El organismo es capaz de generar hormonas potentísimas que producen bienestar y también son herramientas útiles para la prevención y la curación de dolencias. Todo esto es consecuencia de distintas interacciones entre los sistemas inmunitario, nervioso y endocrino.

Las emociones, los sentimientos y los pensamientos crean impulsos que orientan estos circuitos hacia el bienestar y la salud, o hacia el dolor y la enfermedad.

La oxitocina y las endorfinas segregadas por el cerebro son sustancias mucho más potentes que algunas de las drogas más conocidas. El descubrimiento de su decisivo papel es un hito en la historia de la medicina y objeto de investigación de la psiconeuroinmunología, que intenta dilucidar los mecanismos implicados en estos procesos.

Oxitocina ¿hormona o neurotransmisor?

La oxitocina es un neuropéptido formado por una cadena de nueve aminoácidos que desempeña un papel vital en la salud y el bienestar, incluso antes del nacimiento. Se genera en el hipotálamo, y desde ahí es conducida por una proteína al lóbulo posterior de la hipófisis a través de las fibras nerviosas. De la hipófisis es liberada al torrente sanguíneo para alcanzar los diferentes órganos diana.

La oxitocina puede comportarse como una hormona o como un neurotransmisor que influye sobre la actividad del sistema nervioso vegetativo. También interviene en varios procesos fisiológicos, activa comportamientos a nivel mecánico en determinados órganos e influye en distintas áreas cerebrales.

La oxitocina genera bienestar

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La oxitocina en el parto

La palabra oxitocina, que deriva del griego oxys (rápido) y tokos (parto), fue acuñada hace ya más de un siglo por el neurofisiólogo Henry Hallet Dale tras observar que una sustancia extraída del cerebro humano era capaz de causar contracciones uterinas en gatas preñadas. Pero hasta 1953 no se descubrió su fórmula química.

Desde entonces se conoce su función en el desencadenamiento y sostén de las contracciones del parto, así como en la dilatación del cuello uterino. Por la síntesis de esta hormona Vincent du Vigneaud recibió en 1955 el premio Nobel de Medicina y desde entonces se cuenta en obstetricia con oxitocina sintética altamente purificada.

A veces se la llama "la hormona del amor", ya que se ha descubierto su función como creadora de vínculos en el ser humano y otros mamíferos, y con un papel fundamental en la sensualidad, la afectividad y la sexualidad.

Estados de respuesta del cuerpo

El cuerpo humano tiene dos patrones esenciales de respuesta y cada uno de ellos está regido por hormonas y transmisores bioquímicos que los define y los distinguen. Ambos mecanismos de respuesta son importantes para la supervivencia y la vida, y lo que los diferencia es el tiempo que nos ocupan.

1. Listo para la acción

Uno de ellos se produce cuando el cerebro percibe un peligro o amenaza y pone en marcha lo que se denomina la reacción de “lucha o huida” (atacar o escapar).

Eso desencadena una función de alarma que produce distintas reacciones corporales, como el aumento de la tensión arterial, la intensificación del metabolismo celular o un flujo mayor de sangre hacia los músculos de las extremidades que capacitan para la acción.

Esta reacción en cadena está mediada por el sistema nervioso vegetativo simpático y las hormonas de la corteza suprarrenal: adrenalina, noradrenalina, cortisol. Se trata de un estado de contracción. La energía se focaliza en el ataque o la huida, con lo que el organismo permanece en alerta máxima. Es una reacción circunstancial ante un estímulo real acotado en el tiempo.

2. Estado de placidez

El otro mecanismo de respuesta es el de la calma, la relajación y los estados de placidez. En este caso está mediada por diferentes hormonas (oxitocina, endorfinas, dopamina, serotonina) y se modula a través del sistema nervioso vegetativo parasimpático. Debería constituir la base, la forma de estar y sentir en la vida cotidiana.

Este estado, que se podría llamar de respuesta biológica positiva, se puede inducir y potenciar mediante la respiración consciente, mensajes desde la corteza cerebral, etc.

Estas respuestas se pueden identificar observando el estado de la saliva.

  • El estado de alarma, se acompaña de boca seca y saliva espesa y amarga.
  • El estado de placidez, por la boca húmeda y una saliva transparente.

No es casual, por tanto, que el estrés extremo se asocie a sequedad de garganta, mientras que la expresión “caerse la baba” se asocie a estados de gran admiración y relajación.

