Nuestro estado emocional no depende tanto de las cosas que nos suceden como de nuestra mirada sobre ellas. Un mismo evento puede vivirse como un pequeño drama o como una anécdota digna de ser contada a los amigos.
En nuestra mente hay una suerte de emisora con un selector de frecuencias. Puedes sintonizar el canal de la ira, el de la desconfianza o el del pesimismo. En todos ellos recibirás noticias negativas del mundo, porque es este el filtro a través del cual se cuenta la realidad.
Si escoges el canal de la felicidad, las cosas pintan muy diferentes. Desde esa emisora se retransmite el lado soleado de la vida. Las noticias no hablan de lo que va mal o de lo que falta, sino de lo que tenemos para agradecer o de lo que podemos hacer con lo que hay.
Según el canal que escojamos, podemos quejarnos o agradecer, criticar o mejorar, amargarnos o vivir.
Conecta con el canal de la felicidad
Una manera de alimentar esa emisora de la felicidad, de la que somos guionistas y locutores, pero también oyentes, es reproducir en ella los grandes éxitos de nuestra vida. Del mismo modo que hay programas donde se ponen hits musicales para animar a la audiencia, si quieres hacer sonar la música de la felicidad, recuerda a menudo los momentos de dicha.
No solo los instantes del pasado que merecen ser evocados, también las cosas para celebrar en el día de hoy, e incluso la futura felicidad.
¿Cómo hacer buenas noticias de los eventos que nos producen incomodidad y malestar? En mi audiolibro "Inspiraciones para conciliar el sueño", publicado por Audible, comparto un curioso método que aplicaban a tales situaciones los samuráis.
La percepción empieza en la mente
Fue en mi último viaje a Japón cuando conocí a un guía turístico que había estudiado la mentalidad de los samuráis y conocía muchas anécdotas personales de estos míticos guerreros.
Este hombre dicharachero, que había vivido diez años en Madrid y cantaba zarzuelas y canciones de Julio Iglesias o de Nino Bravo, me explicó que en verano siempre oía las mismas quejas en sus grupos.
«¡Este calor es horroroso!»
«¡Qué bochorno!»
«¡No aguanto más esta temperatura y esta humedad!»
Ciertamente, el verano japonés puede ser sofocante, sobre todo cuando vas a Kioto y más al sur. En estas situaciones, el guía siempre recomienda a quienes protestan que adopten el mindset del samurái.
Puesto que toda percepción empieza en la mente, como ya decía Buda, la clave es darnos un mensaje contrario a lo que estamos sintiendo.
Técnica de la afirmación inversa
Así, proponía el japonés, si sientes que te estás fundiendo, te repites que hace frío, dispuesto a capturar cada rayo de sol benéfico. Yo mismo probé esta curiosa receta y me sorprendí al comprobar que funcionaba.
La técnica de las afirmaciones inversas, si podemos llamarlas así, puede aplicarse para promover la serenidad en momentos difíciles.
Hay veces que el mundo nos supera. Sea por exceso de trabajo o de ruido, llegas a temer que te explote la cabeza. No puedes más. Es entonces cuando podemos aplicarnos la mentalidad samurái, repitiéndonos el mensaje contrario a lo que nos está agobiando.
Ejemplos de mentalidad samurai
«No aguanto más a la gente»
PENSAMIENTO SAMURÁI: «Me admira la capacidad que tengo de tratar con la gente».
«Estoy ahogado de tanto trabajo» —
PENSAMIENTO SAMURÁI: «Es impresionante cuánta tarea saco adelante».
Si practicas este método, te darás cuenta, además, de dos cosas:
-La realidad que vivimos cambia radicalmente según nuestra mirada sobre ella.
-El poder de sugestión de la mente es mucho más poderoso de lo que creemos.
Si sintonizas la música de la felicidad, en lugar de la queja y la negatividad, te será mucho más fácil bailar con la siempre cambiante realidad.
FELICIDAD INCONDICIONAL
Pensar en condicional pone nuestro bienestar en «stand by». Si nos apoyamos en el "Cuando tenga dinero / tiempo / energía…" para empezar a hacer lo que nos gusta, convertimos la vida en una sala de espera. La felicidad no admite condiciones.
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