Seguro que conoces a alguien que se siente más joven de lo que es en realidad. O que ve a quienes comparten fecha en el DNI más mayores que ellos mismos. Y si no conoces a nadie así, es muy probable que esa persona seas tú misma. La pregunta es, ¿por qué sucede esto? ¿De verdad es que eres más joven o te está engañando la autopercepción?
Hemos preguntado a la psicóloga Leticia Martín Enjuto, y tenemos conclusiones. Aunque no tiene por qué ser preocupante, es posible que esta percepción alterada tenga que ver con el edadismo.
¿Cómo te percibes?
La forma en la que nos percibimos puede verse afectada por diferentes factores psicológicos, nos explica Leticia Martín Enjuto. Entre ellos destaca la “actitud con la que enfrentamos el envejecimiento”.
Si vemos el envejecimiento de forma negativa, continua la psicóloga, es muy probable que sintamos ansiedad por envejecer, y esto, a su vez, puede producir “una sensación desajustada sobre el envejecimiento y cierta mayor tasa de deterioro cognitivo”.
Frente a este miedo, hay quienes se protegen de esta percepción de envejecimiento con lo que la psicología llama midorexia, “la resistencia a aceptar el paso del tiempo”, asegura la experta. Esto puede hacer que nos comportemos como si fuéramos más jóvenes de lo que somos en realidad, que incluso usemos ropa o llevemos un estilo de vida más juvenil, “lo que termina por proteger la percepción subjetiva de la juventud”.
El miedo a la muerte
Hay casos en los que sí, es posible que por tu genética o estilo de vida aparentes menos años de los que tienes, o percibas a los de tu edad como más desmejorados. Pero en muchos casos, nos explica la psicóloga, este error de percepción viene dado por la ansiedad que nos produce envejecer.
Y esa ansiedad tiene su origen, en muchos casos, en el miedo a la muerte. “La percepción de una edad subjetiva menor”, asegura la experta, “puede actuar como un mecanismo de defensa psicológico que busca mitigar el miedo al envejecimiento”.
Otros detalles que pueden influir en esta fobia a envejecer y esta brecha en la autopercepción pueden tener relación con el entorno social o cultural, ya que estos, nos explica Martín Enjuto, “juegan un papel decisivo” en nuestras vidas.
“Contar con un apoyo social adecuado y creencias que proyectan en los demás una visión positiva hacia nosotros”, continua la psicóloga, “son factores que influyen de forma positiva en la comparación que hacemos con tercero”.
Es decir, que cuanto más protegidas nos sintamos en nuestro entorno, más favorable será la proyección de nosotras mismas que hacemos sobre los demás. O lo que es lo mismo, más fácil nos resultará aceptar nuestro propio proceso, nuestra edad y nuestros cambios.
Mantener la mente joven
Más allá del miedo al envejecimiento, hay otras posibles explicaciones para estos eternos jóvenes, en especial cuando escuchamos hablar de personas que aseguran ser “jóvenes de alma” o “jóvenes de mente”. Si eres de esas, tranquila, porque no tiene nada de malo.
“Sentirse ‘joven de mente’”, nos explica Martín Enjuto, “implica mantener una mentalidad abierta, flexible y ciertamente curiosa, con apertura a nueva experiencias y características asociadas a la edad temprana”. Es algo así como “un modo en el que el cerebro trata de adaptarse y aprender”, algo muy ligado a la resiliencia emocional, que según la psicóloga, “reduce el riesgo de deterioro y rema a favor de esta ‘mente joven’”.
De hecho, esto de ser “joven de alma” tiene incluso una explicación física. Según nos explica la experta, “el sistema reticular, próximo al tallo encefálico, tiene mucho que ver con esto. Concretamente, con ver oportunidades y percatarse de aquellos puntos que van en consonancia con nuestra visión”. Es lo que hace, por ejemplo, que cuando estamos embarazadas veamos más embarazadas, o que cuando queremos un coche rojo, veamos más coches rojos por la calle. Es, explica Martín Enjuto, “una manera de atraer aquello que sentimos, con base biológica, más allá del mero dicho”.
La eterna juventud percibida
“La edad que sentimos no siempre coincide con la que marca nuestro documento de identidad”, asegura la psicóloga a la que hemos consultado. Y en este aspecto, continua, “la influencia de las personas y de los grupos que nos rodean, puede cambiar la forma en que percibimos nuestra propia edad”.
Lo que dice la psicóloga es importante, porque podría ser algo así como una verdadera fórmula de la eterna juventud. “Si estamos en un entorno donde la mayoría de la gente es activa y cuida de su salud”, nos explica, “es fácil que asociemos la edad con energía y vitalidad”.
Esto puede ser clave para nuestra propia percepción, dado que “nos motiva a adoptar hábitos que refuercen esa imagen positiva de nosotros mismos”. Por el contrario, nos advierte la psicóloga, “si pasamos mucho tiempo en ambientes donde se considera normal que el cuerpo se deteriore antes de tiempo, es probable que empecemos a vernos a nosotros mismos de esa manera”. De hecho, continúa, es posible, incluso, que asumamos “actitudes más pasivas” o nos sintamos más limitados, “aunque nuestra edad real no lo justifique”.
Puede que, en ese caso, que veas a las personas de tu edad más mayores sea una alerta de tu mente de que es hora de cambiar de círculos. Porque, como demuestra la ciencia y verifica la experta, las relaciones personales pueden influir en nuestra edad percibida y real mucho más de lo que imaginamos.
Si te ha interesado este artículo y te gustaría recibir más sobre estilo de vida saludable, únete al canal de WhatsApp de Cuerpomente.