Los hay de todos los colores y fragancias, suaves y ásperos, más o menos duros o translúcidos, y redondos, rectangulares, estrellados o cualquier otra forma imaginable. Algunos hasta parecen galletas de chocolate o pasteles de fruta.

Los fabricantes de jabones, industriales y artesanales, se esfuerzan por ofrecer productos que seducen por la vista y el olfato, pero no todos respetan la protección natural de la piel.

Un jabón natural y artesanal, elaborado con aceites vegetales y aceites esenciales de calidad, sin aditivos, colorantes ni perfumes artificiales, no solo resulta eficaz sino que puede evitar que la piel se deshidrate y se reseque con el uso diario.

Los ingredientes de un buen jabón natural

Para elaborar jabón se precisan tres ingredientes básicos: agua, grasa y un álcali, normalmente hidróxido de sodio.

Este, que popularmente se conoce como sosa cáustica, reacciona con el agua calentándose, y al añadirle una grasa, animal o vegetal, se transforma en una sustancia compuesta por jabón, glicerina y agua con restos de sosa.

Al cabo de unas semanas el jabón se solidifica y la sosa desaparece por completo. A este proceso se le llama "saponificación" y se conoce desde hace más de cuatro mil años.

Para los jabones líquidos o cremosos, se emplea un álcali más soluble, la potasa o hidróxido de potasio, pero el proceso es el mismo.

Una vez elaborado el jabón, sea sólido o líquido, se le pueden añadir aceites esenciales, fragancias, cereales, leche o muchas otras sustancias para conferirle diferentes olores, texturas y propiedades.

A la hora de comprar uno, el olor y el aspecto guiarán probablemente el primer impulso, pero algunos detalles pueden ayudar a elegir mejor. Conviene que el jabón sea de calidad y lo más neutro posible.

Cuanto más tiempo se deja macerar y reposar una vez elaborado, más se acerca al pH natural de la piel. Si no ha reposado lo suficiente, puede resultar demasiado alcalino y no hay que olvidar que la piel necesita un pH ligeramente ácido para protegerse de bacterias patógenas.

Distinguir un jabón natural de uno industrial

Algunos jabones naturales no se producen con sosa cáustica sino con saponinas vegetales, unas sustancias jabonosas que se extraen de plantas como la jabonera o el papayo, pero son una excepción.

La diferencia entre un jabón natural y uno industrial suele estribar en el modo en que se procesa la sustancia jabonosa obtenida con la saponificación clásica.

A los jabones industriales se les añaden sustancias químicas que no están presentes en los naturales, como el lauril sulfato de sodio, que puede causar irritación en algunas personas y que se emplea para que se forme más espuma, o el triclosán, usado enjabones con propiedades antibactericidas y que junto a las bacterias perjudiciales puede eliminar otras que protegen la piel. Pero eso no es lo más importante.

A los jabones industriales se les suele retirar parte o la totalidad de la glicerina generada con la saponificación. La glicerina posee valiosas aplicaciones en la industria cosmética, pues suaviza la piel y la mantiene hidratada, y a los fabricantes les interesa separarla para aprovecharla en productos más rentables como lociones o cremas. En cambio, en los jabones artesanales no se suele eliminar y la piel no se reseca tanto.

Los mejores aceites para hacer jabón

Otra parte del secreto de un buen jabón reside en el tipo de grasa utilizada. Hoy los jabones naturales de calidad se elaboran siempre con aceites vegetales y la mayoría mediante un sistema de saponificación en frío que no afecta a sus beneficiosas propiedades para la piel.

En cambio, en los industriales es posible encontrar sebo u otras grasas de origen animal, pues resultan más baratas y producen jabones duros y espumosos.

El aceite de oliva, muy nutritivo, ha sido durante siglos uno de los más apreciados para hacer jabón. Hoy sigue siendo el principal ingrediente del legendario jabón de Alepo, que se elabora artesanalmente en la ciudad siria del mismo nombre y se deja secar al sol durante meses.

Otros aceites valorados son el de coco, que produce mucha glicerina y deja la piel muy suave; el de jojoba, de espuma cremosa; el de germen de trigo, rico en vitamina E; o el de almendras, muy nutritivo.

El aceite de palma da dureza a la pastilla pero su uso se intenta limitar actualmente para frenar la deforestación de los bosques tropicales.

Otra buena opción como grasa vegetal que da jabón muy suave es la manteca de karité.

Cómo hacer jabón natural casero

Elaborar jabón en casa con sosa cáustica permite controlar la calidad de las grasas y personalizar la pastilla, pero exige tiempo y sobre todo precaución.

Hay una alternativa más rápida y segura de obtener pastillas al gusto de cada uno: remoldear jabón.

  1. Compra glicerina o ralla los aceites esenciales o restos de jabón que tengas en casa. De su calidad dependerá en buena parte la calidad del jabón que obtengas.
  2. En una olla funde la glicerina o jabón en un poco de agua, sin que hierva.
  3. Fuera del fuego, añade los aceites esenciales o plantas secas que desees, aceites o mantecas vegetales para conseguir un jabón más nutritivo, o cereales o flores para dar textura.
  4. Vierte la mezcla en moldes y déjala reposar hasta que se endurezca.