Septiembre es uno de los meses más complicados para el huerto familiar o macetohuerto, pues hay que realizar muchas tareas y tomar decisiones. La mayoría de los cultivos de verano han acabado su ciclo -melones, sandías, judías tiernas- o están entrando en su recta final -pepinos, calabacines, tomates- y hay que atreverse a despejar algunos bancales o mesas de cultivo para no retrasar las siembras y trasplantes de los cultivos otoñales e invernales, como brócolis, coliflores, puerros, habas, espinacas, escarolas o guisantes.

Mi consejo es que arranquemos y pongamos en el compostero todas las plantas o restos de cosechas que veamos que ya no van a ser muy productivos, lo que nos permitirá disponer de espacios y acondicionarlos para los nuevos cultivos otoñales o invernales.

Qué sembrar y trasplantar en septiembre

En este mes tenemos una gran actividad en los semilleros, ya que podemos sembrar acelgas, apios, canónigos, diversos tipos de coles de repollo, coles chinas, kales, espinacas, borrajas, guisantes, habas, escarolas, lechugas, rúculas, puerros, rabanitos, nabos o hinojos.

  • Rabanitos: sin lugar a duda, su cultivo es el más fácil y versátil, dado que se desarrollan sin problemas en cualquier tierra o sustrato de cultivo, pudiendo cultivarlos en muy poco espacio e incluso en unas macetas. Podremos empezar consumirlos a las cuatro o cinco semanas de haberlos sembrado. Prestaremos mucha atención a su correcta hidratación, realizando riegos de forma regular.
  • Canónigos: muy fáciles de cultivar, les sienta muy bien la humedad otoñal, alejada de los calores estivales. Al ser plantitas de porte pequeño y poco exigentes, podemos sembrarlos en macetas y jardineras o directamente entre las líneas de coles o habas.
  • Espinacas: seleccionaremos variedades otoñales y las sembraremos en una tierra mullida o un sustrato ricos en humus. Podemos añadir 1 kg de humus de lombriz por metro cuadrado. Conviene rastrillar bien la tierra antes de realizar la siembra (a voleo o en líneas separadas unos 20 cm).
  • Habas: son plantas vigorosas que prefieren suelos pobres y poco abonados, pudiendo reciclar los restos de compost de los cultivos precedentes. Sembraremos 2 a 3 semillas en hoyos separados unos 20 a 25 cm entre sí, y de 3 a 4 cm de profundidad.
  • Kales: Son crucíferas, primas hermanas de las coles de hoja, repollos o los brócolis, y tienen necesidades de suelo, abonado o cuidados, muy similares. Podemos sembrarlas en semilleros o directamente en la zona de cultivo y clarear cuando tengan 4 o 5 hojas.

Además, trasplantamos a plena tierra, en los bancales o en las macetas y mesas de cultivo: cebollas, coles de hoja y de repollo, brócolis, coliflores, lechugas, kales, escarolas o puerros. En los huertos de zonas templadas aún podemos trasplantar las zuecas o esquejes de las alcachoferas.

Qué cosechar en septiembre

  • Cebollas: cuando estén bien formados los bulbos y unos días antes de cosechar las cebollas, conviene doblar los tallos y las hojas en un ángulo de 90° para impedir toda tendencia a espigar y tirar a flor; observaremos que así se engrosan más.
  • Kales: conviene ir cosechando las hojas más grandes de las kales, incluso cuando aún están algo tiernas, así estimulamos a la planta a dirigir los nutrientes hacia las nuevas hojas, las cuales se desarrollarán más tiernas y con mucho mayor vigor.
  • Acelgas: algunos hortelanos esperan a que las acelgas estén plenamente desarrolladas y cortan la mata entera para su consumo. Pero cuando disponemos de poco espacio es preferible ir cortando las hojas más grandes y podremos seguir cosechando durante meses.
  • Puerros: con las llegadas de los primeros fríos y el ambiente más húmedo, los puerros empiezan a engrosar mejor y su textura es más suave y tierna. No es necesario cubrirlos o blanquearlos ya que los nutrientes se concentran en las partes más verdes.
  • Lechuga trocadero: esta variedad de lechuga es muy sensible a los calores estivales, tendiendo a espigar, pero a partir de setiembre se toma su tiempo para formar grandes cogollos, con hojas muy tiernas y mantecosas, que resultan una delicia en las ensaladas.

Cuidado con la humedad y los hongos

Por otra parte, al hallarnos en una época que suele caracterizarse por lluvias y niveles altos de humedad nocturna, se propician la mayoría problemas derivados del desarrollo de hongos foliares, como fusariums, oídios o mildius.

Si cultivamos plantas sensibles a los ataques fúngicos convendrá ir realizando aplicaciones regulares de decocciones de cola caballo (ricas en sílice) o mejor aún, de suero de leche o de yogur (diluidos al 10% en agua), que cumplirán la doble función de impedir el desarrollo de los hongos (al modificar el Ph de las hojas) y al mismo tiempo es un excelente abono foliar, que ofrece un aporte nutricional extra en esta época de agotamiento vegetativo.

Si septiembre viene seco, mantendremos la dinámica de riegos del verano, pero en caso de que nos hallemos ante un mes lluvioso, conviene controlar y reprogramar los programadores automáticos de riego, reduciendo el tiempo o las frecuencia, a fin de evitar encharcamientos de agua que provocarían asfixia de raíces y propiciarán la problemática presencia de hongos y podredumbres.

Busca los remedios en la cocina

Cuando realizamos un cultivo ecológico partimos de la máxima “no echar a las plantas ningún producto que no pondríamos de aliño en una ensalada”, porque lo que echamos en la planta, terminará en el plato. Por ello, cuando nos enfrentamos a posibles problemas que puedan surgir en nuestros cultivos de balcón o terraza, siempre empezaremos planteándonos la posibilidad de ir a buscar los posibles remedios directamente en la cocina.

  • Yogur: por ejemplo, como ya hemos comentado, está muy comprobado que el yogur diluido en agua (un yogur natural por litro de agua) es uno de los remedios preventivo y curativas de los ataques de hongos (especialmente del mildiu).
  • Cerveza: sí tenemos ataques de babosas, bastara con disponer -cara a la noche-, unos platitos llenos con un centímetro de cerveza, para que las babosas se sientan atraídas y terminen borrachitas y ahogadas dentro del plato.
  • Café: espantaremos los caracoles del huerto si de tanto en tanto rociamos las plantas y la tierra de cultivo con café bien cargado de cafeína, pues los alcaloides del café ahuyentan la presencia de caracoles.
  • Salsa picante: puedes mantener a raya a los bichitos chupadores, como pulgones o áfidos, rociando de vez en cuando tus plantas con la dilución de una salsa bien picante, que podemos elaborar triturando en agua ajos, guindillas, cebolla, jengibre, albahaca y algo de canela. Estás sustancias desagradan o perjudican a la mayoría de los pulgones y de parásitos aéreos de nuestros cultivos. Y de buen seguro que la mayoría de nosotros pondríamos alguno de estos ingredientes que nuestras ensaladas y guisos.

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