Las hojas caídas te pueden dar trabajo, pero no son desechos, pues pueden ser recicladas y convertidas en una ayuda para los animales y la biodiversidad.

El huerto y el jardín pueden beneficiarse de una valiosa biomasa llena de nutrientes. Es por eso que nunca debes deshacerte de las hojas, son demasiado buenas para eso. Te damos cinco ideas sobre cómo puedes aprovechar las hojas caídas en otoño

1. Montones de hojas como refugio para animales

Un gran montón de hojas en un rincón del jardín tiene muchas ventajas. Para erizos, insectos y otros animales, estas hojas son un lugar ideal para pasar los fríos meses de invierno, porque las hojas aíslan y, por lo tanto, ofrecen un refugio acogedor.

Después del invierno, miles de criaturas descomponen las hojas y las convierten en valioso humus, y los nutrientes se quedan en el jardín.

Como las hojas del montón pueden dispersarse con el viento, puedes meterlas dentro de una canasta hecha de malla de alambre grueso que pueda ser traspasada por los animales. Puedes meter ramitas para que las hojas no se compriman demasiado cuando el clima es húmedo.

2. Lechos de mantillo con hojas de otoño

El "mulching" consiste en dejar o esparcir material orgánico (hojas o hierba cortada) sobre la tierra. El mantillo de hojas actúa como una capa aislante en invierno y protege las plantas del frío.

Sin embargo, cubrir las plantas de jardín tiene otra ventaja: los microorganismos descomponen las hojas en material orgánico, lo que proporciona a las plantas nutrientes importantes. Constituyen un fertilizante natural.

Las hojas caídas son la solución de mantillo ideal, especialmente para las plantas que son originarias del bosque o que se encuentran en sus bordes. Están felices con las hojas a las que están acostumbradas desde su ubicación natural.

Las frambuesas, los arándanos y las fresas también crecen mejor si las cubres con una capa de hojas en otoño.

Las hojas también se pueden dejar en lechos despejados y lechos elevados durante el invierno. Evitan que el suelo se seque y que las "malas hierbas" se propaguen.

3. Hojas de otoño como protección contra las heladas

Las hojas de otoño son una protección óptima contra heladas si las pones en macetas y en torno a las plantas de jardín sensibles. Puedes proteger las plantas con una gruesa capa de hojas y, además, si hace falta, cubrirlas con un saco de yute. No las aprietes demasiado, de lo contrario existe el riesgo de que se forme moho.

4. Las hojas se pueden compostar

Si no tienes espacio para un montón de hojas en el jardín, puedes poner las hojas en el compost.

Sin embargo, dado que las hojas se pudren lentamente, debes mezclarlas con material de jardín rico en nitrógeno, como recortes de césped o restos de verduras. Esto te proporciona humus valioso para la próxima temporada de jardinería en primavera.

Si trituras las hojas con la cortadora de césped, se descompondrán más rápido. Las hojas de roble se pudren lentamente y deben usarse principalmente como abono de plantas ericáceas (por ejemplo, rododendros, azaleas y brezos) debido a su bajo pH.

5. Hojas en el contenedor biológico

Si ya has empleado las hojas para las propuestas que te hemos dado y te siguen sobrando puedes tirarlas a los contenedores marrones (restos biológicos) de tu ciudad.

Sin embargo, ten en cuenta que debes desechar las hojas de los árboles enfermos, cuyo destino es el contendor de rechazo para evitare que los patógenos se desarrollen en el compost. Quemar hojas (y otros desechos de jardín) es ilegal en la mayoría de los municipios.

Mantén el césped libre de hojas

A diferencia de los cultivos de hortalizas y plantas ornamentales, el césped debe estar lo más libre posible de hojas en otoño e invierno porque continúa creciendo en la estación fría y depende de la luz.

Las hojas caídas bloquean la llegada de la luz al césped, lo que provoca la aparición de manchas amarillas y podría pudrirs. Pero una hoja aquí y otra allá no son un problema, por lo que no hace falta que las recojas a diario.

Mantén los caminos y entradas libres de hojas

Las hojas húmedas se vuelven rápidamente resbaladizas y, por lo tanto, implican un riesgo de caída, especialmente para las personas mayores. Por lo tanto, las hojas en caminos y entradas de vehículos deben recogerse rápidamente. Lo mejor es quitar las hojas con un rastrillo o con una pala y una escoba