George Vithoulkas (Atenas, 1932) recibió en 1996 el Right Livelihood Award, premio conocido como el "Nobel Alternativo", por su contribución a la revitalización del conocimiento homeopático.

Treinta años antes, Vithoulkas, ingeniero de formación, se había graduado en homeopatía en la India. Desde sus primeros pasos en esa medicina se mostró fiel a la corriente unicista –que busca un remedio para cada persona, más allá de su dolencia concreta– y contrario a la pluricista, que combina diversos remedios en función de los síntomas.

Vithoulkas ha escrito obras ya clásicas, como: Las leyes y principios de la homeopatía; Esencia de la materia médica homeopática; y Homeopatía, una visión integral de la salud, la enfermedad y la curación; las tres publicadas por Ed. Paidós.

Se estableció en la tranquila isla griega de Alonissos para trabajar en una gran farmacopea homeopática, de la que lleva escritos doce volúmenes, y en un sistema de formación vía internet, además de impartir cursos y colaborar con diversas universidades. Todo ello aunado con la paz de la vida isleña, el cultivo de su huerta y el disfrute de una costa donde aún habita la foca monje.

Una vida dedicada a aprender y a enseñar sobre homeopatía

–¿Qué le gusta más de la homeopatía?
–El hecho de que los pacientes se curen y vuelvan a sentirse felices.

–¿Y qué le llevó a interesarse por esta forma de curar?
–Leí la Materia Médica de Boericke y fue como una revelación para mí. Comprendí al instante que había dado con el sistema médico correcto. Tenía un problema de salud pero me había negado a tomar fármacos para aliviar el dolor. La primera vez que me tomé una pastilla, en 1948, ¡me ardió el estómago! A partir de aquel día renuncié a tratarme con medicina convencional. Prefería vivir con los dolores. Tenía dieciséis años.

–Empezó a practicar homeopatía en Sudáfrica. ¿Qué recuerda de aquella época?
–Fue en 1959 y trabajaba en una empresa constructora como ingeniero de obra civil. Allí leí ese primer libro sobre homeopatía y a partir de entonces me puse a estudiar a fondo, pero no por obligación sino porque me sentía pletórico: casi entraba en éxtasis cuando leía sobre homeopatía. Trabajaba como jefe de obra, lo que me dejaba tiempo libre para estudiar. Aquellas horas de estudio y el tiempo que pasé luego en la India fueron la época más feliz de mi vida. Era estudiante y sentía que estaba aprendiendo algo sublime.

–¿Por qué fue a la India a estudiar homeopatía?
–Porque la India era el único lugar donde la homeopatía estaba reconocida y se enseñaba en facultades de medicina homeopática. Pero no tardé en darme cuenta de que el tipo de homeopatía que entonces se ejercía en la India y en el resto del mundo avanzaba por el camino equivocado. Se practicaba una especie de polifarmacia, mezclando remedios. Aquello le estaba haciendo un flaco favor a un sistema que tenía mucho más que ofrecer. Desde entonces trato de convencer a los homeópatas de que deben estudiar cada caso detenidamente para prescribir solo un remedio por vez, observar la evolución y volver a prescribir en caso necesario.

–¿Cuál ha sido su principal aportación a la homeopatía?
–Creo que he hecho varias. Aporté una materia médica más viva, más adaptada a los seres humanos y, por lo tanto, más eficaz. En 1971 escribí mi primer libro en griego, que se publicó en Estados Unidos con el título Homeopathy for the New Man ("Homeopatía para el nuevo hombre"). Por aquella época sentía que estaba ante el método de curación para un nuevo tipo de ser humano más generoso, más espiritual, con más capacidad para el amor y la sabiduría.

