Dejar ir no es fácil.  Cuando iniciamos una relación, un proyecto o un cambio vital solemos hacerlo con alegría. Sin embargo, cuando tenemos que despedirnos de personas, emociones o situaciones vitales, suele resultarnos duro.  Dejar ir es difícil porque los humanos somos animales de costumbres.  Estas son las situaciones en las que más nos cuesta dejar ir, soltar algo a lo que nos aferramos.  

  • Nos quedamos en malas relaciones, por la esperanza que mejoren. Cuando en realidad quizá sabemos que no será así.
  • Nos quedamos en malos trabajos, por miedo a perder estabilidad. Cuando en realidad los trabajos no nos definen ni nos dan ninguna seguridad.
  • Nos aferramos a emociones como el resentimiento o la tristeza porque nos pensamos que estas nos dotan de una identidad. Cuando en realidad anhelamos la serenidad y el perdón. 

Con esta meditación guiada con voz aprenderás a dejar ir emociones, personas y situaciones:

Dejar ir:  cómo aprender soltar

La incertidumbre que provoca tomar nuevas decisiones puede paralizarte. Por eso aquí van unos consejos que espero que te ayuden a transitar estos duros momentos: 

  • Haz una lista con todas las cosas que te ilusionan o te gustan de tomar la decisión de soltar a esa persona, situación, emoción, etc. Tomarás la decisión con más serenidad y seguridad. 
  • Haz una lista con todas las cosas que agradeces haber vivido y compartido con la persona, la situación, la emoción, etc. que hoy despedimos. Te ayudará a estar tranquilo y a comprenderte mejor. 
  • Date cuenta de que estás pasando por un proceso difícil. Recuerda felicitarte por tu valentía. Poco a poco te irás encontrando mejor. 
  • Comparte el proceso con alguien. Si te abres con algún buen amigo o familiar te sentirás acompañado y el proceso se te hará más llevadero. Además, verás que todas las personas pasamos o hemos pasado por cosas similares. 
  • Vive el presente. Muchas veces no soltamos porque vivimos del recuerdo y también porque nos da miedo la incertidumbre del futuro. Piensa siempre en tu presente y así nunca te equivocarás.
  • Sigue a tu corazón y ten fe. La vida es como conducir. Nunca sabes qué habrá después de la siguiente curva, pero confías encontrar asfalto para seguir conduciendo. 

DEJAR IR: MEDITACIÓN GUIADA PARA APRENDER A SOLTAR

La meditación te irá muy bien. Este es un ejercicio meditativo de diez minutos que puedes repetir tantas veces como quieras. Su objetivo es ayudarte a navegar por tus emociones con serenidad y prepararte para soltar desde el amor. 

  • Haz esta meditación sentado en una silla con la espalda erguida, pero sin tensión. Así seguro que no te duermes y seguirás estando cómodo.
  • Si te apetece, puede resultarte gratificante hacer la meditación con auriculares. Sentirás el sonido más envolvente y podrás aislarte mejor del exterior.
  • Si durante la meditación necesitas moverte, adelante. Si estás incómodo, por favor, recolócate en una postura más cómoda con movimientos suaves.
  • Si puedes, descárgate toda la meditación y luego pon tu dispositivo en modo avión.
  • Puedes hacer la meditación en cualquier momento del día. Esta en concreto te recomiendo repetirla tantas veces como necesites. Dejar ir puede ser un proceso largo y pasarás por muchas etapas y emociones. Ten la meditación como una mano amiga que quiere apoyarte y ayudarte.   
  • Ponte algún aceite esencial en el difusor o algún incienso. Para soltar te recomiendo aromas florales como la rosa o el geranio. También, el nerolí tiene un aroma reconfortante y muy agradable, podría hacerte sentir bien. 
  • Puede ser que durante la meditación sientas la necesidad de bostezar, eructar o soltar alguna lágrima. Es normal y está muy bien. Significa que la meditación está haciendo su efecto y te está ayudando a limpiar. 
  • Verás que empezamos la meditación con un ejercicio de contraer y relajar la musculatura. Aprovecha para liberarte de tensión y relajar todo el cuerpo. 
  • ¡Te mando un fuerte abrazo! Hay un montón de cosas buenas esperándote, si sigues conduciendo con una sonrisa. 

Por qué aprender a dejar ir

A lo largo de nuestra vida vamos a dar muchas bienvenidas. Tendremos la suerte de conocer a nuestros hijos, sobrinos, nietos, etc. Bebés que llegaran para llenarnos de alegría y enseñarnos a ser mejores personas y a recuperar la inocencia. También, conoceremos a parejas, amigos, compañeros, etc. personas que, poco a poco, se irán ganando un lugar en nuestro corazón y en nuestra vida. 

Cuando pensamos en las bienvenidas, sonreímos. Los comienzos hacen ilusión y son bonitos. A veces podemos sentirnos también abrumados o con cierto miedo. No obstante, siempre esconden un color bonito. Así, decir “¡Hola!” suele estar teñido por tonos alegres, decir “¡Adiós!” suele ser más duro. Nos cuesta. Supongo que hay gente a la que le resulta más sencillo que a otra. Sin embargo, soltar siempre será una asignatura pendiente en la mayoría de los seres humanos. ¿Y por qué aprender a hacerlo? 

  • La vida es balance. Vivimos en constante equilibrio entre buenas y malas noticias. Entre días fáciles y días difíciles. Entre verdades y mentiras. Entre ilusiones y desilusiones. Hay que aceptar que, así como hay bienvenidas, también hay despedidas. 
  • La única constante en el camino de la vida es el cambio. Si se lo preguntas a alguna persona mayor, seguro que me dará la razón. Debemos empezar a teñir de colores primaverales las despedidas. Naturalizarlas como parte del proceso de la vida. Fluir. Porque si cerramos correctamente las etapas, preparamos a la vida para nuevas bienvenidas y experiencias. La vida premia a los valientes. Y nosotros somos valientes.