Empatía y emociones

Una parte importante en este tipo de reacciones es la función que desempeñan la relación y los afectos. La oxitocina tiene la capacidad de producir empatía, nos da la oportunidad de reconocer las emociones de los otros y responder afectivamente.

Se segrega simplemente por el contacto ocular entre dos personas. Es de vital importancia en el momento del parto, pues además de producir las contracciones que dilatan el cuello del útero y hacen progresar al bebé para su nacimiento, pone en marcha la creación del vínculo o impronta entre la madre y el bebé.

La oxitocina es el mediador químico que produce y sostiene el comportamiento maternal en la mujer y paternal en el hombre.

Liberación espontánea

Hay tres circunstancias de la vida sexual de la mujer que cursan con una liberación de oxitocina de niveles similares: el orgasmo, el parto y la lactancia.

Esta hormona es segregada por el cuerpo de cada mujer a su medida, por eso la oxitocina sintética con sus dosis mayores produce en algunos casos contracciones violentas del útero (espasmos) e intenso dolor.

Es importante saber que la oxitocina se segrega también por la estimulación del pezón, estrategia que se puede usar cuando el parto se ralentiza o bloquea.

En mi experiencia asistiendo partos en casa durante años he tenido la oportunidad de contemplar como una dilatación bloqueada se reanudaba al ponerse la hermanita a mamar.

La oxitocina en la lactancia

La oxitocina es imprescindible para la lactancia. Se libera tanto en la madre como en el bebé cuando se da de mamar. En este acto se produce un "cuelgue de amor" mediado por la oxitocina y las endorfinas, que pasan desde el torrente circulatorio de la madre a la leche materna, y desde esta al bebé. Todo ello provoca en el bebé la liberación de estas mismas hormonas.

El médico surafricano Nills Bergman, entusiasta de la investigación sobre el nacimiento, recalcó en Madrid el papel de la oxitocina en la producción y mantenimiento del vínculo materno-infantil. Tiene que ver, pues, con el aprendizaje de la capacidad de amar. Aprendemos a amar a través del modelo del amor materno.

¿Qué ocurre cuando producimos poca oxitocina?

La oxitocina también influye en el crecimiento de los niños y los bebés, pues estimula la hormona del crecimiento (STH) que se libera en la hipófisis. No es de extrañar que casos de baja estatura se relacionen con separaciones precoces de la madre.

Recientemente se ha descubierto que personas con autismo tienen niveles de oxitocina bajos y sus patrones de comportamiento mejoran con una inyección de la misma.

También favorece el desarrollo de los vínculos afectivos y sexuales placenteros. Hay un pico de liberación de oxitocina y endorfinas importante en el momento del orgasmo.

1. Efectos en el cuerpo

La oxitocina disminuye la tensión arterial y el ritmo cardiaco, reduce la tensión muscular, mejora la cicatrización y aumenta el umbral del dolor. También participa en la absorción de los nutrientes por el estómago y los intestinos e inhibe la liberación de las hormonas de la corteza suprarrenal (ACTH y cortisol).

2. Efectos en el ánimo

Existen situaciones mediadas por la oxitocina que generan estados de serenidad y dicha:

  • Masaje: la relajación y el tacto (contacto) producen en nuestro cuerpo la activación del sistema de placidez, calma...
  • Contactos sensuales: las caricias, abrazos y mimos resultan reconfortantes.
  • Actividad sexual placentera: mejillas sonrosadas, sonrisa apacible...
  • Contacto con el agua: baños calientes reconfortantes, talasoterapia marina relajante.
  • El efecto de una buena comida: “se me hace la boca agua”.
  • Comer chocolate aumenta la oxitocina y la serotonina, de ahí sus propiedades antidepresivas.
  • Situaciones de humor: risas, chistes en compañía.
  • Ejercicio saludable: caminar, correr al aire libre.
  • Contacto con la naturaleza, los animales y también las plantas.

3. Efectos en nuestra vida social

La oxitocina es la hormona de la sociabilidad y la confianza. Se segrega oxitocina en diversas situaciones de la vida social: una comida agradable, una conversación, durante un masaje...

Tenemos la capacidad de modular las respuestas emocionales, de enviarnos mensajes positivos desde la corteza cerebral. Todo ello constituye una gran oportunidad para influir sobre este complejo sistema y conseguir respuestas satisfactorias que aumenten el bienestar y la salud.