El açaí es el fruto de la palmera de açaí o manaca (Euterpe olaracea), autóctona y extensamente cultivada en el Amazonas. Se parece al arándano, pero es de mayor tamaño y con hueso.
Su uso medicinal y fortalecedor se remonta a las primeras tribus indígenas, para las cuales se trataba de un alimento básico: llegaba a constituir el 25% de su dieta diaria.
El açaí es rico en antioxidantes, sobre todo en fenoles y antocianinas, estos últimos responsables de su color oscuro. Esto le da un valor ORAC –el que mide la actividad antioxidante de un alimento– de 185, muy superior incluso al del arándano (32) y la uva negra (11).
Además aporta ácidos grasos omega 3, 6 y 9, y contiene grandes cantidades de betasisteroles – esteroles vegetales–, que disminuyen la absorción del colesterol y regulan sus niveles en sangre. También abunda en aminoácidos, minerales como el calcio, el hierro y el fósforo, provitamina A y vitaminas C y E. Completa su valor con un buen contenido de fibra y pocos azúcares.
Açaí, beneficios inacabables
Las antocianinas reducen los niveles de LDL (colesterol malo), mientras que los esteroles vegetales actúan como vasodilatadores y relajan las venas, lo que contribuye a bajar la presión arterial y mejorar la circulación, y por tanto, la oxigenación de la sangre.
El aceite de açaí se usa en cosmética: hidrata la piel y calma la irritación. Además, la nutrición es de dentro a fuera: el consumo de açaí se refleja en una piel brillante.
Fresco es una buena fuente de vitamina C, conocida por fortalecer la inmunidad y mejorar la capacidad del cuerpo para combatir cualquier enfermedad, incluido el cáncer. Además, por su alto contenido en ácido elágico y polifenoles previene el crecimiento de células cancerígenas a nivel molecular y, en cierta medida, la metástasis.
Un estudio publicado por la Sociedad Americana del Cáncer en 1989 comprobó que frena el crecimiento in vitro de células cancerígenas de próstata hasta en un 80%.
Esta fruta se emplea a menudo, junto con la maca, para combatir la disfunción eréctil o la falta de deseo sexual sin causa aparente. El açaí actúa mejorando la fluidez general de la sangre en el cuerpo. De esta manera fortalece y vivifica todos los órganos.
Sus antioxidantes ralentizan la oxidación celular que acompaña al envejecimiento. Tomar su zumo o aplicar su aceite ayuda a combatir la pérdida de cabello, las arrugas prematuras, la degeneración macular y la formación de cataratas.
Cómo consumir el açaí
Se suele comercializar en polvo, lo que permite agregarlo fácilmente a batidos, zumos, postres y barritas, aunque también se halla en zumo o el aceite para aplicar en la piel.
Puedes asimismo optar por bayas locales de menor poder antioxidante pero igualmente saludables, como arándanos, moras o frambuesas.