Qué es la alcachofa y para qué sirve
La alcachofa, la inflorescencia de la alcachofera (Cynara scolymus), es un alimento muy valioso y muy conocido por sus propiedades depurativas y beneficios para el hígado. No solo aporta una buena cantidad de vitaminas y minerales sin aportar apenas grasas, sino también una fibra, la inulina, que posee un efecto prebiótico, y se le atribuyen numerosos efectos terapéuticos.
La temporada de la alcachofa va de otoño a primavera, pues tiene dos floraciones: una de octubre a diciembre y otra de febrero o marzo a abril. En España se cultivan ampliamente alcachofas en Tudela (Navarra), Benicarló (Alicante), donde cuentan con denominación de origen protegida, y El Prat (Barcelona).
De la planta de la alcachofa también se utilizan las hojas con fines medicinales.
Propiedades de la alcachofa
Las alcachofas son un diurético excelente, muy útil para favorecer la emisión de orina y aliviar trastornos urinarios como la infección de vejiga y uretra, las piedras en el riñón, el exceso de ácido úrico y urea o los edemas.
Además son un alimento con poder alcalinizante gracias a su riqueza en minerales como calcio, magnesio y potasio, fibra y vitaminas del grupo B.
Pero destaca sobre todo por una serie de sustancias que se encuentran en cantidades muy pequeñas, pero que tienen notables efectos fisiológicos. Entre ellas destacan:
- La cinarina, que ayuda a proteger el hígado.
- La inulina, una fibra que reduce la concentración de azúcar en la sangre tras las comidas y que favorece el equilibrio de la flora intestinal.
Es por tanto, un alimento depurativo a tener muy en cuenta.
Valor nutricional
Una ración de 200 gramos de alcachofa proporciona un 33% del fósforo que precisa el organismo al día, un 18% del potasio, un 15% del magnesio y un 13% del calcio.
Aporta además vitaminas del grupo B, en especial vitamina B1, vitamina B6 y ácido fólico, así como algo de vitamina C.
Esta concentración de nutrientes se acompaña de muy pocas calorías: aporta solo 47 calorías por 100 gramos.
Beneficios para la salud
Las propiedades de la alcachofa hacen que esté indicada para prevenir o mejorar diferentes problemas de salud. Estas son sus principales indicaciones y beneficios para la salud:
Para el hígado
Con un sabor exquisito, entre dulce y amargo, la alcachofa, consumida con regularidad, incrementa la secreción biliar y la irrigación sanguínea del hígado, lo que ayuda a digerir mejor.
Gracias a la cinaropicrina y la cinarina, dos de sus principios activos, favorece la regeneración de las células hepáticas y atenúa el impacto que el alcohol y otras sustancias tóxicas ejercen sobre ellas.
Mejora además las digestiones lentas, que provocan la sensación de estar lleno y también es un remedio en la convalecencia de las hepatitis y contra la hidropesía (hinchazón del abdomen por acumulación de líquido).
Para el riñón
La alcachofa incrementa la diuresis y la excreción de urea, una sustancia tóxica que se produce en el organismo como resultado del metabolismo de las proteínas y que debe eliminarse con la orina.
Cuando se altera la función renal, el nivel de urea aumenta en la sangre y puede originar dolorosos ataques de gota.
También es útil contra la retención de líquidos con oliguria (producción escasa de orina).
Para el colesterol
La alcachofa disminuye la tendencia del colesterol a depositarse en las paredes de las arterias, por lo que ejerce un efecto preventivo de la arteriosclerosis.
Para bajar el azúcar
La alcachofa es hipoglucemiante y rica en inulina, un hidrato de carbono fácil de asimilar por los diabéticos.
Para la piel
Muchas dermatitis desaparecen o mejoran tras estimular los procesos de desintoxicación hepática. El consumo regular de alcachofas puede contribuir a mejorar, así, algunas afecciones crónicas de la piel.
Cómo cocinar alcachofas
La alcachofa es una hortaliza de múltiples usos terapéuticos y culinarios. A la hora de prepararla, habrá que tener en cuenta algunas cosas para evitar su deterioro: conviene evitar los hervores prolongados, pues la sobrecocción afecta a su sabor y textura. Y, una vez cocida, tampoco debe guardarse, porque la coloniza un hongo de color grisáceo llamado bremia que podría resultar nocivo para la salud.
En general, la alcachofa es una hortaliza que exige cierto trabajo en la cocina: hay que cortarle parte de la base y las puntas duras, arrancarle las hojas exteriores más fibrosas y, a veces, eliminar la pelusilla del interior.
Su sabor delicado y sus singulares propiedades culinarias la convierten en un ingrediente ideal para crear platos festivos y suculentos. Los corazones o fondos de alcachofas son un ejemplo, y se pueden preparar con un sinfín de rellenos distintos.
Para cocinar las alcachofas al horno, basta con cortar el tronco, eliminar algunas hojas externas y condimentarlas con ajo, sal o unas gotas de limón o tamari, que se introducen en el interior abriéndolas ligeramente. Para que no se resequen, se agrega un poco de agua o caldo y un chorrito de aceite de oliva.
El tiempo de cocción resulta difícil de precisar. Para saber si están en su punto se arranca una hoja externa: si se desprende con facilidad, ya pueden retirarse del horno.