La voz de Roy Galán es un podcast del escritor Roy Galán para la revista Cuerpomente. Puedes escuchar el podcast en este vídeo o leer sus inspiradoras palabras.

No vales para nada en la vida.
Esa afirmación, tan repetida, puede condenar una existencia.
Puede hacerlo porque los seres humanos necesitamos sentir que importamos.
Que valemos.
Hay muchas formas de hacer sentir como una mierda a una persona.
Una de ellas es definirla en contra de sus emociones.
En contra de lo que siente.

En contra de sus anhelos e ilusiones.
De todo eso que arañas a los días para sentir que las cosas merecen un poco la pena.
Otra de las maneras es la de fabricar un destino.
Uno al que no sepas si quieres dirigirte.
Uno que surja del defecto por no llegar.
Por no cumplir.

Por no estar a la altura de la mirada de los demás.
No vales para nada.
Te lo dicen en un aula mientras otros se frotan las manos porque sí valen.
Porque para que tú ganes otros tienen que perder.
Porque para que tú no encajes otros tienen que encajar a la perfección.
Han de ser el modelo a seguir.

No vales para nada.
Lo sentencian.
Ante un cuerpo que hace equilibrios para continuar existiendo.
Con lo complicado que es llegar a este planeta.
Y mantenerse.
Porque cualquier cosa puede hacerte desaparecer.
Porque la única certeza es que nacimos y que moriremos.
Pero no vales para nada, no.

No es suficiente el impacto físico y psíquico que supone lidiar con lo que te rodea.
Además, tienes que valer para algo.
Para algo pensado e ideado por los demás.
Tienes que ser útil para el sistema.
Y si no te llamaremos burro.
Te haremos sentir mal por no saber algo.
Nos reiremos de tu ignorancia.
De tu analfabetismo.

Pondremos distancia contigo diciendo que nosotros sí.
Que nosotros valemos.
En este absurdo juego.
Pero no es verdad.

No vales más por saber más.
No vales más por conocer dónde está algo o cómo se escribe una palabra.
Vales por lo que das.
Por lo que dices y por lo que haces.
Y por cómo tratas a los demás.

Vales mucho más de lo que te dijeron

Eres una mierda.
O eso crees.
Eso te han hecho sentir siempre.

Porque no eres demasiado guapo.
Porque no eres demasiado lista.
Porque no destacas en nada.

Porque no sabes qué quieres.
Porque eres un cero a la izquierda.
Porque no se te da bien.

Porque eres torpe.
Porque eres una mierda.
Pero no es verdad.

Porque los mierdas son ellos.

Son los que te tratan mal.
Los que han olisqueado tu herida y han metido el puño.
Y tú te enganchas.

A aquello que te confirma lo que te han hecho creer que eres.
Tú crees que eso es lo único que mereces.
Desprecios.

Porque eres una mierda.

Pero no es verdad.
Porque tú tienes tu vida.
Tienes un cerebro.

Tienes boca para decir NO.
Tienes derecho a que se te trate bien.
Y a que te quieran por lo que eres.

Porque eres un prodigio.
Que estés aquí es asombroso.
Que existas.

Eres bonito, bonita, porque has logrado existir.

Así que coge a toda esa gente que nunca te ha valorado.
Bloquéala.
Y empieza a rodearte de gente que te quiera de verdad.

Que vea todas las flores.
Que alberga.
Tu interior.