Que ordenando tu casa ordenas tu mente es algo que podría decir cualquier gurú de orden y ha sido la base de las enseñanzas de la legendaria Marie Kondo, la japonesa que vendió millones de libros explicando el paso a paso del cómo tener una casa más ordenada y una vida más feliz. A veces nuestra mente necesita parar y reorganizarse si quiere resolver cuestiones vitales que ocurren en la vida o incluso las más banales del día a día. Ordenar las cosas que tenemos en casa también representa parar dentro de la vorágine de las rutinas y reorganizar. Así que una cosa lleva  a la otra.

Otra japonesa, Hideko Yamashita, publicó un libro titulado "Dan-sha-ri: ordena tu vida" donde hablaba de esta teoría japonesa conocida como el "arte de tirar". Asegura que al ordenar nuestros espacios nos deshacemos de cosas que ya no usamos y se activa un mecanismo psicológico que cambia la percepción de nosotros mismos. Esta autora asegura que ordenando armarios conseguimos paz mental en nuestro propio armario de las emociones. El propósito del dan sha ri es alcanzar la felicidad por medio del orden.

Si tú eres una persona ordenada o has logrado serlo a través de enseñanzas japonesas ancestrales te felicitamos. ¿Pero qué pasa si repente, tú, el rey o reina del orden y la paz mental, convives con alguien que es el polo opuesto? Desorden por toda la casa, cosas fuera de lugar, acumulación de objetos... ¿Cómo se sobrevive a un desordenado sin cortar por lo sano con la convivencia?

El desorden significa inteligencia

En su libro Simplifica, ordena y decora (Zenith) Marina Cabero, creadora de contenido sobre orden, nos habla justamente de estos perfiles. Vivir con una persona desordenada puede generar una situación muy frustrante para el que no lo es, afirma la autora, ya que suele suponer, en general, discusiones en casa y sobrecarga de trabajo por parte del más ordenado (o que pretende serlo).

¿Sabías que ser desordenado es de listos?  Diversos estudios han demostrado que muchas personas de altas capacidades son desordenadas y se debe a que sus prioridades y su concepción del orden son diferentes. Para ellas, ser así no resulta algo negativo o reprobable.

Es más, en un estudio publicado por la revista Psychological Science y dirigido por Kathleen Vohs, psicóloga de la Universidad de Minnesota, demuestra que aquellos que son más desordenados también son más inteligentes y creativos. Parece que tener las cosas desparramadas y sin orden es fuente de inspiración para ideas más innovadoras ya que un entorno desordenado provoca una cascada de soluciones eficaces y creativas para salir de él.

“Los ambientes más desordenados parecen inspirar una ruptura con lo tradicional, lo que puede aportar ideas nuevas” asegura la Dra.Vohs.

LAS REGLAS DEL DESORDEN

Y es que estar en el mismo punto en cuanto a estándares de limpieza y orden es bastante improbable, asegura Marina Cabero, teniendo en cuenta los ejemplos reales que comparten con ella sus miles de seguidores en redes.

La autora nos hace una reflexión importante: solo porque tú hayas llegado a la conclusión de que quieres ser minimalista y empezar a depurar sin piedad, no todo el mundo tiene que subirse al carro. Quizá tus ideales del orden, donde ni un alfiler puede estar fuera de su lugar son considerados manías por el resto de convivientes. Piénsalo.

Ahora bien, sí que hay pequeñas cosas que podemos hacer para que ambas partes se sientan cómodas y podamos mejorar la convivencia.

El ejemplo sirve

SI tu sigues con lo tuyo de ordenar para vivir en una casa con más energía y paz mental, pero lo haces tú, sin imposiciones, los que viven contigo verán lo que facilita la vida ir a buscar y encontrar las cosas o no tener objetos en mitad del paso y van a ir entendiendo los efectos de lo que pretendes transmitir.

Empieza por lo tuyo

Este punto puede llevarte tiempo por tu parte. Es decir, no empieces a deshaacerte de cosas que nos tuyas en el afan de demostrar que tú sabes ordenar y los demás no. Hacer esto puede ser un foco de discusión importante. Focaliza solo en tus espacios y poco a poco podrás ayudar a que otros se focalicen en el suyo.

La comunicación es importante

Tan importante es que tú puedas expresar la necesidad de un hogar en orden y armonía como que la otra parte no se sienta perseguida u obligada a mantener sistemas demasiado exigentes. Se trata de llegar a términos medios y establecer una regla de mínimos para que el espacio sea funcional. Quizá poner las cosas por colores o el doblado milimétrico de las toallas no sea prioridad de los que viven contigo pero si lo es para ti ¡adelante!.  Eso sí, hay que mostrar respeto en ambas direcciones.

El apego hace al desordenado

El desorden suele ir asociado a la acumulación. Las personas desordenadas sienten apego por muchas cosas y no son capaces de desecharlas. Hay como un amor incondicional por cosas que hemos comprado, que nos han regalado o que hemos heredado que no nos deja ser objetivos con lo que de verdad merce la pena guardar.

Marina Cabero lo define muy bien en su libro: el apego a las cosas materiales , el aferrarse a los objetos es el principal freno en todo este proceso. Nos juega malas pasadas, nos hace sentir culpables y nos hace creer que necesitamos o necesitaremos ese objeto en algún momento.

Para que eso no ocurra también puedes ayudar a los que viven contigo a romper esos vínculos emocionales:

  • Ningún regalo lleva implícita la obligación de guardarse hasta el fin de los días. Una vez el regalo está en tu casa puedes hacer con él lo que quieras. Esto puede te liberar de culpa si se decide deshacerse de él.
  • No hay que vincular nuestra seguridad o nuestro bienestar a un objeto ya que hacerlo, nos ata. En el caso de los objetos nos ata a limpiar más ( porqué tenemos cosas de por medio), a hacer verdaderas maratones de limpieza cuando viene alguien a casa (cuando en realidad si estuviera todo ordenado solo habría que "repasar") o a no renovar ciertas decoraciones o mobiliario por una simple razón de vínculo, no de gusto, estilo o necesidad.
  • Romper el vínculo con las cosas y dejar de pensar en los "por si acaso lo guardo" requiere fortaleza y práctica. Pero se puede conseguir.