Vivimos en tiempos convulsos, que hacen que busquemos herramientas con las que gestionar la ansiedad, la incertidumbre y el caos del día a día. En este sentido, el estoicismo ha entrado en el escenario con la promesa de despejar las brumas y dar paso al sentido común. ¿Es posible que la felicidad consista en aprender a diferenciar lo que podemos controlar de lo que no?

Está claro que el estoicismo es tendencia, aunque quizá no todos entendamos por qué. De esto hablamos con Massimo Pigluicci, profesor de Filosofía en el City College de Nueva York y autor regular de The New York Times, entre otros medios reconocidos, con motivo de la publicación de su libro Guía práctica del estoicismo. El experto nos ayuda a despejar dudas sobre qué es el estoicismo, por qué está tan de moda, qué podemos aprender de él y, sobre todo, cómo podemos ser felices en tiempos de inestabilidad.

¿Dónde está la felicidad?

¿Crees que existe un secreto de la felicidad? Y si es así, ¿cuál sería?
Buena pregunta. Yo no creo que sea un secreto. Creo que el secreto ha estado ahí fuera durante mucho tiempo. Y, sin embargo, parece que mucha gente no lo ve. Muchas de las filosofías antiguas e investigaciones recientes en la psicología moderna nos cuentan que el secreto para una vida feliz es en realidad muy sencillo.

No depende de cosas externas como el dinero o las cosas materiales, sino que depende de tener unas buenas relaciones. Lo que a la gente le hace feliz, al fin y al cabo, es mantener unas buenas relaciones con los demás, con otros seres humanos, por supuesto, empezando con tu familia, con tus amigos, pero en general también, con tus compañeros de trabajo, con desconocidos, etc.

Por tanto, muchas de las filosofías de la vida, desde el estoicismo hasta el budismo, insisten en que esa es la manera principal del camino hacia la felicidad. Tratar a los demás de una manera amable y razonable. Ese es el secreto y lo sabemos desde hace mucho tiempo, pero por algún motivo se nos olvida constantemente.

 

Los mitos del estoicismo

En su libro nos habla particularmente del estoicismo, pero creo que la gente tiene una idea muy equivocada de lo que es esta filosofía ¿Nos puedes ayudar a aclarar que es y que no es el estoicismo?
Si, tienes razón. Hay un número sorprendente de personas que tienen una idea equivocada de lo que es el estoicismo. El típico error es que se trata de una filosofía que tiene que ver con suprimir las emociones y vivir la vida de una manera rígida. Esto, por supuesto, no es algo saludable, y, por tanto, no es de lo que va el estoicismo.

Entonces, ¿de qué va realmente el estoicismo? Es una filosofía de vida, lo cual quiere decir que el objetivo del estoicismo es enseñarnos cómo vivir una vida mejor, cómo vivir una vida que cuando llegas al final puedas mirar atrás y decir: “vale, no ha sido una pérdida de tiempo”. Y todos queremos, presumiblemente, llegar a ese punto.

Particularmente, los estoicos piensan que una buena vida se basa fundamentalmente en dos pilares. Por un lado, vivir de manera razonable, que significa vivir de manera inteligente. Nosotros somos animales inteligentes, los más inteligentes del planeta, de hecho. Nuestra arma más valiosa a la hora de solucionar problemas es esa inteligencia.

Por tanto, según los estoicos, tenemos que cultivar nuestra inteligencia porque esa es la mejor manera de navegar la vida.

Lo segundo es que somos animales sociales, animales sociales muy complejos. De modo que vivir una buena vida también tiene que ver con vivir socialmente. Ser de ayuda, cooperar con los demás, etcétera.

El secreto, según los estoicos, es que tenemos que cultivar la razón y la sociabilidad. Una vez haces esas dos cosas, ya llevas más de la mitad del camino recorrido para vivir una buena vida.

Pese a que hay mucha gente que entiende mal el estoicismo, no podemos negar que ahora mismo está en tendencia. ¿Por qué? ¿Qué sucede para que en pleno siglo XXI las enseñanzas de estos filósofos que vivieron hace dos mil años nos parezcan tan actuales?
La filosofía estoica original era una filosofía grecorromana antigua que empezó durante el siglo III antes de Cristo, pero luego esas ideas fueron recogidas por el cristianismo.

Es por eso por lo que muchas de las ideas estoicas nos resultan familiares, porque se han incorporado al cristianismo. Por ejemplo, los cristianos reconocen siete virtudes que se supone que debes practicar si eres un buen cristiano y estas siete virtudes son la sabiduría, la justicia, la valentía, la templanza, la fe y la esperanza. Las primeras cuatro son las cuatro virtudes cardinales estoicas, y los cristianos las conocían de ahí. Este es el primer motivo.

Un segundo motivo es que es una filosofía muy útil y sabemos que es útil porque inspiró un enfoque psicoterapéutico conocido como  terapia cognitivo-conductual (TCC).

Personas como Albert Ellis y Aaron Beck, en los Estados Unidos, obtuvieron su inspiración directamente del estoicismo. Leyeron a los estoicos y pensaron que esta gente tenía ideas verdaderamente interesantes para poder mejorar nuestras actitudes ante la vida. Entonces, incorporaron y desarrollaron esas ideas y ahora esas ideas son parte del TCC, que tiene una base empírica que demuestra que realmente funciona. Entonces, la segunda respuesta es, sencillamente, porque funciona.

