Del riego sanguíneo dependen la mayor parte de las funciones metabólicas y por tanto nuestro bienestar. El sedentarismo, la falta de ejercicio, la obesidad, una alimentación con exceso de grasas saturadas y azúcares, y el consumo de alcohol y tabaco son los enemigos declarados de la salud cardiovascular.
Recordemos que en la Comunidad Europea fallecen más personas por problemas cardiocirculatorios –el 47% de la mujeres y el 40% de los hombres– que por cáncer.
Mejorar la circulación con fitoterapia
Hay plantas medicinales que favorecen el riego sanguíneo –algunas incluso a nivel cerebral–, combaten las arritmias, contribuyen a neutralizar la acción de los radicales libres, ejercen una acción vasoprotectora y previenen accidentes vasculares como la aterosclerosis, las tromboembolias y los ictus.
Otras impiden o dificultan la formación de edemas, pues favorecen el retorno venoso y evitan o disminuyen la aparición de varices o hemorroides.
Las plantas ayudan a que uno se sienta mejor, pueden sustituir a los fármacos en tratamientos puntuales o prolongados para este tipo de dolencias y previenen la aparición de problemas vasculares. Estas son las ocho más destacadas: