No nos referimos a los atracones, que constituyen un trastorno grave de la conducta alimentaria que requiere la intervención de un especialista, sino al apetito y los antojos que aparecen inopinádamente, pero que pueden contribuir al desequilibrio en la dieta y favorecer algunos problemas de salud. 

Los antojos no son un término médico, sino coloquial. Pero todo el mundo sabe lo que es sentir un ansia de comer difícil de reprimir, a menudo de algo muy específico, como algo dulce, graso o salado.  

En realidad, estos antojos responden a un mecanismo natural del organismo que sirve para que el cuerpo consiga lo que necesita y que ha demostrado su eficacia a lo largo de millones de años de evolución biológica. Lo malo es que los alimentos que fácilmente encontramos actualmente en los supermercados y en nuestra despensa no son tan naturales.  

Antojos y bajada de azúcar

Los clásicos antojos de comida aparecen cuando el nivel de azúcar en la sangre es demasiado bajo.  El cuerpo informa al cerebro: el sistema está en déficit.  Si han pasado algunas horas desde el desayuno, el cuerpo puede estar respondiendo a una deficiencia real.

Sin embargo, los antojos también se establecen por hábito. Por ejemplo, el deseo de comer patatas fritas puede aparecer cuando nos sentamos en el sofá por la noche. O el antojo de chocolate cuando trabajamos en el ordenador. Cada persona crea sus rituales de autosatisfacción.

¿Cómo se sale de la espiral del antojo?

Si se experimentan antojos con frecuencia, conviene preguntarse si se trata de apetito porque se ha agotado la energía o si es un mero hábito.  Es útil observar sus propios patrones y tomar algunas notas a lo largo del camino. Puedes hacerte también estas preguntas:

  • ¿Cuándo y dónde suelen ocurrir los ataques de hambre?
  • ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última comida?
  • ¿Qué comí por última vez?
  • ¿Qué ha hecho mi cuerpo desde entonces?

Por otra parte, ten en cuenta que algunas enfermedades pueden desencadenar ataques de hambre, como la diabetes o una tiroides hiperactiva.

Cómo reaccionar a los antojos

El hambre real debe ser satisfecha. Lo que hay que evitar son los ataques de hambre que llevan a comer demasiado rápido alimentos que no son saludables.  

Una primera opción cuando sientas el apetito es beber medio litro de agua tibia o una taza de infusión sin azúcar. Así el estómago que ya se ha puesto a rugir, se calma.  

Estar preparado ayuda. Vale la pena pensar en qué se puede comer cuando aparezca el hambre. Una pieza de fruta, una zanahoria cruda, 30 g de frutos secos, un yogur o un cracker con queso fresco son buenos tentempiés saludables.

el truco de la caja te ayuda a controlar los antojos

Si no hace mucho que has comido y tienes un deseo abrumador de chocolate, patatas fritas o donuts, no tienes por qué ir directamente a la cocina a por ello. Ni siquiera tienes que buscar otra cosa saludable para comer. Puedes recurrir al truco de la caja. 

Prepárate una bonita caja con cosas divertidas que te gusten. Pueden ser un colores para pintar mandalas, un libro o un juego solitario. Por supuesto, puedes sustituir la caja por cualquier cosa que te guste hacer. Cuando sientas hambre, coge tu caja y disfruta. Por supuesto, la estrategia no funcionará siempre pero ayudará a romper el sistema autorrecompensa basado en la comida.  

cómo prevenir el hambre

La mejor forma de prevenir los antojos es comer a horas fijas y de forma equilibrada. Así el cuerpo sabrá que la energía y los nutrientes le llegan con regularidad. La costumbre de picotear a menudo de establece porque antes no se ha fijado la regularidad en las ingestas.

Lo ideal es tomar tres comidas equilibradas al día que no sean demasiado copiosas. Entre una y otra se puede tomar un snack ligero saludable, aunque no es necesario.  

Por supuesto, hay que tener en cuenta el estilo de vida. Si haces deporte, te conviene comer algo después. También es recomendable que realices el ejercicio siempre a la misma hora y que se coordine con las ingestas.  Por ejemplo, programa tu actividad física para terminarla media hora antes del desayuno, el almuerzo o la cena.