Vas con el coche, te encuentras en un cruce, en una incorporación o en una rotonda con alguien esperando a pasar, y… Te paras. ¿Eres una criatura mitológica? Es posible. Pero lo eres aún más si, cuando te dejan pasar, levantas las manos y agradeces el gesto. ¡Esto parece casi inimaginable!
Sin embargo, la amabilidad en la carretera sigue existiendo, no es un mito. No es una leyenda. Y quienes se ven inmersos en este tipo de comportamientos suelen tener en común algunos rasgos que la psicología destaca de su personalidad. Si eres una de esas raras avis que ceden el paso y agradece cuando se lo ceden, esto te interesa.
Son personas agradecidas
Parece redundante decirlo, pero es así. Las personas que dan las gracias cuando les dejan pasar, o que ceden el paso cuando otro lo necesita, están agradecidas con los demás. Con la vida, incluso. Porque cuando el mundo va a toda velocidad, con la prisa siempre en el asiento de atrás, deciden ser amables.
La amabilidad y el agradecimiento van de la mano. No podemos ser amables si pensamos que los semáforos solo se ponen en rojo para nosotros. En cambio, cuando sabes que la suerte te sonríe, cuando das gracias por lo que tienes, puedes pensar en los demás.
Y lo haces dejando pasar a un peatón, cediendo el paso a un conductor angustiado o levantando la mano como gesto de agradecimiento a quien te deja pasar. Estos gestos revelan la capacidad de notar a los demás, de percibirlos, y de mostrarnos agradecidos tanto con nuestro entorno como con quienes nos rodean.
Respetan a los demás
La carretera no es tuya. El mundo tampoco. Por eso, respetar las normas y ser amables con los demás es un signo claro de que eres una persona respetuosa con los demás.
Muchas veces, cuando vamos al volante, sentimos que cada segundo cuenta. Llegamos tarde al colegio de los niños, a una reunión del trabajo, a un café con una amiga. Vamos siempre tarde, siempre con el agua al cuello. Y en esas situaciones, cuando alguien te deja pasar, el alivio que sientes es inmenso.
La pregunta es… ¿cómo reaccionas a continuación? ¿Pasas sin más, o le devuelves el gesto levantando la mano? No es solo gratitud, es respeto. Es decir, “respeto lo que has hecho, no lo doy por sentado”. Porque, incluso en medio de las prisas, no debemos olvidar que quien nos cede el paso quizá también va corriendo, pero ha decidido parar por nosotros.
Tienen buenas habilidades sociales
En esta era de comunicación digital lo personal está en detrimento. Es más fácil dar un “like” que dar las gracias. Y por eso, las personas que siguen usando el clásico gesto de levantar la mano en agradecimiento se revelan con seres expresivos y comunicativos. Porque a veces, las señales más poderosas son las que enviamos sin palabras.
Saludar para dar las gracias es una forma de lenguaje no verbal, una manera de dejar claro que sabes que al otro lado del parabrisas hay una persona, no un robot. Y te interesa hacerle llegar un mensaje: te agradezco lo que has hecho por mí.
Están atentos
En este mundo tan acelerado es fácil que se te pasen las horas sin enterarte. Llegas a la cama por la noche y te preguntas… ¿Qué he hecho en todo el día? Por eso, quienes dan las gracias, dejan pasar a los peatones o ceden el paso a otro conductor son auténticos revolucionarios: se niegan a vivir desconectados, están atentos a lo que sucede a su alrededor.
En caso contrario, no te darías cuenta de que otra persona ha parado de ti, o de que alguien necesita que pares. Irías a toda velocidad, como solemos hacer, con el piloto automático, sin pensar en nada más que en nosotros mismos.
Pero no, si te aseguras de levantar las manos para dar las gracias es porque estás atento a los detalles. Te importa lo que haces y cómo lo haces.
Tienen una gran empatía
Para acabar, tanto ceder el paso a otra persona como darle las gracias por hacerlo, demuestra que sabes ponerte en los zapatos del otro. Ves al peatón que espera al sol, y no solo recuerdas que la normativa te obliga a parar, sino que te escandalizas cuando otros no lo hacen. Sientes el calor del otro, te molesta que no lo respeten. O ves a un conductor que espera su momento para incorporarse y no lo dudas ni un segundo. A ti te gustaría que alguien parara, así que lo haces.
También sucede con ese gesto tan simple de levantar la mano. A ti te gusta que te den las gracias, así que tú se la das a los demás. Esto revela que eres una persona muy empática, que sabe ponerse en la piel de los demás y da el paso para estar a la altura.
Si te ha interesado este artículo y te gustaría recibir más sobre estilo de vida saludable, únete al canal de WhatsApp de Cuerpomente.