Estos días, las costas de Galicia, Asturias, Cantabria y Euskadi se han visto invadidas por una "marea blanca" de bolitas de plástico, denominadas pellets. Sin embargo, el problema tiene su origen en un accidente que se produjo hace un poco más de un mes, cuando un transatlántico volcó en el mar, frente a la costa de Portuga, tres contenedores. Uno de ellos llevaba mil sacos con millones de estas microbolas, que son un problema grave para el medioambiente.

El barco accidentado, el Toconao, navega con bandera de Liberia, pero es propiedad de una empresa con sede en el paraíso fiscal de Bermudas y dirección en Chipre. Así se mueven las mercancías sucias por el mundo, mediante un entramado de empresas cuyo objetivo es pagar menos impuestos, evitar inspecciones y responsabilidades en caso de accidente.

En el momento de producirse el accidente no se consideró que representara un desastre porque los pellets no están dentro de la categoría de materiales peligrosos, según las organizaciones marítimas internacionales. Se estimó que el único riesgo es que algún barco chocara con los contenedores.

Pellets por la costa norte de España

Sin embargo, las bolitas empiezan a llegar a finales de diciembre a las playas gallegas, como la de  Vilar en Ribeira, Muros, Noia,  Porto do Son, Costa da Morte, Mariña de Lugo o al parque natural de Corrubedo, que cuenta con un complejo dunar de gran valor ecológico. La marea blanca que empezó en Galicia ya se extiende hasta Asturias, Cantabria y País Vasco.

En todas las comunidades, ayuntamientos y otras administraciones públicas exigen que la empresa naviera pague el coste de la limpieza. El Ministerio de Transición Ecológica del Gobierno de España ha anunciado que se ponía manos a la obra para recuperar los sacos de pellets que todavía puedieran encontrarse en el mar. Mientras las gestiones oficiales siguen su lento camino, grupos de voluntarios se están organizando para limpiar las playas.

Los pellets o microbolas de plástico sí son tóxicos

A día de hoy, la Xunta de Galicia sigue sin considerar que los pellets de plástico sean tóxicos o peligrosos, pero sí que apoya su retirada de los arenales.  Sin embargo, la Fiscalía de Medio Ambiente investiga el vertido y alerta de los “indicios de toxicidad” porque, lógicamente, los pellets de plástico “no son biodegradables y no pueden eliminarse”.

En sintonía con este punto de vista, la organizaciójn Ecoloxistas en Acción de Galicia ha demandado a la empresa propietaria del buque por un delito contra el  medioambiente y los recursos naturales. La organización verde describe en la denuncia que la marea blanca está produciendo daños sustanciales en la calidad del agua, en los suelos de las playas, en los ecosistemas y potencialmente en la salud humana. 

La Comisión Europea también ha señalado en varios documentos  que los microplásticosproducen “impacto adversos” en el medio ambiente. De hecho, la Unión Europea y la ONU están preparando regulaciones para atajar el peligro que suponen estos vertidos.

¿Qué son los pellets de plástico?

 

Los pellets de plástico que componen la marea blanca son gránulos (nurdles en inglés) de menos de cinco milímetros que las industrias funden y convierte en distintos objetos de plástico, desde botellas a bolsas pasando por todo lo demás. 

Pueden ser de polietileno (PE), polipropileno (PP), poliestireno (PS), cloruro de polivinilo (PvC) o resinas sintéticas. Los pellets de plástico que han invado la costa española son de polietileno (PE).

Pellets de plástico en el mar: una pandemia constante

La presencia de pellets de plástico en el mar es una realidad desde la década de los setenta del siglo pasado. Los barcos que los transportan sufren accidentes constantemente y los pellets que se dispersan en el mar se degradan lentamente hasta convertirse en microplásticos y nanoplásticos que alteran los ecosistemas: estas partículas son ingeridas por las distintas especies animales y pueden acabar, incluso en los alimentos que comen las personas. Los crustáceos y los mariscos bivalvos son los más cargados de microplásticos. La sal marina es otro producto que puede estar fácilmente con microplásticos.