En 1978 publiqué La ciencia de la homeopatía [título en castellano: "Las leyes y principios de la homeopatía en su aplicación práctica"] y en 1987, Homeopatía, una visión integral de la salud, la enfermedad y la curación, en el que desarrollé el marco teórico que apoya las ideas de Hahnemann. En 1989 preparé el VES, siglas de "Sistema Experto de Vithoulkas", con la universidad belga de Namur.

Pero mi mayor aportación es mi academia online, donde se puede estudiar todo lo que he estado enseñando estos años en un curso que recoge toda la teoría, la materia médica y el análisis de casos que he ido grabando en vídeo hasta ahora, con moderadores que supervisan el trabajo y en el que participo resolviendo dudas.

Y en segundo lugar, el segundo volumen de La Ciencia de la Homeopatía, titulado Niveles de salud, que incluye una exhaustiva guía práctica para que el médico pueda hacer prescripciones correctas.

–¿Cuál ha sido el momento más emotivo de su carrera?
–Un gran momento de mi vida fue cuando recibí el Premio Nobel Alternativo, en el Parlamento sueco, en 1996. También fue muy importante el día en que me concedieron la Medalla de Oro de la Democracia Húngara, que me entregó el presidente del Parlamento. Ambos galardones me los concedieron en reconocimiento por mi labor como formador de médicos de todo el mundo en homeopatía clásica y por haber ayudado a desarrollar y mejorar esta disciplina.

Pero la época más feliz y despreocupada de mi vida fue cuando estudiaba homeopatía en la India. Adoraba la India, adoraba a su gente, adoraba su afectuosidad y su gusto por debatir sobre espiritualidad y filosofía. Fui médico personal del gran filósofo Krishnamurti durante dos años, y fueron tiempos memorables para mí, porque conocí a mucha gente importante de su entorno en conversaciones privadas.

"Mis años de estudio en la India fueron la época más feliz de mi vida. Sentía que estaba aprendiendo algo sublime."

–¿Qué le decidió a vivir en la isla griega de Alonissos?
–Era el sitio ideal para mí, porque me siento conectado con la naturaleza: es mi fuente de inspiración. Además sentía que para realizar mi trabajo necesitaba aislarme del ruido de las ciudades.

–¿Qué es lo esencial en su vida en estos momentos?
–La paz interior o mental y la paz exterior. Y la libertad, es decir, esa capacidad de las personas interiormente disciplinadas para liberarse de las pasiones y a la vez estar llenas de amor, superar el egoísmo y servir sabia y discretamente a la sociedad.

–Aparte de utilizar homeopatía y no tomar medicamentos alopáticos, ¿qué hace para mantener su salud?
–Trabajo dos horas y luego me entretengo una en el jardín cuidando de mi huerto y mi pequeña granja de animales; luego regreso al trabajo intelectual y vuelta a empezar. También voy a pescar al mar de vez en cuando.

–Trabaja en una farmacopea homeopática de 18 volúmenes, la Materia Médica Viva. Lleva escritos doce. ¿Qué vuelca en ellos?
–Mis alumnos me pidieron que escribiera esta obra hercúlea, quizá 20 volúmenes, y tengo que decir que me ha dado muchos quebraderos de cabeza en los últimos dieciséis años. En cualquier caso, intentaré volcar todos los conocimientos y la experiencia de los que he hecho acopio durante estos años presentando decenas de miles de casos.

–Sus descripciones de los tipos homeopáticos son casi arquetípicas, con un notable componente psicológico. ¿Cómo se llega a relacionar una simple sustancia con un conjunto tan detallado de rasgos del carácter?
–Después de tratar miles de casos se me hizo evidente que la patología mental o emocional que evolucionaba en la persona se correspondía con la patología mental o emocional del remedio. Por ejemplo, cuando una persona que había acudido con una depresión mejoraba después de tomar el remedio Aurum, era obvio que la sintomatología pertenecía a ese remedio. Si alguien sufría un ataque de pánico, se podía aliviar con Aconite o Phosphorus. Hasta síntomas sencillos, como un exceso de locuacidad, podían reducirse con el remedio adecuado, como Lachesis. E incluso síntomas todavía más sencillos, como una lágrima fácil, pueden disminuirse fácilmente con Pulsatilla. Las descripciones que hice de los diferentes tipos de remedios facilitaron mucho la labor del homeópata a la hora de elegir el más adecuado.

