Cuando los calabacines y las calabazas tienen un sabor amargo es mejor no consumirlos. Bajo determinadas condiciones, los calabacines pueden generar una sustancia tóxica, potencialmente mortal, denominada cucurbitacina.

¿Por qué se forma la cucurbitacina tóxica?

Determinadas circunstancias incrementan el riesgo de aparición de la cucurbitacina, una sustancia tóxica que forma parte de las defensas del vegetal frente a los animales hervíboros.

  1. Las altas temperaturas y la sequía aumentan el estrés de la planta y, con ello, las probabilidades de que responda con la producción de dicho tóxico.
  2. Plantar calabacines y calabazas juntos, sobre todo de variedades ornamentales, porque se pueden producir reacciones cruzadas que favorecen la aparición de plantas tóxicas.
  3. La más decisiva: plantar las semillas recogidas en el propio huerto, un año tras otro. En cambio, si cada año se siembran semillas compradas el riesgo es prácticamente nulo.

Los calabacines tóxicos se reconocen por el sabor y el olor amargos. Cocinarlos no elimina la toxina. Por lo tanto, si al consumir un calabacín aprecias un sabor amargo, escupe el bocado y tira todo el plato.

Síntomas de intoxicación con cucurbitacina

La cucurbitacina es un neurotóxico y los síntomas de intoxicación son malestar, mareos, vómitos y diarrea, que en casos muy graves puede ser sanguinolenta.

Es probable que nunca hayas oído hablar de la cucurbitacina y del riesgo que representa, pero es real. En 2015 falleció un pensionista alemán tras ingerir un calabacín que él mismo había plantado en su huerto.

Las personas mayores no suelen apreciar los sabores con la misma intensidad, por lo que su riesgo es mayor. Para que produzca la muerte se debe haber consumido una dosis relativamente elevada de curbitacina.

El dato más importante con el que te tienes que quedar es que al comer un calabacín, que normalmente es dulce y agradable, el sabor amargo es muy sospechoso y lo tienes que rechazar.

Por supuesto, esta noticia no debe desanimarte en absoluto para cultivar tus propios alimentos en el huerto o la terraza.