillo, emergen como pinceladas vibrantes entre el follaje. Su forma tubular recuerda tanto a un pintalabios que nadie duda del origen de su nombre.

Aunque florece sobre todo de junio a septiembre, algunas especies pueden dar flores hasta el invierno si se sienten cómodas en su ubicación.

Variedades que conquistan por su aspecto y resistencia

Entre las especies más cultivadas de Aeschynanthus, destacan:

  • Aeschynanthus radicans: primero crece erguida, luego sus brotes se curvan hacia abajo. Las hojas ovaladas son de verde oscuro y las flores, rojas con rayas blanco cremoso. Es muy común como planta de interior.
  • Aeschynanthus marmoratus: con hojas jaspeadas de varios tonos de verde por arriba y marrón violáceo por debajo. Las flores son de color verde anaranjado. Resulta muy decorativa por su follaje. 
  • Aeschynanthus speciosus: forma racimos de flores grandes en tonos rojo escarlata, amarillo y negro. Los brotes que cuelgan hasta 60 cm. Es una de las más llamativas.
  • Aeschynanthus lobbianus: posee hojas verdes con borde morado y flores púrpura oscuro que aparecen durante meses. Los brotes pueden alcanzar los 60 cm. 
  • Aeschynanthus japhrolepis: alcanza hasta 120 cm de longitud. Posee hojas finas y flores de un rojo anaranjado muy vivo.

Mejor Ubicación, luz y temperatura

Si quieres que tu planta pintalabios luzca en todo su esplendor, colócala en un lugar luminoso pero sin sol directo.

Una cesta colgante en un baño bien iluminado o cerca de una ventana con cortina puede ser ideal. Las temperaturas ideales oscilan entre los 20 y 25 °C y agradece una humedad ambiental alta.

Planta pintalabios Aeschynanthus radicans
iStock

A la planta pintalabios no le gusta que la muevas de sitio. Cambiarla de lugar o trasplantarla durante la floración suele provocar la caída de los brotes. Una vez encuentres su sitio ideal, déjala tranquila y ella se encargará del resto.

Consejos de riego y sustrato

Plántala en una mezcla ligera de tierra para cactus o para macetas con perlita o gránulos de arcilla en el fondo que evitan el encharcamiento. Al regar, usa agua tibia filtrada, a unos 20-24 °C. No le va bien el agua fría ni tampoco la sequedad.

La clave está en mantener el sustrato húmedo, pero no empapado. Riégala cuando notes que los primeros dos centímetros de tierra estén secos. Si ves que las hojas se arrugan o pierden color, puede estar recibiendo demasiada o muy poca agua.

Puedes abonarla cada dos o tres semanas en primavera y verano con un fertilizante líquido suave. No necesita grandes cantidades, pero un pequeño empujón le ayudará a mantener su floración.

Multiplica tu planta pintalabios en casa

¿Te gustaría tener más o regalar alguna? La planta pintalabios se puede reproducir fácilmente por esquejes.

Toma uno al final de la primavera o principios de verano y plántalo en tierra húmeda para macetas. Colócalo en un lugar cálido y luminoso, y mantenlo húmedo. En pocas semanas, verás cómo empiezan a salir raíces.

También puedes enraizar los esquejes en agua, aunque muchos jardineros prefieren hacerlo directamente en tierra para evitar que las raíces se debiliten al trasplantar.

Atención con las plagas y los cambios bruscos

Aunque no es la planta más exigente del mundo, tampoco es la más sencilla. Si el ambiente está demasiado seco, puede sufrir ataques de trips, ácaros o pulgones.

Además, los cambios de temperatura o humedad pueden hacer que pierda flores de una forma muy repentina.

La buena noticia es que si la mantienes en su sitio, le das la humedad que necesita y la riegas con cuidado, te recompensará con meses de floración intensa y un aspecto tropical que alegra cualquier estancia.

Si te ha interesado este artículo y te gustaría recibir más sobre estilo de vida saludable, únete al canal de WhatsApp de Cuerpomente.