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Mucho más que simple luz natural
Los humanos tenemos 13 vitaminas que son esenciales para el buen funcionamiento de nuestro organismo.
La vitamina D es una de ellas. Además de ser esencial para fijar el calcio en el cuerpo (resulta básica para evitar la osteoporosis), tiene muchas otras funciones.
Y es que una vez activada esta vitamina, que se sintetiza por una reacción fotosintética (por eso requiere la luz), actúa como una hormona. De hecho, hay receptores para la vitamina D en casi todos los tejidos humanos y se ha descubierto su capacidad de regulación de la expresión de numerosos genes.
La carencia de “vitaminas de sol” repercute en el cerebro, las defensas, los intestinos o el corazón.
Por ello, la vitamina D influye en la salud de los intestinos, los sistemas cardiovascular e inmune, el páncreas, los músculos, el cerebro y el control de los ciclos celulares. Asimismo, ofrece beneficios a pacientes con cáncer (disminuye la proliferación celular y es anti-inflamatoria) y protege en caso de hipertensión, obesidad, diabetes tipo 2, depresión, deterioro cognitivo, párkinson, fracturas de huesos por caídas, enfermedades autoinmunes, infecciones, problemas de suelo pélvico y degeneración macular asociada a la edad.