El fraude de Benveniste y la polémica sobre la evidencia de la homeopatía

–¿Cómo puede ejercer algún efecto curativo una sustancia en dosis infinitesimales?
–No tenemos una respuesta para esta pregunta. Lo único que sabemos es que después de dinamizar el remedio mediante la dilución de ciertas sustancias en agua o alcohol o una mezcla de ambos, el agua se vuelve biológicamente activa y da resultados sorprendentes que hemos podido comprobar en millones de curaciones.

–¿Tenemos todos un tipo homeopático que es como nuestro sello de identidad? ¿Cambia a lo largo de la vida?
–No todo el mundo tiene lo que se conoce como un "remedio constitucional". De hecho, muy pocas personas lo tienen; solo aquellas con una constitución muy marcada, algo que no es habitual en estos tiempos. Los demás necesitaremos más de un remedio a lo largo de la vida. Pero la clave reside en que los remedios siguientes deben prescribirse en un orden concreto; de lo contrario, no se obtendrán los resultados deseados.

– Se le suele criticar a la homeopatía que no hay suficientes estudios que la avalen.
–Hay evidencias de sobras si se quiere verlas. Se trata de los millones de personas curadas que pagan con dinero de su propio bolsillo para ser tratadas con homeopatía. En Grecia los médicos homeópatas tienen largas listas de espera pese a que las visitas son caras: los pacientes están dispuestos a pagar. En Inglaterra, donde los medios de comunicación han lanzado un fuerte ataque contra la homeopatía, se ha hecho mucho daño a la comunidad homeopática, pero a las personas con buena formación y que ejercían correctamente no les ha afectado.

–¿Cuáles son las principales líneas de investigación de la homeopatía actual?
–Se trata de un campo delicado y los que se introducen en él deberían ser muy cautos. Cualquiera que quiera investigar debería hacerlo con el asesoramiento de un homeópata experimentado y debatir con él antes siquiera de empezar. Muchas personas se me han acercado con ideas erróneas que nunca habrían podido prosperar.

En la actualidad asistimos a un resurgimiento de la investigación homeopática. Al fracasar de tal manera el experimento Benveniste a finales de los años ochenta, muchos investigadores dejaron de lado la homeopatía durante años. Fue una lástima que a aquella investigación se le diera tanto bombo y luego al final resultó ser falsa.

"El incidente con Benveniste fue una advertencia de lo cuidadosos que debemos ser con las ideas que se sostienen tras realizar una investigación."

Lo que Benveniste dijo fue que una potencia elevada de dilución homeopática podía causar mucho daño al organismo, ¡hasta el punto de que se podían observar cambios anatómicos estructurales (degranulación de los basófilos) a la luz del microscopio! Intenté impedir que hiciera públicas sus ideas, pero fue en vano. Este tipo de estudios frenan el avance de la investigación en general y hacen mucho daño a la homeopatía, ya que los escépticos hallan el terreno abonado para ridiculizar el experimento Benveniste y con ello a la homeopatía.

–¿Qué métodos de validación utiliza la homeopatía para evaluar su eficacia?
–A la homeopatía se le ha pedido que demuestre su eficacia con los mismos ensayos a doble ciego que utiliza la medicina para demostrar la eficacia de sus fármacos. Pero la homeopatía no utiliza un mismo remedio para todos los pacientes que presentan un trastorno concreto. En cien pacientes que sufren la misma enfermedad, puede utilizar de 50 a 100 remedios. ¿Cómo vamos a utilizar los mismos métodos con todos? Es imposible.

