El huerto de Miquel Rodríguez, en la localidad mallorquina de Santa María del Camí, da gozo. Este joven hortelano lo puso en marcha hace más de una década al principio como proyecto familiar, con la ilusión de cultivar sus propios alimentos de forma ecológica, y hoy refleja la experiencia y los conocimientos acumulados con los años.

Uno de sus secretos es la forma en que combate las plagas, uno de los principales problemas con los que todo el que se decide a cultivar se acaba encontrando tarde o temprano. En su huerto, las plagas no las combate con químicos, sino con estrategia vegetal. "Lo hacemos sembrando con intención", explica. Este enfoque crea un ecosistema equilibrado donde las plantas se protegen mutuamente, y el resultado es "un huerto más sano, más fuerte... y lleno de vida"

Los 3 tipos de plantas esenciales que protegen el huerto

La clave según Miquel Rodríguez está en entender que existen tres grupos de plantas esenciales, cada una con una función específica en este sistema de defensa natural.

1. Plantas que repelen: la primera línea de defensa

La albahaca, el tomillo, las zinnias y los tagetes no son solo bonitas o sabrosas. Sus aromas intensos actúan como repelentes naturales, confundiendo el olfato de los insectos dañinos. Miquel recomienda usarlas así:

Estas plantas "son como guardaespaldas aromáticos", bromea el experto.

2. Plantas trampa: el sacrificio estratégico

La capuchina, el eneldo y el hinojo juegan un papel más heroico: atraen las plagas hacia ellas para salvar al resto. Miquel explica para qué usarlas:

  • Plantar capuchinas actúa como un imán para los pulgones.
  • El eneldo atrae orugas alejándolas de tus hortalizas.
  • El hinojo concentra la mosca blanca.

Las plantas trampa "son como estaciones de sacrificio", describe. "Cuando están llenas de plagas, simplemente las arrancamos y compostamos, reiniciando el ciclo".

3. Plantas que atraen a los "buenos": el ejército aliado

La lavanda, la mejorana y las caléndulas cumplen una misión crucial: la de atraer insectos beneficiosos que mantienen el equilibrio. Según Miquel:

  • Las caléndulas atraen mariquitas (devoradoras de los pulgones).
  • Plantar lavanda llama a abejas y sírfidos (depredadores naturales).
  • La mejorana atrae avispas parasitoides que controlan orugas.

"Un huerto es un teatro de guerra ecológica", explica. "Cuando tienes más aliados que enemigos, las plagas nunca ganan", remata.

El diseño inteligente: cómo combinar estas plantas

Miquel comparte su fórmula probada para huertos de unos 10 m²:

  1. Bordes defensivos: tagetes y lavanda alrededor.

  2. Islas trampa: planta grupos de capuchinas cada dos metros.

  3. Intercalados estratégicos: por ejemplo, planta albahaca entre hileras de tomates.

"La diversidad es tu mejor pesticida", enfatiza. En su huerto, esta técnica ha reducido plagas en un 80% sin químicos. 

Los resultados: más que ausencia de plagas

Este método de favorecer la biodiversidad vegetal en el huerto con plantas repelentes, plantas trampa y plantas que atraen a insectos beneficiosos ofrece beneficios inesperados:

"Hemos creado un huerto que se defiende solo", celebra Miquel. "Las mariquitas son nuestro ejército, las aromáticas nuestra muralla, y las plantas trampa, nuestro sistema de alerta temprana".

Cómo empezar: consejos prácticos

Para principiantes, Miquel sugiere:

  • Empezar con solo tres plantas de cada grupo
  • Observar qué insectos aparecen.
  • Ajustar las combinaciones según los resultados.

"El error común es querer eliminar todos los insectos", advierte. Sin embargo, es necesario cierto equilibrio en el huerto. Por ejemplo, una pequeña población de pulgones atrae a sus depredadores naturales, que controlarán la plaga.

La rotación de cultivos: el escudo invisible del huerto

Además de las plantas esenciales, otro pilar clave para un huerto ecológico resiliente: la rotación de cultivos. Este método previene la acumulación de plagas y enfermedades en el suelo, al tiempo que optimiza los nutrientes disponibles.

La rotación consiste en alternar familias de plantas en las parcelas cada año. Por ejemplo:

  • Año 1: Planta solanáceas (tomates, pimientos) en una parcela.
  • Año 2: Cámbialas por crucíferas (coles, brócoli).
  • Año 3: Introduce leguminosas (habas, guisantes) para que repongan nitrógeno en el suelo.

La rotación mejora la estructura del suelo y reduce la necesidad de fertilizantes. Para huertos pequeños, es aconsejable dividir el espacio en cuatro zonas y rotar anualmente, combinando siempre con las plantas repelentes, trampa y aliadas descritas anteriormente.

El futuro de la horticultura ecológica

Miquel Rodríguez concluye con un mensaje inspirador: "Estamos redescubriendo la sabiduría tradicional con base científica. Nuestros abuelos ya usaban estas técnicas, ahora las estamos perfeccionando".

¿El resultado? Huertos que no solo alimentan, sino que restauran el equilibrio ecológico. Como dice Miquel: "Siembra inteligente, cosecha paz".

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