6 flores comestibles que podrás oler y saborear

Se huelen, se contemplan y... ¡se comen! Las flores ocupan desde hace un tiempo un lugar privilegiado en la alta cocina, pero puedes incorporarlas fácilmente a tus platos y conseguir efectos sorprendentes en casa.

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Caléndula, versátil y para todo el año

Los pétalos de la caléndula, aromáticos y un punto amargos, dan alegría a las ensaladas, donde también puedes añadir sus hojas más tiernas.

Son muchas sus posibilidades en la cocina: puedes decorar con ella canapés, sopas y macedonias de fruta, aromatizar un aceite para aliñar las verduras o bien rebozar las flores enteras, con harina de garbanzo y espelta, y servirlas de aperitivo.

Esta flor se abre por las mañanas; si la cultivas en casa, recógela al amanecer, pues estará recién abierta y podrás disfrutarla aún más.

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Borraja, un toque de azul fresco y sutil

Tal vez hayas probado sus tallos como verdura, pero las flores también son una exquisitez.

Las encontrarás durante toda la primavera, azules o blancas, con un sabor fresco que puede recordar al pepino.

Para dar un toque de color, decora con ella salsas, ensaladas o, ¿por qué no?, unas borrajas hervidas.

En infusión, la flor se utiliza para aliviar los catarros.

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Hibisco para combinar con frutas

Los grandes pétalos rojos de esta flor derrochan sensualidad. En helados, en ensaladas, en confituras y gelatinas, incluso en vinagretas, no hay quien se resista a su presencia.

Además casan con muchas frutas. El cocinero Iker Erauzkin recomienda la manzana, el kiwi y el arándano.

Con la infusión de las flores se preparan deliciosos refrescos. Pruébala con jengibre y zumo de limón, endulzada al gusto y bien fría.

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Flor de cilantro de aroma exótico

Si tienes en casa una maceta de cilantro, puedes ir aprovechando las hojas poco a poco para dar tiempo a que florezca. Así podrás utilizar sus flores, blancas y purpúreas.

Son muy aromáticas, como las hojas y semillas. Al cortarlas deja un trocito de tallo para potenciar su sabor.

Puedes decorar con ellas ensaladas y cremas de verduras. Si la receta ya lleva cilantro, como un guacamole, la flor será un buen guiño y redondeará la experiencia.

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Capuchina, belleza con un toque picante

Estas flores son tan hermosas que alegran cualquier ensalada o canapé a los que se añadan enteras, pero además aportan sabor.

Con un punto picante, se comparan con el berro y la mostaza.

Aparte de enteras como decoración, puedes cortarlas en juliana y añadirlas a patés vegetales, sopas, tartas y helados

En las ensaladas, alíñalas con limón. ¡Las hojas también se usan!

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Flor de calabacín, una popular delicatessen

Es quizás la más conocida de las flores comestibles, y es que, junto a un buen sabor, posee una clara ventaja sobre las demás: su gran capacidad para albergar rellenos.

Una vez colocado un picadillo o una pasta en su interior, se puede sellar la flor enrollando las puntas.

Puedes freírlas con una tempura muy fina, ya sean solas o rellenas de pera, de risotto, de crema de anacardos y cebolla caramelizada o tomates secos… ¡Experimenta!

Flores comestibles en tu mesa

Con su fragancia y sus colores, las flores aportan una alegría que la gastronomía ha sabido aprovechar bien. No solo enriquecen los platos con nuevas texturas y perfumes, sino que transmiten detallismo y delicadeza.

Puedes guiarte por los colores para decorar: las hay rosas, violetas, rojas, amarillas, naranjas... Pero cada una tiene su aroma y su sabor, aunque sea sutil, y forma parte del juego atreverse a experimentar y descubrir combinaciones sorprendentes. Tanto la tradición como la cocina moderna más creativa nos brindan numerosos ejemplos.

Aquí hemos seleccionado seis que se emplean de formas diferentes, cada una con sus particularidades y con algunas sugerencias de uso. Puedes empezar ellas, pero el mundo está lleno de flores comestibles y vale la pena atreverse a explorar.

Cómo se utilizan las flores en la cocina

Si te preguntas si deben consumirse crudas o cocinadas, has de saber que muchas podrás perfectamente consumirlas crudas (como las flores de borraja o los pétalos de girasol), mientras que otras resisten la cocción (como los pétalos de clavel).

La mesura a la hora de incorporarlas a tus platos es importante. No se trata de añadirlas en grandes cantidades, sino de utilizarlas como un delicado complemento. Son una exquisitez y como tal deben utilizarse.

Lava y seca las flores siempre antes de utilizarlas.

Puedes recogerlas tú mismo si las cultivas en casa, aunque cada vez es más fácil encontrar flores comestibles ya cortadas y listas para usar. Ten la precaución de elegir flores de cultivo ecológico.

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