Los niños pequeños no pueden diferenciar muy bien entre los sueños, la ficción y la realidad. Las historias, los chistes y las tramas de los programas de televisión son para ellos parte de la realidad.
¿Qué provoca las pesadillas en los niños?
Los sueños son un paso importante en el desarrollo y sirven para procesar experiencias y sentimientos diarios como el miedo, la ira y la impotencia.
Es normal que las situaciones nuevas les provoquen inquietud y, por la noche, pesadillas. En los niños, las emociones y los sueños son más intensos que en los adultos porque aún no tienen experiencia y herramientas para enfrentarse conscientemente al miedo o la incertidumbre.
Las tensiones familiares, los problemas escolares, los conflictos con los compañeros, el cansancio, las enfermedades o los medicamentos pueden favorecer las pesadillas. A la lista de causas se puede agregar el exceso de azúcares añadidos en la alimentación, la falta de ejercicio al aire libre o pasar demasiado tiempo delante de las pantallas.
¿Cuáles podrían ser las causas de las pesadillas habituales?
- Un horario demasiado apretado: las clases, los deberes y las actividades extraescolares pueden dejar al niño sin tiempo para relajarse.
- Las relaciones estresantes y las discusiones en la familia también provocan malestar y estrés emocional en los niños.
Traumas y recurrencia
Traumas como las experiencias de violencia o la muerte de un ser querido son experiencias muy estresantes que casi siempre derivan en problemas para dormir. En estos casos es recomendable buscar ayuda profesional.
También es conveniente el consejo psicológicos si las pesadillas ocurren con frecuencia (2-3 veces por semana) o resultan extremadamente estresantes para el niño. Un profesional puede llegar al fondo de la causa y planear estrategias que ayuden al niño a superar su miedo o frustración.
¿Qué ayuda a prevenir las pesadillas?
Procesamos nuestras experiencias cotidianas mientras dormimos. Cuanto más libres de estrés, más ordenados y menos perturbadores sean los días del niño, mejor dormirá.
Para que los niños no se lleven consigo las tensiones a la cama resulta muy útil dedicar un rato -durante la cena, por ejemplo- a repasar tranquilamente todo lo que ha ocurrido durante el día. Si algo le ha inquietado, le ayudará mucho expresarlo y hablarlo tranquilamente con los padres. Si en ese momento revive una emoción intensamente, los padres también pueden acompañarle y probablemente evitarán una pesadilla estresante por la noche.
Es posible que el cuento antes de dormir también de oportunidad al niño para revivir las experiencias del día que le han impresionado.
Consejos para dormir tranquilo y tener buenos sueños
La rutina nocturna y los mismos rituales a la hora de acostarse garantizan la relajación, evitan el ajetreo del final de la tarde y garantizan una velada tranquila.
- No miréis programas ni leáis historias estresantes antes de que el niño se quede dormido. Cada familia tiene que decidir por sí misma porque cada niño reacciona de manera diferente a las películas y otros estímulos.
- Una luz nocturna o la compañía de estrellas brillantes en el techo ayudana los más pequeños a conciliar el sueño.
- Si el niño quiere comprar si hay monstruos en el armario o debajo de la cama, hazlo con él y demuéstrale que lo tomas en serio.
¿Qué pueden hacer los padres?
- Aunque por la mañana no suele haber tiempo para entretenerse, es conveniente reservar unos minutos mientras se desayuna para preguntar al niño qué ha soñado. Los adultos también pueden explicar sus sueños. Esto ayuda al niño a comprender el mundo de los sueños.
- Si ha tenido una pesadilla, cuando tengáis un momento de tranquilidad le podéis pedir que dibuje o pinte lo que se le ocurra en relación con ese mal sueño. Así pueden deshacerse de la carga de la pesadilla.
- Piensa junto con el niño en un buen resultado para el sueño. ¿Cómo puede continuar la historia del sueño y llegar a un final positivo?
- Haz un atrapasueños para colgarlo junto a la cama. Así el niño sabrá que no le puede pasar nada.
Primeros auxilios ante las pesadillas
- Contacto físico: Si el niño se despierta por la noche presa del pánico, la primera medida que ayuda es el contacto físico, las caricias y los abrazos.
- Hablad sobre ello: Cuando se halla calmado, el niño, si quiere, puede contar los detalles del sueño y los sentimientos que experimentó. Esto a menudo ayuda a deshacerse de la tensión negativa.
- No le fuerces a volver a dormir: Cuando se despierta de una pesadilla, normalmente tiene miedo de volverse a dormir, así que no le presiones para que vuelva a la cama y apague la luz. Puedes dejar que se calme leyendo su libro favorito.