Me encantan los huevos. Los utilizo en un montón de recetas porque, además de ser muy nutritivos, tener esas proteínas que tanto nos gustan y ser bastante económicos para los tiempos que corren, admiten mil formas de cocinado distintas, lo que da muchísimo juego. ¡Es imposible aburrirse! En tortilla, pasados por agua, rellenos, revueltos, al plato, cocidos, escalfados, en rollitos, en tortitas... ¿Te parece que me dejo alguno? Claro que sí: ¡los huevos fritos!

Recuerdo que hace un tiempo, una de mis tías me contó que había escuchado en la radio los trucos que ponía en práctica el chef Martín Berasategui a la hora de hacer este plato tan típico de nuestra gastronomía. No recordaba el programa pero estuvimos hablando sobre ello porque le llamaba la atención que un chef de su categoría hablara de algo tan sencillo (y tan rico) como son los huevos fritos. Una conversación de lo más interesante (y con mucho "garrote").

Los trucos de Martín Berasategui para hacer un huevo frito perfecto

El primero de estos trucos me hizo mucha gracia porque en casa siempre lo hemos hecho así: cascar el huevo en una tacita y deslizarlo suavemente en la sartén, tal como mi madre me enseñó. Además de que queda más recogidito y no se rompe la yema, te evitas tener que estar pendiente de cascarlo sin que caiga ningún trozo de cáscara ni que salpique el aceite (cosa que no me gusta nada). ¿Lo hacías así?

El segundo de los trucos sí que me resultó curioso. Como sabrás, es importantísimo que cuando eches el huevo el aceite esté bien caliente, pero sin que llegue a humear. Mi estrategia para asegurarme de ello era ir controlando la temperatura poniendo la mano a una distancia prudencial, lo suficiente como para notar el calor, o simplemente fijándome en el aceite: si está completamente liso está listo, si notas que hace "onditas" ya está en su punto. Tal como me comentó mi tía, el chef lo comprueba metiendo una miga de pan en la sartén; por lo visto, él dijo algo así como que "era el mejor chivato". Imposible olvidarse de una comparación tan original y práctica.

huevo a la plancha

Para hacer el huevo frito necesitas una buena cantidad de aceite caliente, sino sería un huevo a la plancha.

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Y vamos con el tercero de los trucos. Una vez hayas deslizado el huevo en el aceite ya solo te quedará dejar que se haga, no tienes ni que moverlo (es más, no lo hagas o se te rompería la yema o se "arrugaría" la clara). Con ayuda de una espumadera podrás ir vertiendo un poco de aceite sobre la clara para que se haga más rápido sin que se pase la yema. En cuanto a la famosa puntillita, que no es más que ese borde crujiente y tostadito del huevo, hay para todos los gustos. A mí particularmente me gusta lo justo, pero sí tu declaras fan incondicional, vierte el aceite con la espumadera hasta que quede a tu gusto.

¿Qué más quedaría? Pues ponerle un poco de sal a la yema y si quieres especias. Lo puedes acompañar de lo que quieras (sí, también de unas patatas fritas) o ponerlo en una tosta crujiente con un poco de jamón cocido. ¡Que aproveche!

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