En el ir y venir de las conversaciones diarias es normal encontrarnos, más de una vez, antes desacuerdos varios. No es extraño que en más de una ocasión se nos lleve la contraria, pero hay personas que parecen especialistas en este arte de no estar de acuerdo. Hasta al argumento más infalible, le encuentran sus puntos flacos. Tanto es así, que llegamos a escucharnos decir: “Es imposible hablar contigo”.

Si has pronunciado estas palabras alguna vez, es porque te ha pasado. Has tenido que hacer frente a un objetor profesional. Y seguro que, en un afán de comprenderlo, te has preguntado, ¿por qué lo hace? Esa misma pregunta hemos planteado a la psicóloga Leticia Martín Enjuto, que nos ha explicado con todo lujo de detalles qué significa, desde el punto de vista de la psicología, que alguien te lleve sistemáticamente la contraria.

Nunca tienes razón

Antes de empezar con el análisis, cabe destacar que no estamos hablando de personas con firme opinión que defienden lo que piensan, sino de aquellas que, hagas lo que hagas, y digas lo que digas, siempre tienen algo que objetar. Que contradicen por sistema.

También debemos entender, nos explica Martín Enjuto, es que “muchas veces el hábito de contradecir a los demás no es solo por querer discutir, sino que puede estar ligado a inseguridades internas”. Es decir, cuando alguien no se siente seguro de sí mismo, continua la psicóloga, “puede usar la contradicción como una forma de buscar atención o validación. Es como si, al llevar la contraria, intentaran compensar esa falta de confianza que sienten por dentro”.

Puede sonar contradictorio, pero la psicóloga nos explica que las personas con baja autoestima, que no se valoran lo suficiente, pueden usar la contradicción como forma de reafirmación personal. “Contradecir a los demás les da una sensación de control sobre la situación, aunque en realidad puede ser una manera de protegerse de sentimientos más profundos, como el miedo a ser rechazados o sentirse inferiores”.

Heridas del pasado

Aunque la baja autoestima juega un papel crucial en este tipo de circunstancias, la psicóloga tiene otras posibles explicaciones. “Este comportamiento puede ser también un reflejo de heridas emocionales que no se han sanado”, nos aclara. “Personas que han vivido experiencias difíciles o relaciones complicadas en el pasado, pueden desarrollar esta forma de actuar como un mecanismo de defensa para no volver a sentirse vulnerables”.

En estos casos, la contradicción constante es una especie de muro que permite a la persona defenderse, pero que también la aísla. “No podemos olvidar que el entorno en el que crecemos también influye mucho”, continua la psicóloga. “Si alguien ha vivido en un ambiente donde discutir y enfrentarse era algo habitual, puede que haya aprendido a comunicarse de esa manera, normalizando el hábito de llevar la contraria”. Con el tiempo, sin embargo, la jugada puede salir cara.

Narcisistas, conflictivos y otras explicaciones posibles

Aunque las dos primeras explicaciones son las más habituales, y revelan, como suele suceder, el lado más vulnerable del ser humano, hay otras posibles razones algo más oscuras.

“Detrás de esta actitud también puede esconderse inseguridad y ciertos rasgos narcisistas”, nos explica Martín Enjuto. Frente a la idea de la vulnerabilidad, este tipo de personas necesita contradecir porque desea destacar o demostrar superioridad intelectual. “Estas personas buscan reconocimiento y validación a través de sus argumentos”, aclara la experta, “mostrando un ego que necesita ser reafirmado constantemente”.

Otra posibilidad es la que la psicología califica como Personalidad altamente Conflictiva, “caracterizada por un patrón de comportamiento que incluye generar conflictos de forma continua, culpar a los demás sin asumir responsabilidad de la mano de reacciones emocionales intensas y cambios bruscos de humo”, continua la psicóloga.

Para acabar, nos explica, “algunos trastornos de personalidad, como el narcisismo o el paranoide, pueden manifestarse con un comportamiento similar, donde la contradicción constante sirve para proteger la propia imagen o para reafirmar una sensación de superioridad”.

Especialistas en llevar la contraria: adolescentes

Seguro que leyendo todo esto no has podido evitar acordarte de los especialistas en llevar la contraria: los adolescentes.Leticia Martín Enjuto, especialista con amplia experiencia con la adolescencia, nos da también su punto de vista al respecto.

Aunque en la inmensa mayoría de los casos estos enfrentamientos puedan ser fruto de esa separación natural que los adolescentes generan con sus padres para formar su propia identidad, cuando la cosa va a mayores puede tratarse de un trastorno.

“En niños y adolescentes”, nos explica Leticia, “el trastorno optimista desafiante (TOD) se caracteriza por una actitud negativa y desafiante que se mantiene en el tiempo”.

Hora de hacerles frente

Sea como sea, está claro que este tipo de situaciones pueden hacer una mella profunda en las relaciones interpersonales. “Este tipo de conducta bloquea la comunicación asertiva y la escucha activa”, nos explica la psicóloga, “que son esenciales para resolver conflictos de manera saludable”. A la larga, esto “puede hacer que la otra persona sienta una disonancia cognitiva, un malestar emocional que aparece cuando se enfrentan creencias o comportamientos contradictorios”, continúa la experta.

Por todo esto, es importante contar con medidas para lidiar con este tipo de perfiles. Y Martín Enjuto nos ha dado las suyas. El primer paso, asegura, que en lugar de reaccionar, “observar si existe un patrón en su comportamiento”. De esta forma podremos comprender mejor sus motivos y no tomarnos lo que sucede como algo personal.

El siguiente paso es “abordar la contradicción con calma y respeto, expresando lo que se observa y cómo afecta la relación, puede evitar malentendidos. Por ejemplo, pedir aclaraciones cuando las palabras y acciones no coinciden ayuda a mantener la conversación en un terreno más claro”.

Otro punto fundamental, nos explica Martín Enjuto, es la escucha activa. “Prestar atención genuina a lo que la otra persona dice, sin interrumpir y mostrando interés, puede disminuir la necesidad que siente de contradecir y aumentar su receptividad”, asegura. También podemos “usar declaraciones en primera persona” para evitar “que la otra persona se ponga a la defensiva”. Y jamás debemos olvidar mantener la paciencia y la perspectiva, “ambas son esenciales”.

Por último, la psicóloga nos recuerda que “ayuda a mantener la calma, dar tiempo para que la relación evolucione y evitar sacar conclusiones rápidas basadas en contradicciones puntuales”.

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