Cada año, en otoño, el sol calienta durante unos días más de lo habitual. En algunas zonas a esta breve tregua de buen tiempo se la conoce como "veranillo del membrillo", porque suele coincidir con el momento en que madura esta fruta. Es temporada de membrillos.

Bajo su dura piel, esta deliciosa fruta oculta una pulpa blanca y áspera imposible de comer cruda, pero que una vez cocida se vuelve encarnada, suave y aromática.

Aunque lo más habitual es comerse su confitura, lo que conocemos como dulce de membrillo, también resulta muy sabroso en tartas o sencillamente asado con un poco de azúcar integral y canela. Hay que aprovechar ahora, en otoño, a lo sumo entrado el invierno, porque después será imposible de encontrar.

Los membrillos contienen taninos de efecto astringente, pero también regulan la flora intestinal y alivian la acidez.

Membrillos al horno paso a paso

  1. Se lavan bien los membrillos.
  2. Se parten en dos mitades o a gajos, para que sea más fácil retirar las semillas y el corazón. O, si se desea, se pueden dejar enteros y despepitar abriéndolos por arriba.
  3. Se distribuyen sobre una bandeja de horno, con un poco de azúcar integral en sus cavidades y espolvoreados con canela.
  4. Se hornean durante una hora y se retiran.
  5. Su intensa fragancia inundará el hogar.

Puedes combinarlos con otras frutas como manzanas o bayas, endulzarlos con algún sirope en lugar de azúcar o incluirlos en tus guisos.