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Los últimos días de septiembre anuncian la llegada a los mercados de una de las estrellas de la gastronomía otoñal: la castaña.

Durante unos pocos meses, y especialmente alrededor del día de Todos los Santos, se convertirá en el capricho ocasional de muchos, aunque como alimento sabroso y muy nutritivo esa atención temporal parece poca.

En otros tiempos, de forma más justa, sus muchas propiedades llevaron a conocerla como "el pan de los pobres" y constituyó un puntal de la alimentación campesina.

Rica en hidratos de carbono de absorción lenta (41 %), que proporcionan energía de forma prolongada y paulatina, la castaña destaca también por su contenido mineral (es rica en potasio, magnesio, hierro y fósforo) y en vitaminas: 100 gramos aportan la cuarta parte de las cantidades diarias recomendadas de vitaminas B1, B6 y E, y casi la mitad de la vitamina C necesaria al día, si bien una parte se pierde al cocerlas.

Propiedades de la castaña

La castaña se considera a menudo un fruto seco pero se acerca más a los cereales por su riqueza en fécula y su pobreza en grasas (2%).

De hecho, es tan rica en almidón que en épocas de escasez algunos pueblos campesinos han llegado a confeccionar pan con su harina. Sube poco y resulta menos digestiva que la de los cereales pero en Córcega llegó a reemplazar a la del trigo.

En esta isla, las castañas siguen presentes en gran variedad de recetas, ya sean hervidas o en puré o servidas junto a otros aperitivos.

Aquí solemos comerlas simplemente asadas en una sartén, pero vale la pena explorar otras posibilidades culinarias.

Cómo hacer castañas en forma de puré

  1. Para preparar un puré, hierve las castañas unos cinco minutos, con una pequeña incisión en la parte superior para evitar que estallen con el calor.
  2. Escurren y, aún calientes, pélalas con facilidad.
  3. Vuelve a hervir en agua con unas semillas de hinojo durante media hora hasta que se ablanden.
  4. Escurre, pasa por el pasapurés y agrega leche de almendras hasta conseguir una crema homogénea.

Castañas cocidas

También pueden degustarse hervidas y acompañadas de setas o puerros.

De todas las preparaciones posibles con castañas hay, además, una exquisita que le permite escapar de su imagen de alimento de pobres: el marron glacé, una castaña envuelta en una película de azúcar que le confiere un barniz brillante.

Para digerir mejor las castañas...

Conviene masticar las castañas despacio no sólo para apreciar mejor su sabor sino también para que se ensalive bien su almidón y se predigiera de forma que pueda ser luego asimilado sin dificultad.

Asar o cocer las castañas facilita también el trabajo al estómago, que las prefiere así en vez de crudas.