La forma en la que hablamos con los demás dice mucho de quienes somos. Así lo asegura la psicóloga Olga Albaladejo, que nos recuerda que “las frases que usamos a diario dicen mucho más de nosotras de lo que creemos”.

La experta ha colaborado con Cuerpomente para analizar cuáles son las frases que más usan las personas con alta educación. Aunque aclara que, cuando habla de educación, no se refiere “solo a la formación académica, sino a una educación integral que incluye respeto, empatía, pensamiento crítico y habilidades sociales".

Y es que, como explica la autora de Conjuros de Bien-estar, “en psicología, sabemos que el lenguaje es una ventana al mundo interior: revela valores, creencias, formas de pensar y también el nivel de desarrollo emocional y relacional de una persona”, lo que “efectivamente puede ser un buen reflejo de nuestro nivel de educación”. En su opinión de experta, estas son las frases que nos permiten atisbar ese alto nivel de educación.

Gracias por tu tiempo

Es una frase muy sencilla, pero como explica Albaladejo, “refleja respeto, capacidad de escucha, apertura al otro y una base sólida de empatía”. Porque al dar las gracias a alguien por su tiempo, estamos reconociendo el valor del mismo.

Puede que la digas cuando alguien te echa un mano, o al final del un mail en el que solicitas un favor a un colega. Sea cual sea la circunstancia, es una muestra clara de que tienes un alto nivel de educación en valores.

¿Tú qué opinas?

Preguntar la opinión al otro, en especial en entornos laborales, es una muestra de que eres una persona educada en valores. La psicóloga asegura que esta es una de esas frases que reflejan un alto nivel de educación, puesto que “quien la dice está mostrando que sabe convivir, que no necesita imponerse y que valora la mirada del otro".

Saber valorar lo que el otro piensa es un reflejo de que no te crees poseedor de la verdad absoluta. Y es un claro síntoma de que te han educado bien.

No lo había pensado

La gran mayoría de las frases que revelan un alto nivel de educación, nos confirma Albaladejo, “tienen que ver con reconocer al otro: valorarlo, darle espacio, agradecer, ceder”. En este caso, la frase lo hace a la perfección.

Con cuatro simples palabras demostramos que valoramos lo que el otro opina, que estamos abiertos a un nuevo punto de vista y dispuestos a ver las cosas desde otra perspectiva. Y no hay nada más educado que eso.

Tienes razón, no lo había visto desde ese ángulo

En la línea de la anterior, verbalizar en voz alta que es el otro el que tiene razón es algo que solo las personas más educadas se atreven a hacer sin despeinarse. Como si en este mundo moderno estuviera prohibido estar equivocados.

Esta capacidad de ver un error personal, corregirlo y dar la razón al otro, nos explica la psicóloga, “es propio de personas que no necesitan demostrar lo que saben, porque están centradas en construir vínculos y comprender antes que en tener razón".

Disculpa, me he equivocado

Si además de entender que no eres poseedor de la verdad suprema, eres capaz de disculparte cuando te equivocas, está claro que has recibido una excelente educación en valores. De hecho, Albaladejo asegura que esta frase, “en psicología, suele correlacionarse con una alta inteligencia emocional”.

Y es que, aunque disculparse es algo muy sencillo, hacerlo sin excusas parece una misión imposible para ciertas personas. A veces no se trata de dar razones ni explicaciones, sino de reconocer con humildad que nos hemos equivocado.

¿En qué te puedo ayudar?

"Las personas con más autoconocimiento y respeto por los demás no hablan más… pero dicen mejor. Y en un mundo ruidoso, eso marca la diferencia", continua Albaladejo en este análisis que comparte con Cuerpomente.

Es habitual que tendamos a intentar adivinar lo que el otro quiere de nosotros, cuando lo más adecuado, y lo más educado, es asumir que muy probablemente no lo sepamos. Preguntar con amabilidad qué es lo que necesita el otro es eso que la experta llama "hablar mejor".

Y es que como nos dice la psicóloga, "la verdadera educación no se nota en lo que alguien presume, sino en cómo trata a los demás cuando no necesita nada de ellos. Y ahí, el lenguaje cotidiano se convierte en su mejor carta de presentación".

¿Cómo estás de verdad?

Todos hemos estado alguna vez en esta situación. Quedas con un amigo, le preguntas cómo está y te responde “bien, no me puedo quejar”. En la mayoría de los casos nos contentamos con la respuesta, pero según Albaladejo, las personas realmente educadas van un paso más allá y lanzan la pregunta: ¿Cómo estás de verdad?

"En redes o en WhatsApp, una frase como “Cuéntame más” o “¿Te sientes bien con lo que decidiste?” puede generar un espacio de confianza que muchas veces no existe ni siquiera en lo presencial", continua la psicóloga. Entablar conversaciones reales en torno a las emociones no es signo de debilidad ni de ser un cotilla. Es un gesto de alta educación que demuestra que te importan lo demás y que te educaron con buenos valores.

Explícamelo mejor, quiero entenderte

En este mundo de postureo, todos intentamos quedar bien. Pero, como dice la psicóloga, las frases de alta educación no tienen nada que ver con este “sonar bien”, sino que “se trata de ser genuinos, porque lo que decimos es el reflejo de lo que pensamos y de cómo tratamos a los demás".

Así que ser capaz de reconocer en voz alta que no has entendido lo que la otra persona intentaba decirte, además de permitirte aprender más del otro, es un gesto de que no te avergüenza exponer la verdad. No siempre entendemos las cosas a la primera, y no hay nada de malo en ello. Mi abuelo solía decirme: "si no entiendes algo, y preguntas, quedas de tonta una vez. Pero si no preguntas, serás tonta toda la vida".

Te escucho

"Cultivar un lenguaje respetuoso, curioso y empático no solo habla de nuestra educación: habla de quién somos cuando nadie nos mira", explica Albaladejo. Algo que queda reflejado en esta otra frase que incluye entre las más habituales entre las personas con una alta educación.

Prestarnos a escuchar al otro es una forma sencilla de mostrar respeto, curiosidad y empatía. Y son estos tres los valores básicos que deben primar en toda persona educada.

Gracias por hacerme pensar

Para acabar, Albaladejo nos invita a reflexionar sobre el valor de esta frase que nos presenta como personas capaces de escuchar al otro. Según nos cuenta, “hoy, en la era de los mensajes breves y los audios acelerados, este tipo de frases son más valiosas que nunca. Porque nos obligan a parar, a mirar al otro y a dar valor al intercambio".

No se trata solo de escuchar al otro, sino de darle las gracias por el valor que aporta en tu vida. Y es que, incluso si no estáis de acuerdo en todo, cualquier intercambio con otra persona te ayudará a reflexionar sobre tu propia vida.

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