Estas son las claves para que desaparezcan los síntomas que nos ha dejado el estrés y para que podamos generar nuevas respuestas físicas. Puedes realizar esta secuencia antiestrés siempre que quieras.
Y recuerda, cuando sientas que la ansiedad te supera, respira. Mejor aún: siente tu respiración.
Con una pelota puedes reducir el estrés y la ansiedad
El estrés puntual es un factor de supervivencia en situaciones de alarma o peligro. Nos ayuda a mantenernos en acción y a salir de nuestra zona de confort, a relacionarnos con el entorno y con el resto de personas.
Otra cosa es el estrés mantenido en el tiempo: en esos casos, la sobreestimulación y la imposibilidad de desactivar las respuestas automáticas causan unos síntomas que nos merman física y mentalmente, como contracturas musculares, falta de concentración, sensación de falta de aire, desasosiego…
Con el tiempo, además, podemos acostumbrarmos a vivir con el cuerpo parcialmente incapacitado y con nuestro potencial limitado sin ser conscientes de ello. Nuestras respuestas al estrés diario comienzan a ser desproporcionadas cuando hay una acumulación de tensión en nuestros músculos y en todo nuestro organismo.
Necesitamos liberarnos de esta tensión física, y el primer paso es reconocerla. Podemos hacerlo dirigiendo la atención al interior del cuerpo, explorando la relación con el entorno y las respuestas ante los estímulos externos, tomando consciencia de las sensaciones que se despiertan en nosotros.