La hora del día en que se realizan las comidas es un factor importante para el control del peso. Comer en el momento “equivocado” podría ser un factor determinante para la pérdida de coordinación entre el sistema circadiano y diferentes procesos metabólicos que afectan el metabolismo energético y del tejido adiposo, lo que aumenta el riesgo de desarrollar obesidad

Un equipo español puntero a nivel mundial en el estudio de la cronobiología ha demostrado que la hora en que se acostumbra a comer puede influir sobre el estado y comportamiento de la microbiota intestinal, con patrones opuestos según si el momento de la ingesta es temprano o tardío.

No es lo mismo comer chocolate por la mañana que por la noche

Los investigadores de la Universidad de Murcia plantearon la hipótesis de que consumir un alimento con alto contenido de energía y azúcar, como el chocolate, durante un período corto de dos semanas por la mañana o por la noche podría afectar de distinta manera al equilibrio energético, el peso y la distribución de la grasa corporal.

Los factores que podrían intervenir en estas diferencias podrían ser, entre otros, cambios en la ingesta energética, la oxidación de lípidos, variables relacionadas con el sueño y el ciclo circadiano, o la composición de la microbiota y su actividad metabólica.

El estudio se realizó con un grupo de 19 mujeres posmenopáusicas (de 52 ± 4 años) con un índice de masa corporal (IMC) dentro de los márgenes normales. Las participantes comieron 100 g de chocolate por la mañana, 1 h después de despertarse, o por la noche, 1 h antes de acostarse, o nada de chocolate. Realizaron cada comportamiento durante dos semanas, con periodos de "descanso" intermedios.

Mientras se realizó el estudio, los investigadores midieron su peso corporal, la circunferencia de la cintura, las evaluaciones del hambre / apetito, la temperatura y la actividad corporales, la duración del sueño y los niveles de cortisol en la saliva. Los voluntarios también recolectaron una muestra de heces por la mañana el primer y penúltimo día de cada intervención para analizar los cambios en la microbiota intestinal.

Se redujo la circunferencia de la cintura

Después de nueve semanas, los datos recogidos indicaron que mientras comieron chocolate las mujeres no ganaron un peso corporal significativo. Sin embargo, cuando lo comieron por la mañana se redujo la circunferencia de la cintura, lo que indica una diferente distribución de la grasa corporal.

Este efecto sobre la figura corporal puede estar relacionado con que comer chocolate por la mañana también produjo un incremento de la termogénesis (proceso de producción de calor en el organismo) a partir de la combustión de las grasas, seguramente por el contenido del cacao en teobromina y otras metilxantinas y en flavonoides (epicatequina o catequina).

Comer chocolate por la mañana también pareció disminuir la glucosa en ayunas, probablemente porque el cacao reduce la tasa de digestión de los macronutrientes.

"El chocolate puede mejorar la homeostasis de la glucosa al ralentizar la digestión y absorción de carbohidratos. De hecho, el cacao podría reducir la velocidad y el grado de digestión de macronutrientes al unirse y antagonizar las enzimas digestivas, lo que puede ayudar a explicar la relación inversa informada anteriormente entre la ingesta de chocolate y la diabetes mellitus tipo 2 (DM2) ", escriben los autores.

Al observar los cambios en la microbiota de los diferentes grupos, los investigadores encontraron que el consumo de chocolate durante la noche aumentó significativamente la producción de ácidos grasos de cadena corta como el acetato, el propionato, el isobutirato, el isovaleronato y el valeronato, en comparación con la ausencia de chocolate.

Las mujeres que consumieron chocolate por la mañana también aumentaron los niveles de ácidos grasos de cadena corta, pero no tanto como los que lo tomaron por la noche.

Los investigadores señalan que el incremento de estos ácidos grasos puede explicar la disminución del apetito y cambios beneficiosos en la permeabilidad intestinal, que debe dejar pasar los nutrientes al sistema sanguíneo, pero debe detener las toxinas.

El efecto beneficioso de la ingesta de chocolate fue apoyado por el aumento de los niveles de bacterias Ruminococcus, que se asoció con niveles más altos de acetato, y una disminución de los niveles del género Lachnospiraceae, que se asoció con una reducción de acetato.

Referencias científicas: