La vitamina D es clave para la salud y el bienestar. Principalmente sirve para modular la inmunidad, lo que ayuda a prevenir las alergias, los trastornos autoinmunes y, según muchos investigadores, las enfermedades degenerativas. Protege frente a las infecciones causadas por virus y bacterias, y en invierno reduce el riesgo de contraer la gripe y otros virus respiratorios. En este artículo del Dr. José Carlos Tutor te contamos los síntomas de la deficiencia de vitamina D y el tratamiento.

Qué es la vitamina D y para qué sirve

La vitamina D es un factor nutricional de gran importancia en la optimización de la salud. La vitamina D3 (colecalciferol) se obtiene principalmente mediante la exposición de la piel a la luz solar. Además hay un aporte de vitamina D3 con alimentos de origen animal y de vitamina D2 con otros alimentos como algunas setas. Sin embargo, la deficiencia en esta vitamina es cada vez más habitual.

El insomnio, la ansiedad, la depresión y la intensidad de dolores neuropáticos y músculo-esqueléticos inespecíficos, así como la fibromialgia, se han relacionado con la deficiencia de vitamina D.

Curiosamente, la falta de vitamina D también favorece la somnolencia diurna, según una investigación realizada por David E. McCarty, de la Universidad Estatal de Luisiana (Estados Unidos). Además se relaciona con trastornos del sueño por apnea obstructiva.

Unos buenos niveles de vitamina D en el organismo ayudan a prevenir ciertos tipos de cáncer, como el de mama y el colorrectal. Investigadores de la Universidad de California en San Diego han llegado a afirmar que la deficiencia de vitamina D podría ser una "causa raíz" de todos los tipos de cáncer.

Síntomas por deficiencia de vitamina D

La deficiencia de vitamina D puede causar una variedad de síntomas. Raimund von Helden, médico con experiencia en la suplementación con vitamina D, los clasifica mediante el acrónimo M-A-N-O-S:

  • M de Músculo: Dolor, debilidad, calambres, temblores y hormigueos.
  • A de Adinamia: Debilidad, apatía, falta de energía, cansancio permanente y fatiga constante.
  • N de Nervios: Mareos, trastornos del sueño y la concentración, inquietud, ansiedad, cambios de comportamiento, deterioro de la coordinación e inestabilidad de pie y al caminar. La deficiencia favorece tanto el insomnio como la somnolencia.
  • O de Ortostasis: Trastornos circulatorios, dolor de cabeza, sensación de frío o de congelamiento en manos y pies.
  • S de Skeletal (esqueleto): Dolor en huesos y articulaciones que aumenta con el ejercicio, reducción de la masa ósea y huesos dolorosos al contacto.

Además, ante una falta de vitamina D pueden producirse alucinaciones, tinnitus, acidez de estómago, vómitos matutinos y alergia al sol.

Tratamiento de la deficiencia de vitamina D

Para evaluar el estatus de la vitamina D se determina la concentración del metabolito 25-hidroxi-vitamina D (calcidiol) en suero sanguíneo.

Valores normales de vitamina D

El nivel deseable se sitúa entre 40-60 o 40-70 ng/mL, de acuerdo con distintos investigadores y organizaciones como Vitamin D Council, Vitamin D Society y GrassrootsHealth.

Para alcanzar estas concentraciones se necesitaría una adecuada exposición diaria al sol, ingerir la cantidad suficiente de alimentos ricos en vitamina D o tomar un suplemento vitamínico.

Se calcula que 15-20 minutos de exposición al sol puede generar (dependiendo de la estación, la latitud, el tipo de piel y la superficie expuesta) de 10.000 a 20.000 UI de vitamina D.

El estilo de vida en espacios interiores hace que los niveles de vitamina D se hayan reducido drásticamente. La solución en la mayoría de los casos pasa por suplementar con vitamina D3 (colecalciferol). Sin embargo, en España se utiliza con frecuencia el calcidiol, con el que es difícil ajustar la dosis.

Dosis recomendada para un suplemento de vitamina D

Para alcanzar el nivel óptimo de 40-60 ng/mL, de acuerdo con las recomendaciones del Vitamin D Council, se necesita una ingesta diaria de 70-80 UI/kg de peso. Un adulto de 70 kg requeriría una dosis de 5.200 UI/día.

Muchos médicos aún recomiendan dosis suplementarias del orden de 400-800 UI/ día, pero son insuficientes. Persiste entre los profesionales un temor exagerado a la toxicidad. En realidad la intoxicación es rara y ocurre por accidente al consumir dosis muy elevadas, como dice el reconocido experto Michael Hollick en la revista Mayo Clinic Proceedings.

Una dosis de 10.000 UI al día no representa en individuos adultos ningún riesgo y no necesita un seguimiento especial (siempre que no existan situaciones específicas, como una sarcoidosis, que puedan requerir una supervisión clínica).

Después de 2-3 meses conviene hacer una analítica y reajustar la dosis en caso necesario. Una vez alcanzado el nivel deseado debe continuarse con la misma dosis y realizar análisis cada uno o dos años.

Se puede optimizar la acción de la vitamina D mediante la administración de cofactores: vitamina A (5.000-10.000 UI), vitamina K2/MK-7 (150-200 mcg), magnesio (400-600 mg), boro (3-6 mg) y zinc (15-20 mg).

Cómo tomar la vitamina D

La forma más fisiológica de tomar un suplemento de vitamina D es a diario por la mañana, que es cuando el organismo está mejor preparado para sintetizar y utilizar la vitamina. Una de las razones por las que hacerlo así es que en el intestino tenemos las placas de Peyer, que forman parte del sistema inmunitario y reciben la vitamina D de los alimentos –o del suplemento– para hacer sus funciones.

Tomarla con un poco de aceite o durante una comida principal es importante, ya que la vitamina D es liposoluble, es decir, se disuelve en grasa; solo así se puede garantizar una correcta absorción a nivel intestinal. Te lo explicamos en este vídeo:

¿Por qué evitar la deficiencia de vitamina D?

  • Modula la inmunidad, lo que ayuda a prevenir las alergias, los trastornos autoinmunes y, según muchos investigadores, las enfermedades degenerativas.
  • Protege frente a las infecciones causadas por virus y bacterias. En invierno reduce el riesgo de contraer la gripe y otros virus respiratorios.
  • El insomnio, la ansiedad, la depresión y la intensidad de dolores neuropáticos y músculo-esqueléticos inespecíficos, así como la fibromialgia, se han relacionado con su deficiencia.
  • Ayuda a alejar el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer, como el de mama y el colorrectal. Investigadores de la Universidad de California en San Diego sugirieron que la deficiencia de vitamina D podría estar muy relacionada con estos tipos de cáncer.