Recientemente diseñamos un experimento en colaboración con los escépticos, que habían ofrecido un premio de un millón de dólares a quien pudiera demostrar el efecto de las potencias elevadas. Como supervisor, los escépticos pidieron que se designara a James Randi, la persona a la que la revista Nature había invitado a supervisar el experimento Benveniste. Acepté organizar el experimento con un equipo de médicos griegos en uno de los hospitales públicos de Grecia. Después de cinco años de preparación, cuando todo estaba listo para empezar, Randi canceló de pronto el experimento con una excusa tonta. Quienes tengan interés por saber más de lo que pasó pueden ver mi página web.

–¿A qué retos se enfrenta la homeopatía?
–El mayor reto de la homeopatía es ser aceptada en las facultades de medicina o bien contar con facultades propias en las que se imparta homeopatía como principal metodología terapéutica, incluyendo conocimientos básicos de anatomía, fisiología y medicina clínica además de los hallazgos de la medicina.

En estos momentos, en Grecia, tenemos un máster en Homeopatía Clásica para médicos y dentistas en la Universidad del Egeo, aprobado por el ministro griego de Educación. Este es el tercer año que funciona y nos sentimos muy orgullosos. Grecia ha sido el primer país europeo en crear un máster así en el área científica de una universidad pública.

"La formación se combina con la investigación y creemos que empezaremos a obtener muy buenos resultados muy pronto."

También estamos intentando crear en Grecia un departamento de grado en Homeopatía Clásica en la Universidad del Egeo en Kos, la isla de Hipócrates. La universidad del Egeo es una de las mejores universidades de Grecia. Cuenta con profesores excelentes, reconocimiento académico, equipos técnicos y una visión académica de la ciencia que se puede considerar pionera.

–¿Qué intenta comunicar a sus alumnos?
–El conocimiento y la experiencia que he acumulado durante medio siglo de práctica. Hasta ahora lo he hecho en las clases que imparto en la Academia en Alonissos y a partir de ahora podrá aprenderse en cualquier lugar del mundo a través de internet. Creo que pronto estará lista la versión española del curso.

¿Qué se puede curar con homeopatía y qué no?

–¿En qué casos resulta más efectiva la homeopatía?
–Siempre y cuando el médico haya recibido una buena formación en homeopatía, los casos que suelen formar parte del día a día del homeópata en la consulta y en los que se obtiene una mejor repuesta al remedio homeopático correcto son los siguientes:

  • Dolores de cabeza crónicos y migrañas
  • Vértigos
  • Crisis de ausencia
  • Sinusitis maxilar y frontal
  • Fiebre del heno
  • Asma bronquial y alérgica en los primeros estadios
  • Gastritis, molestias gástricas, úlcera duodenal, colitis espasmódica o colecistitis
  • Trastornos hepáticos como la degeneración o infiltración grasa del hígado
  • Conjuntivitis crónica
  • Otitis crónica
  • Acné, dermatitis, neurodermatitis
  • Neuralgia del trigémino, neuralgia intercostal
  • Herpes, herpes zóster
  • Síndrome cervical, lumbago, ciática, mialgias
  • Problemas ginecológicos –como por ejemplo molestias menstruales, síndrome premenstrual, mastitis, esterilidad–
  • Incontinencia urinaria, cistitis
  • Anemia
  • Prostatitis, problemas de esperma, impotencia
  • Ansiedad neurótica, fobias, depresión, trastornos de déficit de atención, etc.

La lista es muy extensa y por tanto no es posible hacer aquí una enumeración completa. A mi juicio, estos son los casos en los que se debería buscar primero la ayuda de la homeopatía. Si esta fallara y se tratara de una emergencia, el médico puede recurrir a la medicina convencional.

"Hasta síntomas sencillos como un exceso de locuacidad, pueden reducirse con el remedio adecuado."

