Louann Brizendine es neuropsiquiatra y conoce bien el cerebro femenino. Ha escrito sobre él en El cerebro femenino (RBA Libros). Además, es licenciada en Neurobiología por la Universidad de Berkeley, en Medicina por la de Yale y en Psiquiatría por la de Harvard.

En 1994 fundó la Women’s Mood and Hormone Clinic, donde trata a mujeres con trastornos relacionados con el ánimo o su sexualidad.

—¿Existe una realidad femenina diferente de la masculina?
—En su mayor parte los cerebros del hombre y la mujer son similares, pero cada uno tiene su dinámica hormonal. Las hormonas no nos hacen ser quienes somos, pero influyen en cómo nos sentimos. Además, son responsables de sutiles diferencias neurológicas que guían nuestros impulsos y afectan a nuestra visión del mundo y a cómo nos relacionamos con él.

—¿Cuáles son esas sutiles diferencias?
—Al formarse el cerebro, la zona que controla el deseo sexual se dobla en los niños. También crecen los centros de agresión. En las niñas se desarrollan más los centros de comunicación, observación y procesamiento emocional.

Louann Brizendine El cerebro femenino

—¿En qué se traducen?
—Las niñas, por ejemplo, tienden a hablar más y a leer mejor la expresión facial. Los niños se divierten más con la lucha.

—¿Dónde queda la educación en todo esto?
—No está separada de la biología. Colabora con ella haciendo que seamos quienes somos, modificando los circuitos cerebrales que llevan a comportarse de una forma u otra.

—¿No le preocupa reforzar estereotipos?
—Hombres y mujeres pueden ser igual de inteligentes y capaces. La fase en que se usaban estereotipos para discriminar debería estar superada. No me preocupa reconocer la base biológica de algunos de ellos; me interesa comprender la realidad biológica de la mujer y cómo influye en su forma de actuar y sentir.

—¿Cuál es el punto fuerte del cerebro femenino?
—La capacidad, algo más afinada que en el sexo masculino, de leer caras y captar matices emocionales. Esto tiene su contrapartida, por lo que puede verse también como un punto débil, y lleva a malentendidos: a menudo se la acusa de ser muy susceptible.

—¿La famosa intuición femenina es cierta?
—La mujer puede ser más intuitiva y empática. Al observar o imaginar a otra persona en un estado emocional concreto, se pueden activar automáticamente actitudes similares en nuestro cerebro. De ello se encargan las “neuronas espejo” y se cree que la mujer tiene más neuronas espejo activas que el hombre.

—¿Qué frena a las mujeres de mostrarse agresivas?
—Hombres y mujeres pueden enfadarse por igual; la diferencia estriba en cómo lo canalizan. El hombre tiende a entrar en conflicto, y la mujer a evitarlo, pero eso no quiere decir que no sienta la agresividad.

—Hace eso más propensa a la mujer a las enfermedades psicosomáticas?
—Sí, sufre más colon irritable y otros enfermedades calificadas de “psicosomáticas”, un 80 o 90% más, pero es injusto llamarlas así. No enfermamos por tener problemas psicológicos, sino porque así están diseñados nuestros circuitos cerebrales y así nos afectan las hormonas. Para la mujer es más natural que las emociones se manifiesten en sensaciones físicas.