La tercera razón, creo yo, es porque vivimos en tiempos de agitación y de cambios sociales de gran magnitud, momentos muy estresantes. Durante los tiempos helenísticos, entre la muerte de Alejandro Magno y el principio del Imperio Romano, se vivía parte de esta agitación social, política, económica, etc. La gente vivía bajo estrés y cuando la gente tiene estrés quiere respuestas, quiere herramientas para poder lidiar con ese estrés y poder sentir como que tienen un cierto control. El estoicismo ofrece exactamente eso. Enfocar tu atención en lo que puedes controlar.

Epicteto como protagonista

De todos los estoicos que conocemos y que nos han llegado, destacas especialmente a Epicteto en este libro. ¿Por qué? ¿Qué tiene diferente a los demás?
El motivo por el que me gusta tanto Epicteto es porque es un tío muy directo, te habla de una manera que es muy fácil de entender, sin tonterías. En un momento dado, empecé a leer los discursos de Epicteto. Y el tipo me resultó un tío muy práctico, muy de la tierra, muy directo. Y él decía cosas como: “¿Crees que el dinero te va a hacer feliz? Pues adelante. Sal ahí fuera y consigue dinero. Pero cuando tengas ese dinero te tienes que preguntar a ti mismo ¿qué voy a hacer con el dinero? Y el dinero no te va a contestar, el dinero no habla. Necesitas sabiduría, necesitas tu habilidad para tomar buenas decisiones”.

Cuando leí eso pensé: “exacto, es totalmente cierto. Entonces, ¿por qué pasamos tanto tiempo persiguiendo las cosas erróneas?”.

¿Cuál es la idea más importante de Epicteto y del estoicismo que intentas rescatar en este libro?
Una de las principales ideas del estoicismo es que nos equivocamos cuando pensamos que lo que nos hace felices son cosas como la fama, el dinero, casas grandes, coches grandes y cosas así. Y los estoicos tenían razón.

Hay evidencia moderna empírica que te demuestra que ese tipo de cosas no te hacen feliz. Es verdad que te hacen la vida más placentera, eso está claro. Séneca, al que no le faltaba sentido del humor tampoco, escribe en una de estas cartas algo como: “no soy tonto, yo prefiero estar sano a estar enfermo, prefiero tener algo de dinero a ser pobre”.

Pero esas no son el tipo de cosas que van a marcar la diferencia en el grado de mi felicidad. Lo que va a cambiar mi felicidad es cómo utilizo esas cosas. Si utilizo esas cosas bien, seré feliz. Y los estoicos querían decir con eso el usar esas cosas para tener buenas relaciones, para tener buenos amigos, para que la gente piense que soy una buena persona.

Pero si las uso incorrectamente,  por ejemplo, para explotar a los demás o para dominar al resto, entonces, las cosas como la fama y el dinero ya no son buenas, sino que son malas. No quiero ser demasiado obvio a la hora de hablar de política contemporánea, pero hoy en día estamos viendo los efectos negativos de lo que significa tener demasiado dinero y demasiado poder.

Filosofía en el siglo XXI

Esta pregunta quizás sea un poco como a quién quieres más, a papá o mamá, pero si tuvieras que elegir una enseñanza estoica que creas que es esencial para la sociedad del siglo XXI, ¿cuál sería?
Creo que, si estamos hablando de la sociedad y no de individuos, la enseñanza estoica más importante es la idea del cosmopolitismo. Es la noción de que realmente tenemos que hacer todo lo que esté en nuestra mano para pensar en todo el mundo que habita este planeta como nuestros hermanos y como nuestras hermanas. Sin importar dónde vivan, su nacionalidad, su raza, su género, da igual. Todos son seres humanos y todos son capaces de razonar y de tomar buenas decisiones, por lo tanto, deberíamos resultar de utilidad para ellos.

Es difícil practicar el cosmopolitismo porque vivimos en una sociedad que está subdividida. Siempre se trata de nosotros versus ellos. El grupo de dentro contra el grupo de fuera.

Los estoicos intentaron superar eso y comportarse de una manera verdaderamente global. Todos en el mismo barco y si no queremos que ese barco se hunda, tenemos que trabajar conjuntamente y ser más útiles los unos para los otros. Yo creo que esa sería la idea más útil a nivel sociedad.

Si tuviéramos que construir una especie de botiquín de emergencia estoico para que alguien que esté pasando a nivel personal por un momento complicado lo lea ¿qué tres libros crees que deberían estar dentro?
Yo diría las Meditaciones de Marco Aurelio. Es el diario privado del emperador, donde escribía sus pensamientos acerca de la vida, el mundo y cómo las cosas funcionaban. Es una manera excelente para aprender en cómo funcionan las cosas.

El segundo sería el Enquiridión, de Epicteto. Enquiridión significa manual, se trata de un manual para una vida plena. Es muy cortito, solo tiene 53 párrafos y se lee muy fácilmente. Pero realmente es bastante desafiante si lo quieres poner a práctica.

Y el tercero serían las cartas de Séneca. Séneca es el tercer estoico romano más importante. De hecho, era de España, de Córdoba. Y escribió muchos libros, pero yo diría que el más importante es el de las cartas. Eran cartas informales que escribió un amigo suyo. Pero si te lees esas cartas, y hay 124, es como un currículum informal de la filosofía estoica. Poco a poco, él va enseñando a su amigo las ideas y las prácticas básicas del estoicismo.

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