Hablar de polen equivale para muchos a hablar de la primavera y las engorrosas alergias, pero el polen es mucho más que eso. De hecho, sin la polinización no existiría el ciclo de la vida de la gran mayoría de plantas, y un mundo sin plantas equivaldría a un mundo muerto.

El polen es el gameto masculino de las flores que fecunda sus ovarios. Su función es generar nuevos frutos y semillas, en un proceso vital del que nos beneficiamos todos los demás seres.

El polen es recogido por las abejas que se impregnan de él al visitar las flores; luego ellas mismas se lo peinan con sus patas y auxiliándose de sus mandíbulas le dan el aspecto de pelotitas que acomodan en sus patas traseras para transportarlo al panal, donde lo utilizan como un alimento proteico, principalmente en la dieta de sus crías.

Como la abeja transporta entre 15 y 16 mg por viaje, para llevar hasta un kilo de polen al panal en un solo día se requiere el trabajo de unas 3.000 abejas obreras realizando veinte trayectos cada una de ellas.

¿Qué es el polen?

El término polen procede del vocablo griego palynos, "polvo", y del latino pallen, "polvo fino" o "polvo de harina". Cada grano de polen está constituido por miles de corpúsculos microscópicos que contienen aminoácidos, lípidos, azúcares, vitaminas y minerales.

El polen constituye uno de los complementos nutritivos más valiosos que brinda la madre naturaleza, lo que evidencia una vez más la sabiduría innata de las abejas por haberlo elegido.

Propiedades del polen

La composición del polen es compleja, dada su gran riqueza y varía según su origen. Contiene un 20% de proteínas, un 35% de hidratos de carbono y apenas un 5% de grasas, con unas 250 calorías por cada 100 gramos.

Es particularmente rico en vitaminas del grupo B y vitamina C (12 mg/100 g), destacando además la presencia de minerales como el magnesio, el potasio, el calcio, el hierro y el silicio, así como de bioflavonoides (quercitina y rutina) y enzimas digestivas (amilasa y fosfatasa).

Como se toma en dosis muy pequeñas, su contenido calórico y en azúcares no resulta nunca excesivo.

¿Para qué sirven los complementos nutricionales de polen?

Dada su muy compleja composición nutricional, se explica que sus indicaciones terapéuticas sean ciertamente numerosas, empezando por su capacidad para tonificar y estimular las funciones orgánicas, por su poder revitalizador y por su importancia como complemento dietético y nutricional en situaciones de déficits vitamínicos y minerales.

El polen puede ser por tanto recomendado a un amplio sector de la población, como lo son todas aquellas personas que en algún momento puedan verse representadas en alguna de estas características:

  • Niños y adolescentes, para apoyar su crecimiento de una forma saludable.
  • Para estudiantes e investigadores, para potenciar el rendimiento intelectual, la capacidad de concentración y la memoria.
  • Para deportistas, excursionistas o trabajadores que utilizan la fuerza física, como medio para potenciar su rendimiento físico y su resistencia.
  • En el embarazo y la lactancia por su gran poder remineralizante.
  • Como un apoyo para las personas diabéticas, por cuanto contribuye a regular los niveles de glucosa en la sangre.

Los suplementos de polen están indicados en multitud de situaciones:

  • Para aumentar la vitalidad general.
  • En caso de ciertas insuficiencias vitamínicas y minerales.
  • Ayuda a aumentar las defensas autoinmunes y a prevenir las infecciones.
  • En caso de fatiga, debilidad o tras haber superado una enfermedad.
  • A personas inapetentes, tanto niños como adultos y ancianos, para devolverles el apetito y el gusto por la comida.
  • En caso de anemias y para mujeres jóvenes afectadas de menstruaciones abundantes, por cuanto aumenta la tasa de hemoglobina en la sangre.
  • En caso de digestiones pesadas y lentas, como un regulador intestinal, que favorece una buena absorción de los alimentos que ingerimos.
  • En caso de padecer alteraciones intestinales frecuentes, como diarreas o estreñimiento y para evitar las infecciones gastrointestinales.
  • Como remedio para prevenir o cuanto menos ralentizar la caída del cabello.
  • Para combatir los trastornos dermatológicos, como granos, acné, eccemas, forúnculos y herpes, el polen puede acelerar la regeneración de los tejidos dañados y la cicatrización.
  • Para ayudar a aliviar los problemas de insuficiencia venosa o fragilidad capilar, como varices, flebitis o hemorroides.
  • Para calmar los dolores reumáticos y la tensión muscular, por sus efectos antiinflamatorio y miorrelajante.
  • Puede contribuir a superar la apatía sexual por su poder estimulante o ligeramente euforizante.
  • Se le atribuye una función neuropsíquica, útil para mediar en periodos de intranquilidad e insomnio.
  • A nivel preventivo se recomienda para tratar la hiperplasia benigna de próstata en las primeras fases de su desarrollo, para evitar que muchos varones necesiten llegar a la cirugía.
  • Para aliviar la fatiga ocular, un problema que cada vez afecta más a aquellos que suelen trabajar pegados a la pantalla del ordenador, y para favorecer la visión crepuscular.

¿Puedo tomar polen si tengo alergia estacional?

El polen que causa malestar a las personas alérgicas no es aquel que ha sido recolectado por los insectos, como las abejas, sino el que se dispersa a través del viento -anemófilo-y que por tanto puede ser inhalado fácilmente por una persona. Es una alergia que afecta al aparato respiratorio, al entrar como un polvillo rico en agentes activos que el organismo detecta como una sustancia extraña.

No se han descrito efectos secundarios en la toma de polen como complemento nutricional.

Sin embargo, aquellas personas que son alérgicas a esta sustancia que invade el aire en primavera deberían tomarlo con prudencia y contando con el visto bueno de su médico de cabecera, sea o no naturista, o el especialista en alergias.

Las alergias al ingerirlo por vía bucal son mucho más raras y se reducen a la posibilidad de padecer enrojecimiento de la piel y escozor en la lengua.

Lo ideal sería probar con una dosis inicial muy baja antes de empezar el tratamiento definitivo.

¿Qué cantidad de polen se debe consumir al día?

Se puede encontrar seco o, mejor aún, fresco, aunque entonces en tiendas muy especializadas, porque resulta más difícil de conservar.

Se presenta en forma de granulado natural, en tarros y sacos de entre 200 g y 1 kg, o bien en comprimidos o en cápsulas de gelatina.

Las dosis recomendadas son de unas 2-3 cucharadas diarias del granulado, macerado en miel o mezclado con zumo de frutas, yogur, kéfir o mueslis, pero también es posible tomarlas solas. En etapas de mayor desgaste físico o intelectual pueden aumentarse las dosis, pasando a 3-4 cucharadas diarias.

Si se trata de cápsulas, 1 ó 2 al día, coincidiendo con las comidas o aún mejor, en ayunas.

Se recomiendan tratamientos de 15 días, con descansos de 10, en periodos de 3 meses.

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