La regla del 80/20, inspirada en el Principio de Pareto, propone ocupar solo el 80% del espacio disponible y dejar libre el 20%. Esta sencilla pauta puede aplicarse desde el cajón de los cubiertos hasta el armario del dormitorio, pasando por el mobiliario de la sala de estar.
Cristina Muñoz, experta en orden, defiende este enfoque como herramienta para combatir el desorden y superar el miedo al vacío.
Más allá del orden físico, se trata también de soltar lo que no necesitamos para que entre lo nuevo.
Te contamos cómo aplicarlo y qué beneficios tiene para tu hogar y para ti.
La regla 80/20: simplicidad para transformarte
El economista italiano Vilfredo Pareto dijo a finales del siglo XIX que el 80% de los resultados se consiguen con el 20% de los esfuerzos. Es un principio que tiene aplicaciones en muchos ámbitos y se puede llevar también a la decoración.
Para la experta en orden Cristina Muñoz, se trata de dejar al menos un 20% de espacio vacío y ocupar solo el 80%. Aunque pueda parecer poco, ese margen de aire aporta una gran diferencia en cómo percibimos nuestro entorno.
más orden... y bienestar
Esta regla puede aplicarse en todos los espacios de la casa, desde un cajón hasta un armario completo. Con ella, mejoramos el orden y también la sensación de calma.
No es simplemente estética, este enfoque mejora la funcionalidad. Cuanto menos abarrotado esté un espacio, más fácil será mantenerlo organizado, encontrar y devolver las cosas a su sitio.
Así, evitamos rebuscar entre pilas de objetos y ganamos claridad mental. Lo que parece espacio desperdiciado es, en realidad, una estrategia para el bienestar.
Una ayuda para acumular menos
La regla 20/80 también se puede aplicar al número de objetos que tienes en casa. Seguramente, el 80 % no son necesarios o estorban. Deberíamos centrarnos en ese 20% de objetos que realmente usamos. Si el 80% de la ropa que tenemos solo nos la ponemos el 20% del tiempo, ¿para qué acumular tanto?
Horror vacui: la tentación de llenarlo todo
El llamado horror vacui, muy conocido en el arte y el diseño, describe ese impulso de llenar cualquier espacio vacío.
El miedo a los espacios vacíos nos lleva muchas veces a saturarlo todo. Nos parece que una mesa sin decoración está “triste” o que una estantería vacía está “desaprovechada”. Sin embargo, en esa ligereza está la clave del bienestar. El vacío no tiene por qué dar miedo, puede ser un refugio.
En casa, nos pasa cuando sentimos que debemos colocar jarrones, cuadros, velas o cualquier cosa con tal de no ver una superficie desnuda. Pero llenar por llenar es muy contraproducente, porque el espacio vacío también es valioso y necesario.
Una mesa despejada puede ser más funcional y relajante que una llena de adornos. Un salón con muebles mínimos transmite más paz que uno recargado.
Romper con el horror vacui no significa vivir en la escasez, sino valorar el equilibrio. Como decía el sabio taoísta Lao Tsé, “lo que da valor a una taza es el espacio vacío interior".
Seleccionar, no solo descartar
El primer paso para aplicar la regla del 80/20 es revisar lo que tenemos y elegir con conciencia. Cristina Muñoz recomienda hablar de “selección” en lugar de “descarte”, porque eliminar suena agresivo y bloquea el proceso.
Es más efectivo preguntarse: “¿Esto lo necesito hoy?”, “¿lo uso?”, “¿me aporta algo?”. Este ejercicio requiere honestidad. A veces conservamos cosas por apego emocional, por nostalgia o por culpa.
Pero si lo hacemos de forma reflexiva, ganamos madurez en nuestras decisiones. Aprender a dejar ir es también aprender a valorar más lo que decidimos conservar.
Ventajas del espacio vacío
Los espacios despejados tienen múltiples beneficios. No solo hacen que la limpieza sea más sencilla, sino que permiten que el entorno respire.
Al dejar sitio para lo nuevo, liberamos carga física y mental. Ese 20% vacío no es hueco perdido, sino apertura a lo que necesitamos hoy.
Además, reducimos el llamado "ruido visual", que genera estrés sin que lo notemos. Un entorno ordenado, sin exceso de estímulos, favorece la concentración, la creatividad y el descanso. Vivir con menos es una forma de libertad, no una renuncia.
Un hogar en equilibrio
El espacio tiene tanto valor como las cosas que contiene. Y muchas veces, más. Respetar ese equilibrio nos lleva a una vida más ligera, serena y auténtica.
No se trata de contar objetos ni de seguir reglas estrictas, sino de encontrar la proporción que nos haga sentir bien.
Con la regla del 80/20 estamos creando una casa donde fluye la energía, donde hay espacio para moverse, pensar y respirar. Como decía Hideko Yamashita: “Tu vida debe ser como un río, cuyo cauce siempre fluye”.
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