Sé sincera, ¿cuántas veces al día dudas de ti misma? ¿Cuántas veces te llega una gran idea a la cabeza y, acto seguido, te descubres sintiéndote incapaz de conseguir hacer lo que te propones? ¿Cuántas veces te autosaboteas antes de intentarlo? Dudamos tantas veces de nosotras mismas que casi parece inevitable. Y la duda crónica comienza a erosionar nuestra energía, toma el control de nuestras decisiones y nos aleja de la felicidad. Porque lo cierto es que la confianza en nuestras propias capacidades es una de las claves más poderosas del bienestar emocional, y del éxito personal.

Esta fue precisamente una de las grandes aportaciones del psicólogo canadiense Albert Bandura (1925-2021), considerado uno de los padres de la psicología moderna. Bandura se alejó del rígido enfoque conductista para proponer una visión más esperanzadora del ser humano: Podemos aprender, transformarnos y superarnos. Pero para lograrlo, lo más importante es creer que somos capaces de hacerlo.

El poder de creer en uno mismo

El concepto de la autoeficacia, introducido por Bandura, es uno de los pilares esenciales de su trabajo. Y no es otra cosa que la confianza en nuestra capacidad para organizar y ejecutar las acciones necesarias para resolver diferentes situaciones. No se trata de pensar que todo va a salir perfecto, sino de saber que, pase lo que pase, podremos afrontarlo.

Esta creencia interna, que a veces parece tan frágil, influye en casi todo lo que hacemos. En cómo nos enfrentamos a los desafíos, en si nos atrevemos o no a perseguir nuestros sueños, en cómo nos recuperamos del fracaso, en si conseguimos lo que nos proponemos. Porque como dijo Bandura, “confiar en ti mismo no garantiza el éxito. Pero no hacerlo, garantiza el fracaso”.

No creer en tus propias capacidades puede hacer que, en el peor de los casos, ni siquiera lo intentes. Y en el peor, que lo hagas con miedo, con prisas, con agobio, con culpa. Con emociones que no te ayudarán a dar lo mejor de ti. En cambio, si te animas a creer en ti misma y dejas abierta la puerta a las posibilidades, las probabilidades de crecer y aprender son absolutas.

 

Aprendemos observando: la teoría del aprendizaje social

Una de las grandes novedades que Bandura introdujo en el campo de la psicología moderna, y que casa con esta idea de confiar en nuestras capacidades, es la teoría del aprendizaje social. Y es que, por primera vez en la historia, este psicólogo canadiense puso sobre la mesa un factor ignorado. ¿Y si aprendemos mejor en ambientes socialmente agradables que en espacios que nos asustan o nos hacen sentir inseguros?

Puede sonar simple, pero fue esencial para la psicología del aprendizaje. Venía a decir, “no aprendemos solo por ensayo y error, sino también observando a los demás”. Lo llamó aprendizaje vicario o modelado.

Y te estarás preguntando, ¿qué tiene esto que ver con la autoeficacia y la confianza en una misma? El problema es que, cuando no confiamos en nuestras propias capacidades, nos cerramos. Nos replegamos sobre nosotros mismos. Y, por tanto, nuestras posibilidades de aprender disminuyen.

En cambio, explica Bandura, “si confías en tus capacidades, el mundo se abre completamente”. De esa forma, la confianza personal nos permite relacionarnos, y, por tanto, aprender, haciendo que veamos oportunidades donde antes solo veíamos amenazadas.

Vivir con lo que se tiene

La falta de confianza puede venir, en ocasiones, de la idea de no tener las herramientas o las características necesarias para el éxito. Sin embargo, Bandura defendía que “la felicidad no consiste en tener mucho, sino en saber vivir con lo que se tiene”.

Es decir, no necesitas tener todas las cartas a tu favor. No necesitas los mejores estudios, las mejores herramientas, las mejores redes de contacto ni las mejores circunstancias para que se dé el éxito. Basta con que sepas analizar cuáles son tus cartas, para jugarlas bien y conseguir lo que te propongas, ya sea ser feliz, conseguir un puesto de trabajo o cumplir un sueño.

La clave está en no resignarse, sino reconciliarse con las circunstancias. Dejar de compararse y reconocer que la vida plena no comienza cuando todo está resuelto, sino cuando aprendemos a valorarnos tal como somos, con nuestras luces y nuestras sombras.

Recuperar la confianza en nosotras mismas

Si no confías en ti misma, estás perdida. Así que ha llegado el momento de recuperar la autoconfianza y, sí, la autoeficacia. Eres capaz de mucho más de lo que imaginas, y para empezar a creértelo, puedes poner en práctica estos tres sencillos ejercicios:

  • Recuerda un logro del pasado. Detente un momento y piensa en algo que hayas conseguido y de lo que te sientas orgullosa. O una sensación complicada de la que saliste, contra todo pronóstico. Puedo ser una decisión difícil, un momento de valentía, un paso que te costó dar. Atesora ese recuerdo, es una prueba de tu capacidad.
  • Haz algo que te dé miedo. La autoeficacia aumenta con la acción. No se necesitan grandes gestas, basta con atreverte a decir lo que piensas en voz alta, a poner un límite, a pedir lo que necesitas.
  • Rodéate de buenos modelos. Observa a personas que te inspiren. Pero no para compararte, sino para aprender. Ver a alguien confiar en sí mismo puede ayudarte a confiar también tus propias capacidades.

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