La piel es el mayor de nuestros órganos, entre 1,5 y 2 metros cuadrados (como una toalla de baño), y unos 5 kg de peso. La piel es mucho más que un vestido transparente que recubre todo el cuerpo, mucho más que una barrera entre el interior y el exterior.

Es un órgano conectado directamente con el cerebro gracias a todas sus terminaciones nerviosas, que capta, procesa y transmite una gran cantidad de estímulos en el día a día, y estos nos afectan.

Cuando tenemos un problema en la piel, suele indicar un desequilibrio en el sistema nervioso. Y cuando la mente no está en equilibrio, se manifiesta en la piel. Es tan importante esta relación que existe una nueva especialidad: la psicodermatología, que aporta una visión mucho más amplia de lo que indican los problemas de la piel.

Las emociones se ven en la piel

La piel tiene mucho en común con el sistema nervioso porque tienen el mismo origen embriológico y comparten neuromoduladores que transportan la información interna.

Las emociones también se expresan en la piel debido a ese origen común.

  • Un estado de estrés pone la piel roja, se calienta, como cuando sentimos la vergüenza o la ira.
  • Palidece ante el miedo.
  • Está radiante ante la alegría y la felicidad, expresando la buena salud del sistema nervioso.

Como un espejo, así se relacionan piel y cerebro. Por eso, problemas en la piel como el acné, o la psoriasis, que comprometen la autoimagen, pueden acabar produciendo tristeza o depresión, ¡y viceversa! El proceso puede circular a la inversa.

Caricias que curan

Damos besos o abrazos por WhatsApp, pero los necesitamos de verdad para vivir plenamente. El contacto y el tacto son imprescindible para nuestra supervivencia.

  • Contacto al nacer. Fuimos recibidos en este mundo con besos y abrazos que aportaron a nuestra piel no solo afecto, sino también la flora bacteriana del grupo familiar.
  • Piel con piel. Los bebés prematuros mejoran espectacularmente en contacto directo con la piel de su madre.
  • Necesitamos caricias toda la vida.

  • Porque la piel refleja nuestra memoria celular y toda nuestra vida física y emocional.

5 consejos para mimarla

Cada 20-30 días se renuevan las células de la piel. Se cambia de “traje” unas mil veces a lo largo de la vida. Es una buena noticia, porque un cambio hacia unos hábitos más sanos se verá reflejado rápidamente. Aquí tienes una pequeña guía de qué hacer en cada caso

1. Limpieza

Ante un problema de piel (acné, piel seca...), es muy aconsejable hacer una depuración hepática una vez al año, preferentemente en primavera, evitar el estreñimiento y alimentar bien nuestra flora intestinal.

2. Acné

Muchas cremas para tratar el acné contienen sustancias químicas desinfectantes y antiinflamatorias que reducen las pústulas, pero que acaban perjudicando la piel. Lo mejor es aplicarse a diario una mascarilla natural de arcilla.

3. Psoriasis

Los factores emocionales, especialmente el estrés, presentan una correlación firme con el inicio y la exacerbación de la psoriasis. Es de gran ayuda la balnoterapia y el agua de mar.

4. Dermatitis

La arcilla verde ayuda a mejorarla. Podemos hacernos nosotros mismos una mascarilla:

  1. Mezclarla con agua.
  2. Extenderla y dejarla actuar unos minutos para que absorba el exceso de grasa.
  3. Retirarla con agua tibia y una esponja vegetal.

5. Estrés

Es así de obvio: si cuidamos nuestra paz mental y cuidamos nuestra piel. Cuando tenemos un problema en la piel, suele indicar un desequilibrio en el sistema nervioso. Si la mente no está en equilibrio, acaba manifestándose.