¿Podemos saber si nuestra relación con otra persona es sana y tiene futuro? Es imposible garantizar que una relación va por el buen camino. Sin embargo, si se cumplen estos 40 supuestos, podemos estar relativamente tranquilos. Indican que todo fluye bien. 

40 señales de que tu relación es sana y prosperará

Identifica si se cumplen estas afirmaciones en tu relación (o la mayoría). Si no es así, plantéate cosas.

  • Te sientes libre para estar con tu pareja, o para irte. Cuando no vives coaccionada por el clásico chantaje de: “Sin ti no soy nada”, “Si me dejas mi vida ya no tendrá sentido”. Sientes que si quieres separarte no habrá problemas: tu pareja lo aceptará aunque le duela.
  • Tu pareja se siente libre a tu lado, y se siente libre también para volar de tu lado y seguir su camino cuando quiera. Sabe que lo aceptarás aunque te duela.
  • Te sientes correspondida. Aunque hay etapas en todas las parejas en las que disminuyen o se intensifican las pasiones, en general sientes que hay reciprocidad, que tenéis las mismas ganas, que estáis al mismo nivel en el plano sentimental.
  • Hay comunicación y empatía en la cama y puedes dar rienda suelta al deseo. Sientes que el sexo es una forma de expresar amor, de divertirse, de gozar de la vida.
  • Te sientes bien tratada incluso cuando hay peleas y conflictos. También en períodos de crisis.

Cuando tu pareja se siente bien tratada.

  • Confiáis mutuamente en la honestidad de la otra persona, y en vuestra propia honestidad.
  • Tenéis el mismo nivel de compromiso con la relación.
  • Os cuidáis mutuamente y hay equilibrio en los cuidados.
  • Os repartís las tareas domésticas equitativamente y las asumís como responsabilidad propia y compartida.
  • Podéis sentaros a hablar con tranquilidad de cómo os sentís cuando pasa la tormenta.
  • Os gusta compartir tiempos y espacios juntos y también os gusta compartir amigos y pasiones.
  • Ambos tenéis tiempo y espacio propios para estar en soledad o para disfrutar de vuestros propios amigos y amigas, compañeras y familia.
  • Los celos no son el centro de vuestra relación ni os hacen sufrir constantemente. Podéis hablarlo sin haceros daño.
  • Os sentís libres para amar, sin miedos ni necesidad de reprimirse los sentimientos. Os sentís libres para expresar vuestro deseo y vuestros afectos a vuestra pareja. Os sentís libres para opinar sobre temas políticos y sociales, aunque no coincidáis con vuestra pareja.
  • Tenéis un equilibrio en las finanzas, tenéis una economía de equipo o economía solidaria, e incluís además del dinero, el tiempo que dedicáis ambos a la casa, los cuidados y la crianza, si hay hijos e hijas.

 

Tenéis complicidad y habláis el mismo idioma.

  • Estáis del lado del otro, no os sentís en el bando contrario.
  • Ambos hacéis autocrítica y os lo trabajáis para ser mejores personas, para cuidaros y quereros bien.
  • Ambos os trabajáis los patriarcados que os habitan y que atraviesan la relación de pareja.
  • Con el trabajo que hacéis intentáis construir una estructura horizontal sin jerarquías, ni esquemas de dominación y sumisión, sin abusos ni explotación.
  • Comparas cómo te gustaría que fuese tu relación con cómo es en la realidad y no son versiones demasiado distintas. No estás decepcionada y el otro tampoco, os aceptáis y os queréis tal y como sois.
  • Ambos sentís que podéis ser vosotros mismos, que podéis expresaros con libertad, que no se os pide que cambiéis vuestra forma de ser.
  • Ambos sentís que no estáis renunciando o sacrificando nada importante en vuestras vidas (o sentís que esas renuncias merecen la pena). Si uno de los dos sacrifica demasiado, entonces es difícil que funcione la pareja.

Cuando el rencor no se acumula

  • No vivís en estado de guerra permanente, cuidáis la relación con mimo.
  • Amáis como personas adultas y no esperáis que el otro asuma la responsabilidad que cada uno tiene con su autocuidado y la búsqueda de felicidad.
  • No le pedís al amor los milagros que no puede hacer. Amáis con los pies en la tierra, entendéis que no es la salvación ni la solución a todos los problemas y no le pedís imposibles al amor.
  • Vuestros niveles de autoestima se mantienen altos, encontráis el equilibrio entre el amor a la pareja y el amor a por vosotros mismos. Logras cuidarte y cuidar a la otra persona, tu relación contigo misma es buena y trabajas para estar bien y para ser felices.
  • Ninguno de los dos siente que siempre tiene que ceder en todo: habláis, negociáis, pactáis, respetáis los pactos y sentís que hay un equilibrio a la hora de ceder o a la hora de imponer vuestros criterios o necesidades.
  • Ambos os sentís generosos para dar y recibir, tenéis las mismas ganas de compartir y sois solidarios el uno con el otro.

Cuando los malos ratos no son más numerosos que los buenos ratos

  • No hay sufrimiento constante,  no os sumís en guerras de reproches,
  • Sentís empatía mutua y ganas de apoyar a la pareja en sus proyectos, en sus sueños, en sus procesos personales.
  • Sabes identificar, expresar y a gestionar tus emociones para que no hagan daño a la otra persona.
  • No estáis condicionados por la necesidad y la dependencia. Ambos sabéis que podríais estar sin pareja y sentís que tenéis pareja es porque queréis.
  • Os sentís libres de la presión social y familiar que os dice cómo deberíais relacionaros, qué pasos deberíais estar dando o qué metas tendríais que asumir como propias.
  • Sentís que vuestra relación es libre del qué dirán y no os sometéis a las normas del matrimonio tradicional.
  • Tu red de afectos es amplia, y la de tu pareja, y la red que compartís ambos. Sientes que puedes dedicar tiempo a tu gente querida y tu pareja siente lo mismo.
  • Ambos podéis crecer y evolucionar, como personas y como pareja, en igualdad de condiciones.