1. Adáptate a la situación

Formar una nueva familia en la que los dos miembros de la pareja tienen hijos de relaciones anteriores, o uno de los miembros es padre o madre y el otro no, plantea nuevos retos. No dar suficiente importancia a este tema hará más complicado que la relación prospere.

Lo primero es aceptar el pasado de nuestro cónyuge sabiendo que es el que es y que no se puede cambiar, así como tampoco puede cambiarse el nuestro.

No puedo pedir a mi pareja que renuncie a sus hijos y sugerirle que los deje con los abuelos o en otro lugar –una tentación que puede existir para evitar que “molesten”–, porque, además de ser injusto, eso tiene un precio alto para la relación, así como para los hijos que podamos tener en el futuro. De hecho, le estaría pidiendo al otro que renunciara a una parte de sí mismo.

2. Acepta que son su prioridad

En muchas tradiciones de pueblos indígenas, dentro del sistema familiar, aquellos que llegaron primero tienen la prioridad. Aquí será imprescindible reconocer que los hijos de la pareja siempre estarán antes que nosotros. Por tanto, hemos de saber que no seremos los primeros, sino que nuestra pareja tendrá como prioridad a sus hijos. De la misma manera, si nosotros tenemos hijos, estos siempre estarán por delante de nuestra pareja.

Es importante saber renunciar al ideal de pareja que presupone que “eran lo máximo el uno para el otro y tuvieron hijos juntos”. Si nos empeñamos en ser los primeros para el otro, nos podemos convertir en competidores y en la madrastra o padrastro malos propios de los cuentos de hadas. Para poder alcanzar esta aceptación, hay que renunciar a la posesividad y exclusividad del otro, así como a los modelos propios de familia tradicional.

3. Reconoce a su pareja anterior

Para poder estar al lado de nuestra pareja, es necesario reconocer y dar un lugar a sus parejas anteriores, así como dar un lugar y reconocer a nuestras parejas pasadas. A veces, esta es una tarea difícil porque la relación anterior no ha terminado correctamente ni se ha realizado un proceso de duelo o de agradecimiento por lo que ha habido entre ambos, aun estando divorciados.

Aliarse con nuestra pareja actual en contra del ex es un grave error que no ayudará en nada a los hijos ni a la relación con ellos.

Más allá de cómo sea y se comporte esta persona, es la madre o el padre de los hijos de nuestra pareja o de nuestros propios hijos. Y ellos exigen respeto a sus progenitores aun y a pesar de que puedan criticarlos ante nosotros.

4. Da un tiempo a la relación

Conocer realmente a los hijos de nuestra pareja y establecer con ellos una relación sana y creativa puede llevarnos hasta cinco años. No hay que pretender caerles bien ni disfrutar de una buena relación al poco de conocerlos; todos necesitamos tiempo para poder confiar el uno en el otro tal y como como sucede en cualquier otro tipo de relación. La confianza es algo que se construye.

Al principio de una relación, la mayoría de las personas siente miedo al rechazo y a caer mal, un miedo que puede ser, a la vez, la causa de malentendidos y forcejeos. Algunos caracteres tienen más dificultad en renunciar a ser el centro de atención y confunden el autoritarismo con la paternidad. En estos casos, será necesario un ejercicio de modestia y de cambio de creencias más profundo.

5. ¡Ya tienen padre y madre!

Una de las peores actitudes que podemos tener es la de querer asumir el rol de la madre o el padre de los hijos de nuestra pareja, o empeñarnos en que nuestra pareja actual ocupe el lugar de padre o madre de nuestros hijos. Los hijos no lo aceptarán ni tampoco será bueno para nosotros, porque estaremos en un lugar falso y que no nos corresponde.

Es preciso tener humildad y no creernos nunca mejores, ni tampoco engañarnos pensando que podemos hacerlo mucho mejor que ellos.

Hay que respetar al padre o la madre de esos niños, sus decisiones –aunque nos parezcan incorrectas– y su forma de educarlos y atenderlos.

Eso no es excusa para que ellos, los hijos, respeten y sigan las normas de convivencia de la casa en la que están viviendo, normas que han sido acordadas por nosotros y nuestra pareja actual.

6. Procura ser objetivo

Entrar en competencia con los hijos por el amor de la pareja solo agravará las cosas, pero si has tenido en cuenta los presupuestos anteriores, esto ocurrirá en menos ocasiones. Los hijos de nuestra pareja tienen la parte que nos ha enamorado de él o ella; centrarnos en esto nos ayudará a que nos caigan bien y a quererlos más.

Lo más importante es tratarlos con amor y respeto, tal y como haríamos con cualquier otra persona.

Si hemos mantenido una actitud sana con ellos, es decir, los hemos tratado como los niños o adolescentes que son sin interpretar su comportamiento como una agresión hacia nosotros, nuestra objetividad puede tener un enorme valor para ellos y para nuestra pareja a la hora de resolver conflictos con ellos o sobre ellos.