El dióxido de titanio es un aditivo muy común en los alimentos procesados y en todo tipo de productos. La Unión Europea ha prohibido su uso en la alimentación tras un informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) que alertaba de sus posibles riesgos para la salud.

¿Qué es el dióxido de titanio o E171?

El dióxido de titanio es un aditivo que recibe también los nombres E171 (en alimentación), CI 77891 (en cosmética), PW6 (o Pigment White 6) o titanio blanco.

Se utiliza en forma de polvo como colorante alimentario para dar un color blanco brillante y opaco a los alimentos y que resulten más atractivos. No tiene ningún valor nutricional, por lo que es totalmente prescindible.

Tiene otras propiedades como la absorción de rayos ultravioleta, la resistencia química o la capacidad de resistir a altas temperaturas, y se utiliza también en productos de cosmética, plásticos, pinturas o medicamentos.

¿Qué consecuencias tiene el E171 para la salud?

Hace tiempo que el E171 está bajo el punto de mira y diversos estudios han apuntado sus peligros para la salud ya que las nanopartículas que componen este aditivo pueden penetrar las barreras protectoras del cuerpo humano.

La EFSA, la agencia que asesora sobre los riesgos asociados a la cadena alimentaria a la Unión Europea, emitió un informe en mayo de 2021 en el que advierte que el uso como aditivo alimentario del E171no se considera seguro.

En evaluaciones anteriores no habían encontrado efectos secundarios vinculados al uso del dióxido de titanio, pero para este nuevo informe se aplicó por primera vez la Guía del Comité Científico de la EFSA de 2018 sobre nanotecnología para evaluar la seguridad de los aditivos alimentarios.

  • El E171 contiene como máximo el 50 % de las partículas de tamaño nanométrico (es decir, menos de 100 nanómetros) a las que pueden estar expuestos los consumidores.

En concreto, la EFSA considera que, a la luz de la evidencia científica actual, no se puede descartar la genotoxicidad (es decir, la capacidad de esta sustancia de dañar el ADN de las células) tras el consumo de partículas de dióxido de titanio. Este daño en el ADN podría conducir al desarrollo de cáncer.

Tras su ingestión, la absorción de partículas de dióxido de titanio es baja, pero pueden acumularse en el organismo”, señalan desde la EFSA.

Debido a estos posibles daños para la salud, no existe una ingesta mínima diaria recomendable que pueda considerarse segura.

El E171, prohibido en la Unión Europea

Tras el informe de la EFSA, la Unión Europea (UE) decidió prohibir su uso como aditivo alimentario en los 27 estados miembros, con un periodo de transición de seis meses para que los productores puedan reformular sus productos que termina el 7 de agosto de 2022.

Por su parte, Francia ya prohibió su uso en 2020 después de varias alertas sobre sus posibles efectos cancerígenos de la Agencia Francesa para la Alimentación, el Medio Ambiente y la Salud y Seguridad Ocupacional (ANSES).

La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) también lo considera “posiblemente cancerígeno”, en base a estudios en ratones que indicaban una mayor probabilidad de sufrir cáncer de pulmón tras su inhalación.

¿En qué productos se usa el dióxido de titanio?

Dióxido de titanio en los alimentos

El colorante E171 se usa en productos procesados de panadería, en sopas, caldos, salsas, pastas saladas para untar bocadillos.

También es muy común en alimentos dirigidos a los niños como golosinas, chocolates, galletas o chicles.

De acuerdo con la EFSA, los frutos de cáscara procesados son también una de las principales categorías de alimentos que contienen este colorante.

Dióxido de titanio en cosmética

La evaluación de la seguridad de la EFSA del dióxido de titanio solo se refiere a su uso como aditivo alimentario. Sin embargo, el también se usa habitualmente productos cosméticos como protectores solares (ya que absorbe la luz ultravioleta y protege la piel de los rayos UV), polvos de maquillaje o cremas.

De acuerdo con la IARC, “hay pruebas contradictorias sobre si las nanopartículas de dióxido de titanio pueden atravesar la piel. Si pueden, la presencia de dióxido de titanio en una gran variedad de polvos y cremas cosméticas puede ser motivo de preocupación”.

Está presente también en algunas pastas de dientes, donde es especialmente preocupante porque puede ingerirse fácilmente.

También se utiliza en medicamentos (en la capa que recubre las pastillas), en tintas, plásticos (por ejemplo, en muebles o artículos resistentes a los efectos de la luz solar), pinturas o esmaltes de cerámica.