A prácticamente todas las personas nos afecta negativamente el desorden y muchas se quedan paralizadas ante él. Puedes convencerte de que no sabes ordenar o de que no tienes tiempo para dedicárselo a la casa. Algunas dedican todo un fin de semana a ordenar para luego, poco a poco, volver al desorden inicial. Para salir de este atolladero, nada como los consejos de una reconocida profesional del orden.
"Creo firmemente que, cuando detectamos que algo no está funcionando en nuestra vida o en nuestro hogar en términos de orden, lo primero que debemos hacer no es actuar impulsivamente, sino parar", explica María Leániz, organizadora profesional a la revista Cuerpomente.
"No se trata solo de organizar, sino de transformar tu espacio y tu mentalidad"
La falta de orden no es una cuestión sin importancia. De hecho, reflexionar sobre la deficiencia de organización te debería llevar a plantearte cuestiones trascendentales como "¿cuáles son mis prioridades y valores?", "¿qué aspectos de mi entorno me generan malestar?", "¿qué necesito soltar o transformar para sentirme mejor?", afirma Leániz.
A partir de ese ejercicio de toma de conciencia, todo empieza a fluir de manera más natural. El orden, entonces, deja de ser una obligación o una tarea pendiente y se convierte en una herramienta para alinear nuestro espacio con nuestra vida. Por el contrario, nos limitamos a ordenar un poco cuando nos abruma el desorden y nuestras prioridades no cambian, el desorden volverá.
Por lo tanto, María Leániz concluye que "cambiar la mirada es el primer paso para construir un entorno que de verdad nos sostenga y nos inspire". De hecho, "el orden verdadero va mucho más allá: es una herramienta poderosa de transformación personal".
Organízate desde la conciencia
"Cuando organizamos desde la conciencia, no solo despejamos espacios físicos, también nos liberamos de cargas emocionales, tomamos decisiones con más claridad y nos reconectamos con lo que realmente importa. El orden consciente tiene el poder de transformar nuestro hogar en un refugio que nos cuida y nos representa, y nuestra mente en un espacio más sereno y enfocado".
María Leániz ofrece tres consejos profesionales:
- Antes de ordenar, pregúntate ¿para qué quiero hacerlo?
Busca más allá del objetivo inmediato, define tu propósito: ¿buscas más calma, claridad, funcionalidad, belleza, aligerar tus espacios? Esto marcará los siguientes pasos y hará que el proceso tenga sentido y sea fácil de sostener en el tiempo.
- Deshazte de lo que ya no encaja con la persona que eres hoy. Muchas veces conservamos objetos por inercia o por lealtad a una etapa pasada. Revisa con cariño y sinceridad si tus pertenencias acompañan tu momento actual o si te están anclando. Soy una convencida de que se vive mejor con menos. Pero los apegos nos atan y nos obligan a cargar con un exceso de objetos materiales que nos agota: cosas que hay que limpiar, ordenar, reparar, guardar, clasificar o buscar constantemente. Soltar es, en el fondo, una forma de aligerar la vida.
- Crea rutinas de orden que te conecten contigo mismo. No todos somos iguales ni tenemos la misma necesidad de orden. Y no debemos nunca mirarnos en el espejo de otro. Porque cada uno tiene un pasado, una educación, una personalidad, unos recursos y un estilo de vida, entre otros aspectos diferenciales. En materia de orden, no se trata de ser perfecto, sino constante. Un pequeño hábito diario, como despejar una superficie antes de dormir o dar una pensada a cada cosa nueva que entra en casa para saber si lo vamos a usar realmente y cuál va a ser su lugar, puede tener un gran impacto a largo plazo. Cambia tu mentalidad hacia el orden: deja de verlo como una obligación pesada o una tarea interminable, y empieza a verlo como una fuente de calma interior y equilibrio personal.
"No es desorden, es acumulación de decisiones postergadas"
Tenemos que reconocerlo. El desorden es siempre fruto de la procrastinación. Lo dejamos para mañana, siempre hay algo más importante que hacer, pero no es así. Como explica, Leániz, "el desorden no aparece de un día para otro. Suele ser el resultado de muchas pequeñas decisiones que no tomamos: qué hacer con ese objeto que ya no usamos, dónde guardar ese regalo que no nos convence, si tiramos esos papeles o los dejamos 'por si acaso'".
"Cuando posponemos, lo que evitamos afuera también pesa por dentro. En cambio, cada objeto en su sitio representa una decisión tomada y eso, en sí mismo, es liberador", añade.
Piénsalo bien antes de meter algo más en tu casa
Cada objeto que entra en casa merece un pequeño momento de consciencia. Si no lo hacemos, se convierte en una decisión postergada… y ese aplazamiento es precisamente lo que va generando el desorden. La clave está en pararse unos segundos, observar y actuar. No se trata de grandes limpiezas, sino de microdecisiones diarias que, sumadas, marcan la diferencia.
De nuevo, María Leániz tiene 3 consejos esenciales para evitar la postergación:
- Detente:
No lo dejes para luego. En el momento en que algo entra o reaparece en tus manos, haz una pausa consciente: obsérvalo, tócalo, pregúntate qué lugar tiene en tu vida.
- Decide:
Pregúntate: ¿lo necesito?, ¿me gusta?, ¿lo voy a usar?, ¿encaja con mi estilo de vida actual? Si la respuesta es no, considera donarlo, reciclarlo o no aceptarlo desde el principio.
- Ubica:
Si decides quedártelo, dale un lugar claro y lógico. Todo lo que se queda, necesita “su casa”. Solo así evitamos que lo útil se convierta en ruido visual o emocional.
Crea sistemas para ponértelo más fácil
Muchas veces el desorden no se debe a que tengamos demasiadas cosas o seamos desorganizados, sino a que no hemos creado sistemas claros que nos ayuden a mantener el orden sin un esfuerzo constante. Un sistema es una solución práctica, repetible y adaptada a tu estilo de vida.
Por ejemplo, fíjate en lo que te irrita a diario. "Si cada vez que cambias la basura tienes que ir al cuarto de la plancha a por bolsas, y eso te da pereza, lo más probable es que acabes usando cualquier bolsa. ¿La solución? Crear un sistema: guarda las bolsas de repuesto en la cocina, cerca del cubo, en una caja etiquetada para cada tipo de reciclaje", nos dice Leániz.
"El orden es el comienzo de un espacio lleno de posibilidades"
"El orden es siempre una oportunidad para el cambio. Lo veo a diario con mis clientas y clientes. Cuando salgo de una casa de la que hemos drenado lo que sobra, hemos redistribuido los espacios, asignado un lugar a cada cosa, ordenado, doblado, colgado y etiquetado, la persona se siente por un momento en paz consigo misma, más segura que nunca, con la sensación de tener el control y motivada a seguir mejorando cosas en su vida. Es real y lo veo a diario", asegura.
Según la organizadora personal, "el orden impulsa las ganas de ser tu mejor versión. Y de ahí solo pueden venir cosas buenas". Ordenar el escritorio y eliminar el papeleo innecesario puede aumentar tu productividad y darte claridad para tomar decisiones importantes en tu carrera. Al organizar tu armario y deshacerte de ropa que ya no usas, creas espacio para nuevas posibilidades y mejoras tu confianza personal. Poner orden en tu entorno puede ayudarte a reducir la ansiedad y a organizar tus pensamientos, lo que facilita tomar decisiones y mejorar tu estado emocional.
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