El uso de ciertos vegetales en cocina ha cambiado tanto que algunas partes maravillosas y llenas de nutrientes se van a la basura cada día. De la remolacha antes nos comíamos las hojas y le hacíamos poco caso al tubérculo hasta hace relativamente poco... ¿Por qué nos comemos las espinacas y tiramos las hojas de los rabanitos? ¿Qué nos han hecho las hojas de las zanahorias para que se vayan a la basura?

Muchas hojas verdes comestibles y tallos se desechan porque desconocemos los usos que les podemos dar, sus propiedades o, incluso, ¡qué son el motivo por el que empezamos a consumirlos!

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Falsa tortilla de hojas de remolacha

Las hojas de la remolacha están tan ricas que no hace falta cocinarlas para disfrutarlas. Así que vamos a aprovecharlas al máximo en esta receta.

Preparación

  1. Como cualquier otra hoja verde, lávalas hasta que estén bien limpias y retira los tallos gruesos si son para consumir en crudo. Reserva estos tallos para el caldo concentrado que te proponemos más abajo.
  2. Puede que no sea el tipo de hoja más fácil para comer en ensalada, así que la propuesta es que las cortes en juliana junto a un poco de puerro o un ajo y lo rehogues todo en la sartén.
  3. En un bol, ponemos un par de cucharadas de harina de garbanzo, sal, pimienta y una pizca de cúrcuma. Añadimos agua hasta que esté espeso y un poco líquido, y añadimos las hojas de remolacha y el puerro, acabando de hacer la falsa tortilla de hojas de remolacha en la sartén.

De hecho, imagina que son espinacas y úsalas en las mismas recetas, ¡te van a sorprender!

Recetas de aprovechamiento de verduras

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Hojas de rabanito en ensalada

Uno de los tubérculos que merece la pena comprar en manojos con sus hojas frescas son los rabanitos, ya que estas contienen vitamina A, además de vitaminas B3 y C. Las podemos añadir a sopas, cremas y potajes, pero son ideales en crudo para ensaladas y bocadillos, donde se convierte en una buena alternativa a la habitual lechuga.

Pruébalas en una ensalada con otras hojas verdes, nueces, manzana cruda y pasas, aderezada con una vinagreta de mostaza y sirope de arce. También puedes utilizarlas para elaborar un pesto.

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Hojas de zanahoria en zumos o pesto

Es seguramente el alimento más infravalorado de todos los que tiramos pensando que no se puede comer. Sin embargo, las hojas de zanahorias tienen muchas propiedades, y una forma estupenda de consumir vitamina C.

La forma más sencilla de aprovecharlas es usarlas como si fuera perejil.

También podemos hacer un pesto de anacardos con ellas, cambiando parte de la albahaca por parte de ellas.

Para aprovechar todas las vitaminas que contiene, lo mejor es su consumo en crudo. Puedes añadirlas, bien lavadas, a tu zumo verde favorito. O para alternar con la hierba de trigo.

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Tallos de coliflor y brócoli fermentados

Uno de los problemas de la popularización de los vegetales envasados es que ciertas partes de estos se tienden a ver como desechables. Y aunque pueda ser que te interese separar el tallo de los arbolitos del brócoli, lo cierto es que los tallos del brócoli, como los de la coliflorconcentran muchos nutrientes y tienen un sabor excelente. Por esto, aunque no sean tan vistosos, los puedes consumir al vapor, en puré o salteados.

Otra muy buena opción es convertirlos en encurtidos fermentados. Sigue nuestras instrucciones. 

Preparación

  1. Para 4 tallos (ya sea de brócoli, de col o de ambos), pondremos también 1 cebolla blanca en juliana, 2 dientes de ajo enteros y romero, orégano y pimienta al gusto. Puedes añadir uno o dos pepinos.
  2. Por cada litro de agua, pondremos 4 cucharadas soperas de sal para la salmuera. Todos los ingredientes han de estar bien limpios, ya que en estas preparaciones la higiene es fundamental.
  3. Colocamos en un bote de cristal de boca ancha todos los ingredientes limpios y cortados, cubriendo con la salmuera hasta arriba del todo. Es habitual ponerle un peso para que no se nos cree moho. Nos tenemos que asegurar que siempre esté bien cubierto y que no toque metal o plástico, por lo que los tarros de vidrio de conserva son la mejor opción.
  4. La fermentación puede durar de 3 días, para un sabor muy suave, hasta 3 semanas.
  5. En cualquiera de los casos vigilaremos que esté en una estancia fresca y sin luz.
  6. Si añadimos hierbas y especias, debemos tener en cuenta que el sabor de estas se va potenciando con el tiempo.

Caldo base de aprovechamiento

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Caldo concentrado de aprovechamiento

Bien por un tema de presentación en el plato, de dureza de los tallos, de que no es la parte que más nos gusta, tenemos tendencia a desechar algunas partes de vegetales en perfecto estado. También es habitual que tengamos en la nevera algunos remanentes de otras recetas: media cebolla, la parte verde de los puerros, unas hojas verdes que ya no dan para un plato… ¿Qué hacer para que no acaben en la basura? Un caldo concentrado.

Esta receta la podemos hacer en una olla normal o en una olla a presión, aunque hemos de saber que nunca vamos a tener unas proporciones exactas y que, de lo que se trata, es de hacer el caldo vegetal y reducirlo al mínimo sin llegar a quemarlo.

Preparación

  1. Sin sal, sin ningún otro tipo de aderezo y minimizando el agua, reduciremos el caldo a fuego lento hasta que nos quede lo más concentrado posible.
  2. Dejamos que atempere y rellenamos con él las cubiteras que haga falta y lo congelamos. Podemos también dejar un táper en la nevera con parte de este concentrado.
  3. Podremos usarlo para dar sabor a cremas, arroces, pastas, soja texturizada y cualquiera otra preparación que se nos ocurra. Eso sí, teniendo en cuenta que, aunque esté congelado, no se trata de una pastilla de caldo que podamos guardar meses.