Los tomates son originarios de la región andina y los cherry específicamente de las zonas costeras de Ecuador y Perú. Tomaron este nombre por el parecido de sus frutos con las cerezas (cherry en inglés) y su nombre científico es Solanum lycopersicum.
Los primeros tomates llegaron a España en el año 1523 y no tardaron en triunfar. Los tomates cherry se han vuelto populares solo en las últimas décadas, pero su sabor concentrado cuando son de calidad y lo prácticos y decorativos que resultan en la cocina los han convertido en un tomate muy familiar en muchas casas. Para quien quiere cultivar algunos alimentos en casa, son desde luego una gran opción, porque se adapta perfectamente al cultivo en maceta y no hay nada como disfrutarlo recién cosechado.
Las tomateras se adaptan a muchísimos sitios
En 2012, 300 científicos consiguieron terminar la secuencia del genoma del tomate, este posee 35.000 genes, 7.000 más que el ser humano, consecuencia de diferentes mutaciones. Esto no significa que sea más complejo que una persona, sino que como especie goza de muchos recursos para adaptarse al entorno, pudiendo desarrollarse y fructificar en condiciones de suelo, latitud y clima muy diversas.
Esto hace que cultivar tomates en el huerto resulte muy atractivo, y las tomateras de los cherries, al requerir menos espacio, sean unos de los favoritos en el huerto urbano.
No todas las plantas de cherry son iguales

Foto: Anna García
En los sobres de semillas comerciales de tomates cherry antes de todo tienes que fijarte en el tipo de crecimiento, que siempre está indicado.
Entre las tomateras de cherry, existen plantas de porte pequeño con un crecimiento compacto y determinado que desarrollan 4 o 5 racimos de flores y se detienen. La cosecha de los frutos es puntual, durante dos semanas.
Estas variedades son ideales para cultivar en un macetohuerto urbano o en el alféizar de una ventana.
Sin embargo, las variedades de cherries que solemos encontrar en los comercios son de crecimiento indeterminado. Alcanzan gran desarrollo y exigen entutorado y numerosas tareas de cuidado. El cherry Lobello ha sido premiado por 7 años consecutivos como el más sabroso por el consumidor español y el cherry Perade Caparròs alcanza niveles tan altos de dulzura en su pulpa que lo convierten casi en un caramelo.
cómo sembrar tomates cherry
La siembra de variedades precoces se inicia a finales del invierno. Esto te exigirá tomar recaudos ya que semillas y planteles son sensibles al frío.
La técnica ideal es proveer de cama caliente u otra forma de aumento de temperatura a las bandejas alveoladas o a las macetas donde siembres.
Las semillas de los cherries son algo más pequeñas que las de los tomates tradicionales. Por tanto, recuerda que la capa de sustrato que le coloques para cubrirlas debe ser más delgada.
Cuando los planteles hayan desarrollado 4 hojas verdaderas, repícalas a macetas de mayor tamaño. Durante 2 o 3 semanas, llévalas al aire libre durante el día y protégelas por la noche. Una helada tardía podría terminar con ellas.
Cuando la climatología sea favorable, trasplántalas en el huerto. Si el bancal tiene 1 m de ancho, marca dos líneas separadas a 70 cm. La distancia óptima entre plantas es de 40 cm.
Cuidados básicos del tomate cherry

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A la hora de cuidar de las tomateras de cherry, ten en cuenta cuáles son sus requerimientos básicos:
- Suelo: El tomate cherry prefiere un sustrato con textura ligera, rico en nutrientes y materia orgánica. El pH ideal estaría entre 6 y 6,8.
- Luz: Este tipo de plantas prefieren una exposición a pleno sol, aunque soportan algo de media sombra.
- Riego: Debe ser abundante y periódico.
En el huerto hay combinaciones de plantas que resultan muy beneficiosas, pues las plantas se ayudan mutuamente. En el caso de las tomateras de cherry, es buena idea plantar cerca plantas como el tagetes, que evita el ataque de nematodos en las raíces; la albahaca, pues potencia su crecimiento y ahuyenta a las chinches; y la borraja y las zinnias, cultivadas en las cabeceras, para atraer a los polinizadores.
CUIDADO CON el riego y LAS TEMPERATURAS
Los cherry se forman y maduran antes que las variedades de frutos tradicionales. Para alcanzar una óptima maduración y mantenerse saludables, necesitan una temperatura de 30º C durante el día y 17ºC por la noche.
Dependiendo de la variedad, el fruto tarda de 45 a 70 días en formarse. La humedad relativa y la temperatura ambiental influyen en el crecimiento y el estado sanitario de las plantas.
Agrietamiento, rajado o craking
Este problema se produce por desequilibrios en el riego, en la disponibilidad de nutrientes o por amplitud térmica muy marcada.
Cuando las condiciones ambientales son desfavorables, la planta y en consecuencia los tomatitos, dejan de crecer. Al revertirse estas condiciones, retoman el crecimiento, pero como consecuencia del aumento del tamaño, se produce el rajado en la piel.
¿El motivo? Durante el período adverso, la epidermis de los frutos se endureció y perdió elasticidad, lo que dificultó la natural expansión en el momento del crecimiento.
Para prevenirlo, riega con constancia, evitando los períodos de aportes excesivos y los de déficit de agua. En relación a los nutrientes, el boro tiene un efecto positivo frente al agrietamiento.
Una golosina natural rica en antioxidantes

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Los tomates cherry son una auténtica delicia, pero además son ricos en antioxidantes como el licopeno.
Los cherries amarillos y anaranjados contienen menos licopeno que los rojos; sin embargo, se halla en forma tetra-cis-licopeno, que es más asimilable por el organismo. Este pigmento, que también se encuentra en otras frutas y hortalizas muy ricas en agua, como sandías y ajíes, no se disuelve en ella.
Dentro de los frutos, el licopeno se encuentra en el interior celular junto a las paredes que son lipídicas. Su mayor aprovechamiento lo logras al cocinar los tomates, ya que el calor rompe las paredes celulares y libera el licopeno.
¿Lo sabías?
En España los primero tomates llegaron en 1523, pero en ese mismo siglo ya los conocieron en Italia, donde debido al color amarillento de la variedad los llamaron pomodoro ("manzana de oro").
En español, tomaron el nombre del azteca xitomatl ("fruto de ombligo"), llamándose en la mayoría de países hispanoparlantes “tomate”, salvo en México, que más fieles a su origen, lo llaman “jitomate”. Los franceses, prefirieron bautizarlo inicialmente pomme d’amour, por juzgarlo afrodisíaco.
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