Motivos éticos, estéticos y sostenibles no faltan para apostar por ropa y accesorios veganos y dejar de comprar prendas para cuya fabricación se hayan utilizado ingredientes o materiales de origen animal. Pero a la hora de veganizar tu armario también es importante que puedas hacerlo de forma respetuosa con el planeta y sin perjudicar tu salud.

Cada vez tienes más opciones que aúnan todos estos dos aspectos, aunque no todo depende de las marcas. También hay cosas que dependen de ti.

A la hora de equiparte, conviene que tengas presentes algunas cuestiones:

1. Deshacerte (bien) de la ropa inservible

Tomada la decisión dejar de comprar prendas no veganas (de lana, seda, cuero, etc.), queda plantearse qué hacer con lo que ya se ha comprado. Te recomiendo:

  • No tirar medio armario por la ventana, sino reflexionar si vas a usar esa ropa hasta el final de su vida útil. O si las vas a donar, vender, regalar, intercambiar, etc.
  • Por los recursos ya empleados en su fabricación (materiales, trabajo, agua, energía, etc.) lo más responsable y sostenible sería usarla hasta el final, o que otras personas la aprovechen si están en buen estado.
  • También puedes optar por un periodo de transición, usando prendas veganas y otras que no lo son. Aunque cada proceso es diferente, hacerlo progresivamente, a la velocidad que permitan las propias circunstancias, te ayuda a la reflexión.
  • Si las prendas están inservibles, es preferible depositarlas en contenedores legales de ropa, antes de que acaben en el cubo de basura y, por consiguiente, en el vertedero. ¿Por qué? Porque, cuando se degradan, emiten más sustancias a la atmósfera y al suelo que los residuos vegetales, debido a los acabados (procesos químicos, tintes, blanqueados, etc.) que atraviesan los tejidos.

2. Optar por pocas prendas pero buenas

De 2000 a 2015, la producción de ropa se ha duplicado en el mundo hasta superar los 100.000 millones de prendas anuales (1). En la actualidad el ciudadano medio compra un 60% más de ropa que hace 15 años (2).

Al mismo tiempo, se ha reducido su uso: más del 30% de la ropa que puebla los armarios europeos no se ha usado en, al menos, un año (3).

Globalmente, los clientes pierden un valor de 460.000 millones de dólares cada año al desechar ropa que podrían seguir usando (4). Y se estima que algunas prendas se desechan tras solo siete o diez usos. Ni el globo, ni nuestros bolsillos, necesitan que renovemos constantemente el contenido del armario, sino que compremos lo realmente necesario, seamos veganos o no.

Así que aquí van algunas ideas y recursos para consumir poco y mejor:

  • En este directorio vegan-friendy de Cuerpomente se recogen algunas propuestas de firmas sostenibles y tiendas de moda aptas para veganos.
  • También se considera moda sostenible la segunda mano, el vintage, intercambiar ropa, etc. Y puede ser apta para veganas y veganos, si se escogen solo prendas de materiales vegetales.
  • Los artesanos, firmas o creadores locales, con pequeñas producciones o series limitadas (con mucho menos impacto que las grandes multinacionales) también se pueden considerar alineados con la moda sostenible, al generar empleo, tejido productivo y comercial en los territorios; además de mantener, muchas veces, técnicas, saberes ancestrales y oficios textiles. Muchos artesanos a menudo trabajan con fibras vegetales locales, por lo que serían aptos para el consumo vegano.

3. Priorizar los materiales de origen vegetal

Elige, a ser posible, fibras vegetales de cultivo sostenible. Hay variedad de ellas: algodón orgánico, Tencel, lino orgánico...

El certificado GOTS suele ser muy común para fibra orgánica. Al igual que Ecolabel, sello que mide aspectos socioambientales.

Los tejidos acrílicos y sintéticos proceden del petróleo, un recurso natural pero no renovable. Si extraemos todas sus reservas a la superficie (junto con las demás energías fósiles, como el gas y el carbón), la vida sobre la tierra se volverá impracticable, como advierte la comunidad científica.

Además, el petróleo se forma por la transformación del zooplancton marino (de origen animal) y fitoplancton (algas) depositados en los fondos marinos, durante nuestro pasado geológico, bajo capas de sedimentos. Con lo que incluso podríamos cuestionarnos hasta qué punto es susceptible de ser vegano…

El poliéster, por ejemplo, es tereftalato de polietileneo, es decir, PET, el mismo material de las botellas de plástico. Ese tipo de tejido desprende microplásticos en los lavados que acaban en los mares contaminando especies vegetales y animales.

4. Elegir fibras sintéticas recicladas

Las fibras sintéticas o acrílicas recicladas se consideran fibras sostenibles, puesto que no emplean más materias nuevas para prendas nuevas, sino que reaprovechan las ya existentes. Pero ten en cuenta algunas recomendaciones:

  • Es aconsejable que hayan pasado procesos de optimización (o neutralización) química para no contener sustancias potencialmente dañinas para la salud (o el medio ambiente) procedente de las materias previas, o de aditivos añadidos.
  • El certificado Oeko-Tex asegura que los productos textiles que los llevan han sido analizados controlando sustancias nocivas para la salud.
  • También existen diversos sellos que informan de si las prendas son aptas para veganos como PETA Approved Vegan, o V-Label.
  • Acudir a comercios especializados y consultar las dudas ayuda en la elección, además de ser un gran aprendizaje acerca de los procesos que pasan las prendas hasta llegar a nuestras manos.

 

Bibliografía:

  1. Informe A New Textiles economy: redesigning fashion future, de la Ellen McArthur Foundation (2017), pág. 18.
  2. Informe Time out for fast fashion, de Greenpeace Alemania (2016), pág. 2.
  3. Informe A Call to action for a circular fashion system, de Global Fashion Agenda (2017), pág 4. Puedes consultarlo aquí.
  4. Cálculo basado en "Circular Fibres Initiative materials flow analysis", de la Ellen McArthur Foundation, y el informe "Apparel & Footwear 2016 Edition, volume sales trends 2005–2015", de Euromonitor International.
  5. Morgan, L.R. y Birtwistle, G. (2009). An investigation of young fashion consumers’ disposal habits. International Journal of Consumer Studies, 33(2), 190-198.