–¿Y en qué enfermedades la homeopatía no debería ser la elección principal?
–La homeopatía puede ofrecer muy poca ayuda en los últimos estadios de enfermedades como el cáncer, la cirrosis hepática, la diabetes juvenil, la diabetes insulinodependiente de larga duración, el Parkinson avanzado, las enfermedades neuromusculares, la esclerosis lateral amiotrófica, la distrofia muscular, la miopatía, la miastenia, derrames cerebrales, autismo o espasticidad en los niños, epilepsia de larga duración, asma de larga duración con enfisema, trastornos cardiovasculares graves o trastornos mentales graves como la esquizofrenia.

En algunos casos de este tipo se han logrado éxitos contados que han llevado a homeópatas excesivamente entusiastas a creer o sostener que la homeopatía puede curarlo todo. La verdad es que en estas enfermedades o trastornos se han logrado resultados en muy pocos casos. El médico tendrá que recurrir pues a fármacos de la medicina convencional para aliviar el dolor o mejorar el estado general del paciente.

Algunas personas tienen la impresión equivocada de que la homeopatía puede curarlo todo, pero eso no es cierto y también hay espacio para la terapéutica convencional. Lo importante es recurrir a un buen homeópata antes de llegar a estados tan avanzados de la enfermedad.

–¿Por qué la homeopatía suele ser tan eficaz en los niños?
–Porque su sistema inmunitario está mucho menos deteriorado que el de los adultos, cuyo organismo se ha ido debilitando con enfermedades que se repiten y la agresión que suponen los fármacos y ciertos hábitos de vida. De hecho, el remedio homeopático estimula el sistema inmunitario a fin de devolver el equilibrio al organismo y, cuanto más activo es el sistema inmunitario, mejor resultado da el remedio adecuado.

En la consulta: pautas para ejercer la homeopatía y beneficiarse del tratamiento homeopático

–¿Hasta qué punto es conveniente ser médico para ejercer la homeopatía?
–Es deseable que el homeópata sea también médico, ya que de ese modo podrá determinar mejor si se trata de un problema de salud grave y actuar en consecuencia.

–¿Cómo puede evaluar una persona la eficacia de su médico homeópata?
–Es muy sencillo. Si el paciente ve que el homeópata se toma tiempo para recopilar toda la información necesaria (una primera visita puede durar entre una y dos horas) y si al final de la consulta prescribe solo un remedio, esas dos condiciones indican que el homeópata está siguiendo una buena línea homeopática.

–¿Beneficiarse de la homeopatía implica comprometerse con un estilo de vida concreto o no es preciso?
–No se aconseja cambiar de estilo de vida a menos que el paciente lleve una vida totalmente insalubre: por ejemplo, si alguien duerme poco debido a que trasnocha, bebe o fuma en exceso. El remedio actúa también pero el efecto no dura mucho, porque si se mantiene el estilo de vida enseguida se produce una recaída.

–¿En qué errores suele caer más a menudo el paciente al usar la homeopatía?
–Un requisito es que el paciente no tome fármacos ni drogas, legales o ilegales, y eso incluye la cafeína. Si aun así persiste en hacerlo, estas sustancias interferirán en el tratamiento, y es un gran error, porque anula los beneficios y el homeópata tiene que volver a empezar. El problema es que en estas situaciones no se puede estar seguro de que el remedio que funcionó la primera vez vuelva a hacerlo.

–¿Y qué errores suelen cometer los homeópatas?
–Es una muy buena pregunta. La experiencia me dice que cuando un homeópata siente que ya lo sabe todo y que ya puede ejercer sin seguir formándose, a partir de ese momento empieza a relajarse sobre lo que sabe y en unos pocos años la mayor parte de la información se puede haber perdido u olvidado. Otro error a mi juicio es recurrir a sistemas simplificados para dar con el remedio adecuado. Quien toma esa dirección, se pierde totalmente en el abismo de la sintomatología humana y deja de poder organizar el conocimiento.