No es raro que las flores nos acompañen en el enamoramiento, el nacimiento y la muerte. En todas las culturas, ramos, guirnaldas y otros arreglos florales sirven para expresar sentimientos profundos, ya sea de alegría o de despedida. No regalamos raíces u hojas. Las llores se dirigen al alma porque les otorgamos un simbolismo.

A lo largo de los años, las diferentes culturas les han atribuido diferentes significados. Te explicamos el origen del simbolismo de la flor desde diferentes culturas.

 

La flor como símbolo de la belleza

La conexión con las flores es una manera de restablecer el contacto con la naturaleza. Dejándonos impresionar por su belleza nos sentimos parte de un mundo maravilloso. Así, el impacto de las flores tiene que ver con su belleza. Pero lo bello lo es porque nos transmite algún mensaje.

Dicen que entre los animales, los seres humanos incluidos, la belleza física informa de la perfección genética del individuo. Desde el punto de vista de la botánica, la flor es el órgano sexual de la planta y representa su esfuerzo por llamar la atención de los insectos y ofrecerles un alimento sabroso.

Estas 9 plantas de interior con flor que verás en el siguiente vídeo te harán más feliz.

 

Pero también podrían ser consideradas como puntos de especial concentración de energía más sutil, donde se hiciera más "visible" el "éter", el aire alto, puro y brillante que respiran los dioses, alma del mundo y fuente de toda la vida, según los antiguos griegos, como lo sugiere la intensidad del perfume y el colorido que se aprecia en ellas.

Algunos autores sostienen que en las flores se expresa la combinación armoniosa entre las fuerzas que proceden de la tierra, que provee de nutrientes y agua, por ejemplo, y las del cielo a través de la luz del sol.

Lo curioso es que las flores, con sus colores casi de otro mundo y sus formas que evocan mandalas, puedan encarnar tantos significados como las más diversas y distantes culturas les han atribuido.

De Turquía nos viene el tulipán y los sultanes turcos solían hacerse retratos oliendo una rosa.

Qué simboliza cada flor

El lenguaje de las flores alcanzó su máxima expresión en la corte turca de Ahmed II, fuente de inspiración de los poetas románticos de la Inglaterra victoriana.

Desde entonces:

  • la amapola simboliza el amor impaciente;
  • la anémona azul, la sinceridad y la confianza;
  • la azucena, la pureza;
  • el clavel rojo, la fogosidad;
  • la dalia, el agradecimiento;
  • el geranio, el capricho;
  • el gladiolo, el secreto;
  • el jazmín, el desengaño...

... y así podría continuarse con todas las especies de flores, incluyendo sus variedades de formas y colores.

Flores que sirven para celebrar la fertilidad

Pero antes que nada, las flores significan vida y fertilidad. Es un mensaje evidente, pues las flores sirven a las plantas para reproducirse. La presencia de las flores en las fiestas que celebran la primavera en todo el mundo lo explicita.

Desde la rosa de Sant Jordi que se regala cada 23 de abril en Cataluña, hasta las guirnaldas que adornan a las chicas indias, griegas, alemanas o eslavas en otras celebraciones de la estación, o las flores que dispara como un Cupido el dios indio del amor, Kamadeva.

La tradición cristiana también ha incorporado las flores en su simbolismo. La rosa silvestre está vinculada con la Caballería y con la Virgen María, llamada en ocasiones Rosa mystica y a la que se dedica mayo, el mes de las flores por excelencia.

Por cierto, el nombre de mayo procede de Maia, la bella diosa griega de los campos y una de las Pléyades hijas de Atlas. Este mito dio lugar en Roma al de Bona Dea, diosa buena de la fertilidad, la curación y las mujeres.

Curiosamentelas flores de mayo han continuado inspirando incluso al moderno movimiento obrero, que ha tomado la rosa por uno de sus símbolos y celebra el primer día del mes su fiesta mundial.

El simbolismo de los cerezos en flor

En Japón se celebra multitudinariamente el hanami, que significa literalmente "ver flores". Es una fiesta tan importante que en los telediarios los hombres del tiempo informan de dónde están floreciendo los cerezos.

Apreciar su belleza es un valor cultural pero, cada año, cuando florecen los cerezos a finales de marzo y principios de abril, la gente acude en masa a parques y jardines, donde se reúnen para comer y beber bajo los árboles.

La tradición hanami se remonta al periodo Nara (siglo VIII), cuando los japoneses tomaron de la cultura china el placer de contemplar las flores. En aquella época la celebración debió de ser a su vez una ofrenda a los dioses para que las cosechas fueran abundantes.

En España se celebra también una especie de hanami. Los habitantes del Valle del Jerte, en las estribaciones de la Sierra de Gredos, entre las provincias de Cáceres, Ávila y Salamanca, celebran desde hace treinta años, durante la segunda quincena de marzo, la "Fiesta del cerezo en flor", en honor del millón de árboles que componen el mayor cerezal de Europa.

 

¿Por qué la flor del cerezo es la preferida para celebrar la primavera? Quizá porque su existencia es muy corta, a veces sólo un par de semanas, y expresa a la perfección la impermanencia y el flujo de la vida.

Por eso también regalamos coronas de flores a los fallecidos, porque la existencia es efímera, pero bella. También como esperanza de renacimiento.

