Más allá de las cuestiones genéticas, que también cuentan, hay numerosas estrategias que podemos llevar a cabo para que nuestra vida se alargue todo lo posible y de buena manera. Ahora bien, ¿de cuánto tiempo estamos hablando? Pues, depende. Las estadísticas concluyen que la esperanza de vida mundial al nacer aumentó de 46,5 años en 1950 a 71,7 años en 2022 y se espera que llegue a 77,3 para 2050. En el caso de España, entre 2008 y 2022 se ha triplicado el número de personas centenarias, llegando en la actualidad casi a 20.000 personas.

Se ha escrito mucho sobre los secretos de los centenarios japoneses, pero ¿cuáles son los secretos de esos centenarios españoles? 

Esta pregunta se la hicieron un grupo de expertas en psicología y longevidad de la Universidad Complutense de Madrid. Tradicionalmente, la longevidad se ha asociado a una buena alimentación y a unos hábitos de vida saludables. Sin embargo, estos factores no son los únicos y el equipo de María Dolores Merino, profesora de Psicología diferencial, de bienestar psicológico y salud laboral en la Universidad Complutense de Madrid, atribuye a la personalidad de las personas centenarias españolas gran parte de la "culpa” de su longevidad.

La actitud es lo que más cuenta

El estudio español, publicado en  Journal of Happiness Studies, se realizó entrevistando a 19 centenarios de nuestro país en buen estado de salud con edades comprendidas entre los 100 y los 107 años. El trabajo puso de relieve la importancia de esos factores psicológicos a la hora de seguir sumando años, relegando a un segundo plano los aspectos relacionados estrictamente con la salud física.

Los aspectos de la personalidad que las investigadoras asocian a la longevidad de ese grupo de centenarios españoles son ocho, y todos podemos hacer mucho por cultivarlos:

1. Vitalidad, una energía impulsora

La vitalidad de los centenarios se refleja en su capacidad para sentirse vivos y conectados con la vida, y también en su actitud y su voz, normalmente utilizada con volumen, agilidad y confianza. También en su actitud participativa, sus ganas de formar parte de lo que sucede a su alrededor.

Para aumentar la energía vital todos tenemos a nuestro alcance numerosas opciones. Entre ellas, te proponemos la práctica de disciplinas como el chikung, que aporta beneficios como una mayor vitalidad y longevidad.

También nos ayudará ser conscientes de cómo perdemos energía. Las emociones bloqueantes, la mente dispersa, una dieta desequilibrada o una respiración insuficiente e inadecuada pueden mermar el impulso vital.

2. Positividad, el poder del efecto “heliotrópico”

Así como las plantas y los animales siguen la luz del sol (efecto “heliotrópico”), también las personas nos sentimos atraídas hacia lo luminoso, es decir, nos encaminamos hacia lo positivo.

Además, hay estudios que demuestran la existencia de una relación entre las emociones positivas y la longevidad. Entre ellos, los de Barbara Fredrickson, los cuales señalan que las emociones positivas predicen la felicidad y el bienestar.

Los centenarios españoles cultivan esa positividad no solo, o no necesariamente, mostrándose optimistas y alegres, sino sobre todo sabiendo hacer una lectura positiva de las dificultades vividas y sintiendo gratitud por estar vivos y tener a las personas de su alrededor.

3. Sociabilidad, el gusto por la imprescindible Interacción social

Para tener una buena vida, tanto si tienes veinte años, como si has pasado los cincuenta o los setenta, es fundamental mantener una buena red de relaciones sociales.

Los centenarios españoles entrevistados se mostraban sociables, tenían vínculos fuertes con sus familiares, amigos y cuidadores y se mostraban altruistas y desinteresados.

Aprender a tener buenas relaciones con los demás -como explica la psicóloga clínica  Mireia Darder-, no estar todo el tiempo en lucha y en tensión, es necesario para tener una buena vida, y en parte también una buena salud.

4. Resiliencia o la capacidad para superar la adversidad

Los centenarios españoles entrevistados por el equipo de la Universidad Complutense de Madrid no solo habían vivido la Guerra Civil, sino que muchos relataron episodios dramáticos en sus vidas, desde abusos en la infancia o maltratos en el hogar a pérdidas de personas queridas o el reciente confinamiento por la pandemia. 

Como ellos, no podemos evitar que la vida nos coloque en situaciones complicadas o nos obligue a atravesar dolorosos dramas personales. Pero lo que sí podemos hacer es encontrar la manera de manejar el devenir de la vida a nivel emocional.

En ese punto, entra en juego la resiliencia, un concepto que el psicólogo Ramón Soler define como el potencial que posee el ser humano para adaptarse y superar los traumas y dificultades. Esta capacidad no consiste, tampoco, en vivir constantemente en modo positivo, sino en realizar un análisis para aprender y superar los sucesos o experiencias del pasado. Una habilidad que se puede entrenar de muchas formas, por ejemplo practicando mindfulness o con estas técnicas para fortalecer la resiliencia física y mental.

5. Inteligencia, la curiosidad por aprender

Las autoras del estudio relacionan la longevidad de los centenarios españoles con su inteligencia. Pero esa inteligencia no se refiere a si somos capaces de resolver situaciones críticas o problemas matemáticos, sino a nuestra capacidad para asumir retos para los que no tenemos una formación específica.

Los centenarios entrevistados demostraron tener buena memoria, gusto por la conversación y amor por el aprendizaje.

6. Motivación intelectual, la clave para mantener la mente activa

Hábitos como aprender cosas nuevas, o la costumbre de leer libros son, según María Dolores Merino, fundamentales para envejecer con salud.

De hecho, el acto mismo de coger un libro y leer durante unos minutos o unas horas puede desencadenar efectos muy parecidos a los que obtenemos con la meditación.

Cuando leemos, no solo aprendemos nuevos conceptos o conocemos mundos desconocidos, también entrenamos y aumentamos nuestra capacidad de concentración, lo cual favorece, según la experta, la longevidad.

7. Compromiso y perseverancia

Otro de los rasgos detectados en los centenarios españoles entrevistados fue su capacidad para comprometerse con aquello que se proponían. Para ello es vital la constancia, una cualidad que, si no se tiene, se puede aprender, entrenar y fortalecer. Y es que aprender a ser constante y no abandonar las metas que nos proponemos es un potente impulsor vital.

Según el filósofo y escritor Gabriel García de Oro, la insistencia o perseverancia es el verdadero artífice de nuestros logros. Se podría decir que es la razón por la que nos levantamos cada día.

El sentido de la responsabilidad y la honestidad también son actitudes ligadas a esa capacidad de comprometerse.

8. Control o el arte de seguir nuestro propio camino

Por último, los participantes en el trabajo de investigación dirigido por la profesora Merino compartían una elevada dosis de autonomía, sobre todo autonomía en el sentido de tener y seguir su propio criterio. La mayoría de ellos llevaba las riendas de su vida, decidían lo que querían e iban a por ello.

En este punto, la profesora advierte, en declaraciones a el Diario Vasco, que “no hacemos ningún favor a nuestros hijos cuando los sobreprotegemos”. Por tanto, al fomentar la independencia y la responsabilidad a los hijos, estamos contribuyendo, no solo a su bienestar emocional del momento; posiblemente, también les estemos regalando algunos años más de vida.

Saber organizarse, desenvolverse bien en su entorno y aprovechar las oportunidades que se presentan en la vida son también habilidades relacionadas con esa capacidad de dirigir sus propias vidas que muestran las personas longevas, según las investigadoras.