Cuando llegan estas fechas, a menudo surge la duda: ¿puedo usar la crema que me sobró del año pasado? La mayoría de productos de belleza e higiene tienen un periodo de vida útil y luego comienzan a degradarse. La legislación española obliga a indicar en la etiqueta de la fecha de caducidad cuando el producto tiene una duración inferior a 30 meses.

Si la duración es mayor, no es obligatorio, pero obviamente el producto puede acabar estropeándose. Algunos signos pueden ayudarte a identificar que la crema solar está caducada.

Síntomas de que la crema solar ha caducado

La normativa obliga a informar del tiempo de consumo de ese producto desde que ha sido abierto (es el PAO, Period After Opening). Pero, ¿quién se acuerdo de cuándo abrió un producto? No es mala idea anotarlo en la tapa. En la mayoría de productos, este periodo es de seis meses. Además de hacer caso a las indicaciones del fabricante, podemos observar por nosotros mismos el estado en que se encuentra el producto.

Desde el momento en que se abre la tapa, el proceso de degradación se acelera, sobre todo si el contenido entra en contacto con los dedos, con cepillos, pinceles o varitas para aplicar el rímel, porque resultan inevitablemente contaminados con bacterias y hongos.

En los productos cosméticos pueden desarrollarse, como si fueran un caldo de cultivo, microorganismos potencialmente dañinos como los estafilococos y las pseudomonas, que pueden causar erupciones cutáneas y abscesos.

Como normal general, no es buena idea seguir utilizando la crema solar del año anterior. Además, hay que desechar el producto si:

  • Si el color ha cambiado. Hay que tener en cuenta si se trata de una crema solar natural: en estas pueden ocurrir cambios que no impliquen que se ha estropeado. Por ejemplo, las fórmulas con vitamina C pueden oscurecerse. Como en el caso de las cremas convencionales, deséchalas cuando hayan pasado más de 6 meses desde que empezaste a usarla.
  • Si no huele bien. La exposición a la luz solar y a temperaturas cálidas favorecen el crecimiento de bacterias, lo que da lugar a malos olores. Esto sucede mucho con los protectores solares y las cremas con ingredientes grasos, que pueden desarrollar un olor agrio o rancio.
  • Si la textura de la crema se ha alterado. Estos cambios en la textura (puede aparecer líquido en la superficie o grumo) suelen ser provocados por la separación de los aceites y el agua, y es una mala señal.
  • Si el aceite se ha enranciado. El enranciamiento de un aceite implica la generación de peróxidos, compuestos oxidantes que no conviene ponerse en la piel. Una norma que podemos seguir es no ponerse un aceite o un producto oleoso tres meses después de la apertura.

Cómo conservar la crema solar

Para evitar que se estropeen:

  • Guarda los productos de maquillaje y cuidado de la piel en un lugar seco, lejos de la luz solar y la humedad. Por lo tanto, el cuarto de baño no es el lugar más adecuado.
  • No conserves productos que no te gustan o has decidido no utilizar. Ordenar tus cosméticos te ayudará a mantenerlo limpios y a decidir que es lo que realmente necesitas.

Consejos para evitar riesgos cutáneos

Lo bueno las cremas solares naturales es que están libres de otros ingredientes derivados del petróleo que no res­petan la fisiología de la piel. Así, si las elegimos evitaremos riesgos cutáneos.

Por ejemplo, uno que se encuentra frecuentemente es la vitamina A, con el nombre de retinyl palmitate, retinyl acetate, retinyl linoleate o retinol. Al ser una vitamina parece que nos deberíamos quedar tranquilos pero, aplicada en la piel y bajo la acción del sol, existen estudios que la relacionan con mayor riesgo de lesión cutánea.

Ten en cuenta que las cremas solares convencionales pueden contener, además de los filtros químicos, otros ingredientes alergénicos, irritantes o disruptores endocrinos que se usan como conservantes, perfumes o rellenos.

Ten en cuenta que, aunque elijamos una buena crema natural, conviene que no la utilicemos antes del ba­ño. Tanto los filtros químicos como los minerales se convierten en un grave problema para los ecosiste­mas marinos. Por eso, si vamos a la playa, primero nos bañaremos y luego nos pondremos la crema.