En Irak se descubrió la tumba de un hombre de hace 60.000 años que fue enterrado sobre una cama de malvas reales, acículas y otras flores. El Paraíso suele representarse como un jardín eternamente en flor. Allí la principal ocupación es recoger flores.

Hay una relación entre las flores, lo divino y la inmortalidad que se refleja en el idioma sánscrito, en el que una misma palabra, puspha, significa flor y templo. Y el dios Vishnú es llamado también Pushpahasa, es decir, "aquel cuya risa es florida".

Flor de loto: símbolo de espiritualidad

Una flor concreta, la del loto, se ha convertido en uno de los símbolos más universales de la espiritualidad. En la civilización egipcia se relacionaba con el poder del sol y su dios Ra. En la India simboliza la pureza y la belleza. Es la "Madre de la creación" y de Brahma, soberano de todos los dioses.

El loto representa el triunfo de las aspiraciones elevadas. También expresa la fusión entre los principios masculino -el cielo, el Padre- y femenino -el agua, la Madre.

Hunde su raíz en el cieno, en aguas a menudo turbias y estancadas, pero su tallo se lanza hacia arriba a través del agua, lo que simboliza la evolución psíquica en la lucha contra la ignorancia y las pasiones, y la flor se abre sobre el agua hacia el cielo, convirtiéndose en emblema de la realización espiritual.

Los Budas en meditación suelen representarse sentados sobre flores de loto. Un día los seguidores de Buda se hallaban congregadospara oír sus enseñanzas. Pero no dijo una palabra: tomó una flor y la sostuvo para que la vieran. Sólo un discípulo, Ananda, mostró con su sonrisa que había comprendido.

La flor se dirige al corazón. Ayuda a realizar los mejores deseos a través de la bondad y la alegría. No es extraño que se haya convertido en símbolo de la paz, o de la vitalidad y la esperanza de los jóvenes frente a las convenciones de la sociedad.

Asimismo se utilizan para simbolizar las zonas (chakras o ruedas) en el cuerpo humano donde se acumula y transforma la energía que gobierna el funcionamiento del organismo.

Cada uno de los siete chakras es simbolizado por un loto con un número mayor o menor de pétalos y con diversos colores que se corresponden con sus características.

La versión occidental de la flor de loto es quizá la flor de lis o flor del lirio. Simboliza la perfección, la luz y la vida y la encontramos en los escudos heráldicos o incluso en el emblema de los boy scouts.

Se hizo recientemente más célebre, quizá debido a su aparición en la novela El código Da Vinci, de Dan Brown, en la que representa la estirpe heredada de Jesús de Nazaret. La leyenda dice que un ángel regaló un lirio de oro a Clovis, el rey merovingio de los francos, al convenirse al cristianismo.

La flor de lis tiene un significado guerrero añadido: su representación más frecuente recuerda la forma de la espada y se ha interpretado como signo de la alianza entre el clero y la nobleza.

A los psicoanalistas freudianos les parece un símbolo masculino porque les recuerda el falo y por su vinculación con los espadachines.

La flor como mandala y el autoconocimiento

Nos sentimos naturalmente atraídos por las flores que reflejan las virtudes y conflictos de nuestra personalidad. Por tanto observarlas puede ser un método interesante de autoconocimiento.

La flor, cualquiera, es un mandala donde puede buscarse el centro espiritual. Como es sabido, los mandalas sirven para concentrarse en la meditación.

Una técnica meditativa consiste en contemplar largamente un mandala de manera que se memoricen sus formas para luego tratar de representarlo internamente con todos sus detalles.

Cada cierto tiempo se abren los ojos y se compara con el original, que puede ser, por ejemplo, un auténtico girasol o incluso el rosetón de una iglesia.

Los mandalas y las flores son psicogramas, es decir, esquemas donde la diversidad de todo lo existente se funde en el centro en una consciencia absoluta, entera y luminosa que brilla en lo profundo de nuestro ser.

Es como si hubiéramos tomado las flores por manchas de Roscharch en las que entre todos proyectáramos el tesoro de nuestros pensamientos y sentimientos.

La flor como mandala facilita el acceso a la "flor de oro", concepto del taoísmo chino equivalente a la piedra filosofal de la alquimia europea. Sería nada menos que el gran secreto que explica la generación de la vida y la conciencia, según el psicólogo Carl G. Jung.

El maestro indio Ramakrishna escribió:

"La abeja revolotea zumbando hasta tanto no se posa sobre la flor y liba la dulzura de la miel que hay en ella. Pero, una vez dentro de la flor; gusta el néctar silenciosamente. Mientras el hombre disputa sobre doctrinas y dogmas, demuestra que no ha probado el néctar de la Verdad. Una vez que lo prueba, se toma silencioso."

Las flores pueden ayudamos a desarrollar una visión de la vida positiva, creativa y compasiva. De alguna manera nos recuerdan que en nuestro interior late la misma energía que en las plantas logra el florecimiento.

Por eso la primavera es una estación oportuna para la regeneración y el renacimiento. Podemos soltar lastre y sacar a relucir lo mejor de nosotros mismos fluidamente, como lo hacen las plantas.

Libros sobre el efecto de las flores

  • La magia de las plantas; Ignacio Abella. Ed. RBA-Integral
  • Salud total en 8 semanas; Andrew Weil. Ed. Urano
  • Taller de flores; Stefan Bail. Ed. Océano