La diabetes autoinmune es un trastorno relativamente común que podría prevenirse con la ingesta suficiente de un nutriente esencial, la vitamina E, pues puede inhibir el desarrollo de la autoinmunidad y prevenir la resistencia a la insulina, según un estudio realizado en Suecia y publicado en la revista Nutrients.
Así, la vitamina E puede desempeñar un papel protector en la incidencia de diabetes autoinmune latente en adultos (LADA) al reducir las probabilidades de que el sistema inmunitario ataque el páncreas. Además previene la aparición de resistencia a la insulina, que es otro trastorno asociado a la diabetes. En consecuencia, los autores sugieren que se debe fomentar una dieta rica en vitamina E como estrategia de salud pública.
Entre 2 y 12 de cada 100 personas sufren diabetes autoinmune en la edad adulta
La diabetes autoinmune latente en adultos es un subtipo de diabetes que se sitúa entre los tipos uno (que sale a relucir en la infancia) y dos (típica de la edad adulta), con una prevalencia estimada que oscila entre el 2 % y el 12 % de todas las personas con diabetes. Este trastorno se caracteriza por una respuesta autoinmune que destruye gradualmente las células productoras de insulina en el páncreas. Esta destrucción implica que el organismo pierde la capacidad para producir la hormona que participa en el control de los niveles de glucosa (azúcar) en la sangre.
Investigaciones anteriores sugerían que la vitamina E podía desempeñar un papel protector en la incidencia de la enfermedad al proteger las células del páncreas daño causado por los radicales libres. Se estima que las propiedades antioxidantes de la vitamina E pueden ayudar a reducir el estrés oxidativo y la inflamación asociada con las respuestas autoinmunes.
El nuevo estudio se realizó con los datos de 584 personas con diabetes autoinmune latente, 1.989 casos de diabetes tipo 2 y 2.276 controles. Los resultados mostraron que entre los antioxidantes, las vitaminas C y E estaban inversamente asociadas a la incidencia de la diabetes autoinmune latente.
Los autores del estudio afirman que es posible un efecto protector con una mayor ingesta de vitamina E porque esta favorece el buen funcionamiento de las células del páncreas y reduce la resistencia a la insulina.
¿Dónde se encuentra la vitamina E?
En el estudio se observó que la ingesta elevada de vitamina E se asocia con una mayor ingesta de frutos secos y cereales integrales, y con una menor ingesta de carne, lácteos y bebidas azucaradas. No se observó una diferencia clara en otros factores del estilo de vida.
Los alimentos más ricos en vitamina E son (se indica la dosis en miligramos en 30 g de alimento y el porcentaje que representa de la dosis diaria recomendada):
- Semillas de girasol (tostadas en seco): 7,4 mg; 49,05 % .
- Almendras (tostadas en seco): 6,8 mg; 45 %.
- Avellanas (tostadas en seco): 4,3 mg; 29 %.
- Piñones: 2,6 mg; 20 %.
- Cacahuetes (tostados en seco): 2,2 mg; 15 %.
- Nueces de Brasil: 1,52 mg; 11 % .
- Pistachos: 0,8 mg; 5 %.
- Semillas de calabaza: 0,6 mg; 4 %.
- Nueces pecanas: 0,4 mg; 3 %.
- Anacardos: 0,3 mg; 2 %.
Una manera muy sencilla de asegurarse la ingesta de vitamina E es tomar las pipas de girasol o mezclar el aceite de oliva de la ensalada con una cucharada de aceite de girasol virgen extra.
Además de los señalados, otros alimentos con dosis significativas de vitamina E son el aguacate, la yema de huevo (aunque el contenido es muy variable en función del tipo de alimentación de la gallina) y el pimiento rojo crudo, que además es muy rico en vitamina C, un nutriente que es capaz de regenerar la vitamina E degradada en el organismo.
Otra posibilidad es tomar una cucharada de aceite de germen de trigo al día, pues esta dosis proporciona toda la vitamina E que se necesita.
Todas estas recomendaciones sirven para satisfacer las necesidades de vitamina E en personas sanas y no tienen contraindicaciones. No sirven para tratar exclusivamente la diabetes una vez se ha desarrollado. En este caso, es necesario seguir al pie de la letra las indicaciones del médico.