Alguna que otra vez cometemos fallos en la cocina. Es inevitable y de ellos se aprende. A veces se pueden rectificar sobre la marcha pero cuando se trata del plato casi terminado parece que es la perdición.

Hay cosas que no tienen arreglo, como una preparación quemada. Otras sí son salvables con unos remedios fáciles.

1. Sopas, guisos y potajes… ¿demasiado salados?

Alguna vez habrás escuchado que basta con añadir patata. La patata no absorbe selectivamente solo la sal de la comida, así que no te va a servir de mucho. Lo que sí te puede servir es aumentar la cantidad de ingredientes y de agua, de forma que la sal quede más diluida.

Puedes añadir patata, sí, pero también zanahorias, leche de coco, tomates, hierbas frescas (perejil, cilantro, etc.), más cantidad de legumbres si están ya cocidas, cebolla, pimiento... Es decir, cuando un guiso o un potaje te queden demasiado salados trátalos como si fueran concentrados.

Y para contrarrestar la falta de espesor cuando añadimos más agua, añade un poco de harina de trigo o maicena diluida en ese agua (2 cucharadas en un guiso para 4 personas está bien).

2. Demasiado picante

Si se nos ha ido la mano con el picante podemos hacer varias cosas, dependiendo del tipo de preparación. Si es con caldo, como un guiso o un potaje, podemos hacer como cuando nos pasamos de sal: añadir más agua y más ingredientes, pero esta vez sí tendremos que corregir de sal.

Añade si puedes algunos ingredientes que ayudan a enmascarar el picante, como el yogur de soja (sin azucarar y sin sabores), leche de coco (de lata o solo crema de coco), mantequillas de frutos secos, algún ingrediente dulce (por ejemplo un puñado de pasas), etc.

Si es un cereal seco y suelto, tipo pilaf o paella, es más complicado. Si no está hecho del todo, retíralo del fuego, añade una buena cantidad de agua, remuévelo y escúrrelo. Al hacerlo te llevarás más cosas que el picante, también las especias y sabores que le hayas puesto (si los lleva).

Una vez escurrido, ponlo de nuevo al fuego añadiendo la sal y las especias que le devuelvan el sabor. Algo de picante quedará, pero no será excesivo. Ahora solo hay que controlar que se termine de cocer el cereal y se evapore el agua restante.

Si no quieres "inundar" tu preparación o el cereal que ya está cocido, lo que puedes hacer es dejar que se enfríe y guardarlo. Usa solo pequeñas cantidades como guarnición de otros platos, o prepara más del mismo (pero sin picante) y mézclalo.

Si es salsa picante o chile en copos que te has pasado echando por encima del plato, es conveniente retirarlo cuanto antes con un cuchillo y papel de cocina.

3. Bechamel (y otras salsas y cremas) con grumos

Cuando hacemos salsas que llevan harinas y almidones, y tenemos que mezclarlas a mano, a menudo sucede que terminamos de añadir los líquidos y nos siguen quedando grumos.

Para arreglarlo puedes hacer dos cosas:

  1. Retíralo del fuego y cuela los grumos cogiéndolos con un cacito y pasándolos por un colador. Tendrás que apretarlo, masajeando suavemente, para que pase deshecho por la red del colador.
  2. Pásalo a la batidora y bátelo hasta que quede una crema fina y sedosa. Si se te enfría, añade un poco más de líquido, bátelo de nuevo y caliéntalo en un cazo a fuego lento removiendo constantemente para que no se pegue.

4. Hamburguesas veganas que se desintegran

Si al poner la primera que hayas hecho ves que se deshace, retíralo del fuego. Hay varios motivos por los que se te puede desintegrar una hamburguesa vegana, aunque los más comunes suelen ser que no hayamos añadido ingredientes que actúen de "pegamento" (aglomerantes como avena más líquido, lino, gluten, harinas, etc.), o bien que hayamos cogido la masa blanda y le hayamos dado forma sin compactarla ni aplicar ninguna presión.

Si lo has pillado a tiempo y solo es la primera, puedes arreglar el resto modificando la masa y presionándola bien cuando le das forma. La que se te ha desintegrado puedes deshacerla del todo y añadirla a la masa o a otras hamburguesas que tengas que rectificar.

5. Pasta demasiado blanda

Se te ha pasado el tiempo de cocción y ahora la pasta está muy blanda. Dependiendo de cuánto nos hayamos pasado podemos usar unas soluciones u otras.

Lo primero es quitar la pasta del fuego y escurrirla. Todo el tiempo que pase en el agua será tiempo que pasará absorbiéndola y poniéndose más blanda aún.

Si solo está más blanda que "al dente", lávala en el escurridor con agua fría del grifo, moviéndola con cuidado. Después saltéala un par de minutos en una sartén con aceite de oliva.

Si se rompe fácilmente o ya está rota, cambia el plato que ibas a preparar por una casserole o gratinado al horno. Dispón la pasta en una fuente para horno, añade una pizca de aceite de oliva, mézclalo, agrega el resto de ingredientes que fueras a usar y gratínalo al horno.

Si quieres puedes preparar una bechamel con bebida de soja para poner por encima.

Esto no es que arregle la pasta, lo que hacemos es utilizarla en una preparación en la que no es tan importante una pasta perfectamente cocida y al dente.

Otra opción es enfriarla con agua corriente, escurrirla muy bien y guardarla en la nevera para usar en sopas. Como ya está hecha solo tendrá que estar un minuto o dos en el caldo para calentarse. Si la pasta se rompe fácilmente nos da igual qué forma tenga, para una sopa nos sirve cualquiera en trocitos.

6. Arroz que se pasa

No se puede volver a un estado anterior. Los granos de arroz se han cocido demasiado, han absorbido más agua de la necesaria para que queden tiernos, se han abierto, han soltado un montón de almidón y ahora están pastosos. Con esto no hay vuelta atrás, pero sí puedes convertirlo en otro plato.

Condimenta ese arroz con canela, vainilla, ralladura de limón y alguna fruta dulce y tendrás porridge de arroz para desayunar. Si no te gusta del todo la textura, bátelo todo con la batidora, añade un chorrito de bebida vegetal (la que quieras) y habrás hecho una crema de arroz estupenda como desayuno, postre o merienda.

Guárdalo en la nevera en recipientes cerrados y sírvelo con frutos secos, trocitos de chocolate o las frutas que más te gusten. También puedes ponerle yogur vegetal, mantequilla de cacahuete o algún endulzante a tu gusto.