Tostadas con mermelada o cereales, zumo de naranja y café con leche. Este es el desayuno típico de muchos españoles. Una propuesta que parece no faltarle nada pero que, según la experta en metabolismo Jessie Inchauspé, le sobra prácticamente todo y no contiene lo esencial.
Las tostadas con mermelada, los cereales o el zumo de naranja provocan picos de glucosa en sangre que pueden ser los culpables de que te sientas cansado a lo largo del día y sufras antojos. Esto sería lo que sobra. Y lo que faltan son las proteínas. Jessie Inchauspé asegura que empezar el día con un desayuno rico en proteínas es la clave para sentirte lleno de vitalidad durante todo el día. Veamos por qué.
El azúcar en el desayuno te roba energía
Toda la vida se ha pensado que desayunar dulce por la mañana nos da energía. Sin embargo, la ciencia se ha encargado de demostrar que no es cierto.
"¿Qué pasa en tu cuerpo cuando empiezas el día comiendo avena con miel, granola, zumo de frutas, tostadas o muesli?", se pregunta la bioquímica Jessie Inchauspé. Pasan principalmente dos cosas, aclara la "diosa de la glucosa", como se la conoce en redes.
La primera es que tu cerebro siente una gran descarga de dopamina y eso te hace sentir despierto de forma momentánea; pero en realidad es solo placer, no es energía realmente.
Y la segunda es que las mitocondrias, que vienen a ser las baterías de las células que dan energía a tu cuerpo, se fatigan con el exceso de azúcar y almidón por la mañana. "Lo odian. Podrías pensar que obtienes energía con algo dulce por la mañana pero, en realidad, estás dañando tus mitocondrias y creando fatiga crónica a largo plazo. Así que no lo hagas. Cambia a un desayuno salado basado en proteínas". El consejo no puede ser más claro, afirma rotunda Inchauspé.
MÁS antojos de dulce
Además de fatiga, comer dulce de buena mañana provoca un pico de glucosa tras el desayuno que hace que tengas hambre antes y también más antojos, favoreciendo el aumento de peso.
Por si fuera poco, ingerir azúcar a primera hora es peor que hacerlo por la tarde porque el cuerpo es más sensible a la glucosa. Resumiendo: el desayuno es el peor momento para comer solo dulce, y es lo que mucha gente hace, advierte la experta.
Inchauspé explica en su libro "La revolución de la glucosa: el Método" por qué desayunar salado y proteína es la pieza clave para tener unos niveles de glucosa estables durante todo el día.
"Si estabilizas el desayuno, todo el día ira mucho más fluido. Puedes comer lo que te dé la gana el resto del día. Y si tienes antojos, no intentes reprimirlos. Come lo que quieras. Te darás cuenta de que, a medida que tus niveles de glucosa se vayan estabilizando con este nuevo truco, tus antojos irán disminuyendo de forma natural", aclara la bioquímica y escritora francesa.
El desayuno ideal para tener energía toda la mañana
La experta aconseja empezar el día con proteínas, ahora bien, eso no quiere decir comer embutido. La proteína sacia y ayuda a mantener la glucosa estable; así que incluye en tu desayuno yogur griego, tofu, atún, queso, frutos secos, semillas huevos, pavo...
Añade algo de grasas saludables. Puedes comer un par de rodajas de aguacate o agregar almendras o semillas de chía al yogur griego. La autora recomienda yogur griego con un 5% de materia grasa en lugar de desnatado. La razón es que al metabolismo le cuesta más procesar las grasas (deben ser grasas buenas) para convertirlas en energía para las células, y eso evita los picos de glucosa. Con el azúcar pasa lo contrario: pasa enseguida del intestino a la sangre y dispara los niveles de azúcar.
No olvides la fibra, ya que ralentiza el paso de los azúcares al torrente sanguíneo. Una forma de incluir fibra en el desayuno es tomar verduras. Añade espinacas a los huevos revueltos; pon tomate, calabacín, chucrut o lechuga en la tostada...
Nada de dulce, salvo la fruta entera. La experta desaconseja la fruta deshidratada, los zumos de fruta, la miel, el ágave u otros azúcares. Solo se permite la fruta entera y de forma opcional. El resto del día sí se puede comer dulce, pero es mejor evitarlo en el desayuno para que los niveles de glucosa permanezcan estables.
Almidones de forma opcional. Si te apetece mucho puedes incluir algo de pan, patata o tortilla de maíz en el desayuno, pero poca cantidad.
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