El huevo es mi comodín para las cenas. Aparte de contener proteínas de alto valor biológico, lo que más me gusta de él es su versatilidad: lo cocines como lo cocines, está delicioso. Así, puedes hacerlo en tortilla, en plan rollito, pasado por agua, revuelto, al plato y, por supuesto, cocido. El huevo duro es perfecto para completar ensaladas, hacer vinagretas y la opción estrella con la que te quedará un plato redondo y supercompleto: rellenarlos.

Hace unos días te contaba que cuando quiero darles un toque intenso y refrescante, les añado gambas o langostinos. ¡Nunca fallan! Hoy te cuento cuál es otro de esos ingredientes con los que puedes reinventar este plato agregándoles sabor y una textura cremosa que es una auténtica delicia. Y no, no se trata de algo raro, no asequible, caro o demasiado innovador, más bien todo lo contrario y que puedes hacer con un simple bote de garbanzos cocidos.

Huevos rellenos con hummus

Te confieso que tardé en preparar el humus en casa. A menudo lo compraba en el supermercado porque además de nutritivo y saciante, me sacaba de un apuro a cualquier hora del día. Un buen día me animé a hacerlo casero y la verdad es que fue todo un éxito porque es lo más sencillo que hay. ¿Sabes cuándo es muy práctico? Esas veces que abres un bote de garbanzos cocidos para hacer una ensalada completísima como plato único y te sobran unos cuantos con los que no sabes muy bien qué hacer.

Humus de zanahoria

Puedes rellenarlos con humus clásico o de sabores, como este de zanahoria.

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Pues aquí tienes la solución: haz tu propio paté de garbanzos y mézclalo con las yemas de los huevos cocidos. Está riquísimo, no tiene ninguna complicación y mejorará tu cena en todos los sentidos. Puedes acompañarlo de brotes verdes o tomate en rodajas para hacerlo más refrescante.

Ingredientes

Modo de elaboración

Si te gusta innovar, te animo a que pruebes el hummus con otros sabores. Tan fácil como añadirle remolacha, aguacate, pimiento rojo, edamame o aceitunas negras. Si asas antes la remolacha y el pimiento, te quedará un exquisito sabor ligeramente ahumado.

  1. Tritura los garbanzos con un chorrito de aceite, una pizca de comino, tahini, un pelín de ajo y zumo de limón. Si te queda muy espeso agrega algo más de líquido hasta que esté a tu gusto, ya sea zumo, aceite o incluso agua.
  2. Dispón los huevos en una cazuela y vierte agua fría hasta que queden totalmente cubiertos. Cuece 10 minutos desde que el agua rompa a hervir. Pásalos enseguida por agua fría para refrescarlos y parar la cocción.  Si te pasas de tiempo la yema quedará verde.
  3. Pela los huevos con cuidado para que no se rompan las claras. Córtalos por la mitad a lo largo y saca las yemas. Mézclalas en un bol con las yemas para obtener una pasta cremosa. Te resultará más fácil si lo haces con  un tenedor.
  4. Rellena las claras con la preparación. Puedes hacerlo con una cucharilla o con una manga pastelera para darle una forma bonita. Espolvorea pimentón y decora con perejil, cilantro o cebollino. 

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